Voy construyendo mi propio episodio.
Ya me he acostumbrado a los golpes, fracasos, momentos injustos, falsas esperanzas, y desilusiones. Todo en este mundo es rotativo, la alegría te la roban ciertas personas, y justo cuando más sonríes, es cuando tu mundo se viene abajo, la envidia de la gente es algo muy incómodo, y el engaño, algo mucho más grave.
Llevo todos los sentimientos en una bola de fuego que a su vez la llama se sigue esparciendo, echándole agua para apagarlo la llama sigue creciendo fuertemente, la brasa arde, y el sudor corre por mi frente.
Descalzo exponiéndome al fuego mis pies se comienzan a quemar, y las ganas de continuar junto con ellos, he considerado no seguir caminando, mis pies se seguirían maltratando, tampoco me puedo quedar en un solo lugar, inmóvil, sin nada que hacer, porque sé, que tarde o temprano, esto llegará hasta mí.
Con la casa derrumbándose encima voy avanzando lentamente por los pasillos hacía la puerta, en agonía vi hermosos recuerdos a través de un vidrio en los retratos, sonrisas muy hermosas, momentos inolvidables, momentos que quisiera que volvieran. Las pinturas en la pared reflejaban un hermoso paisaje, pero cómo todo lo bueno, llega a su final.
Al ver la puerta de la salida quise correr, pero no podía, algo me lo impedía.
Dándome media vuelta noto cómo se incendia todo a su paso, cortinas, lámparas y sofás, todo iba quedando acabado, se desmoronaba todo a su vez, dejando todo atrás salgo por la puerta, acabando mi mundo de fantasías y volviendo a la realidad.
Por unos segundos me imaginé en el peor de los escenarios, pero al abrir los ojos noté que era mi mundo real, solo miré que aquella fantasía, se convertiría en una gran tragedia.
