Los toldos los estaban cobrando 20$, por suerte donde llegamos conseguimos no los dejaran en 15 y lo pagamos entre 5 personas, por lo que a mi me tocó pagar por 2.

Nos sentamos y al fin los niños corrieron directo al mar.

Nosotras esperamos un poco y nos fuimos a bañar también. Pero antes yo tenia hambre ya que no desayuné antes de salir, y me comí mi arepita.

Le dije a Miranda se saliera un poco del agua y se protegiera un rato del sol, que se bañara más tarde, pero no quería, le di de comer y la convencí un rato.

Luego salimos a caminar y fuimos al faro, se bañaron un rato por esta zona y regresamos al toldo.

Había mucha mucha gente, me encontré con personas de otro país y estado conociendo las bondades de mi estado.

Nos bañamos antes de salir y comenzamos a arreglarnos para regresar, debíamos montarnos secos era una de las normas.

Limpiamos cotizas, tendimos las toallas alrededor de los toldos, dispusimos la basura en una bolsa negra y ordenamos nuestros bolsos.

Con nosotros también estaba un perrito, llamado Apolo, un bulldog. Mientras esperábamos llegaran todos, Apolo nos mareo y se movió y empezamos a buscarlo, casi se va en otro bus, porque justo su dueño lo encontró cuando ya lo estaban montando.

Un alivio que se encontró sano y salvo. Es muy dócil, por eso fue fácil que lo agarraran.

Miranda decía que no tenia sueño y no se dormiría durante el viaje, incluso hicimos una apuesta, jaja. Tomé esta fotografía como evidencia de que la perdió.

Llegamos a casa, ordené y nos bañamos. Le unté crema fría a mi chiquita y la dejé dormir conmigo. Luz hizo la cena, unos sándwich que compré con diablito.

Así terminó este día maravilloso.