Comencé el día con un fresco desayuno gracias a las frutas que mi suegra nos trajo el fin de semana. Me preparé una ensalada de cambur, melón y arándanos, junto con yogurt y afrecho. Pensé que no me llenaría, pero la verdad es que quedé satisfecha y aunque no me gusta desayunar cosas dulces, debo admitir que estaba delicioso, y estoy considerando incorporar este tipo de desayunos a mi rutina.

Llegué a la oficina y empecé de inmediato con mis deberes. Pronto saldré de vacaciones, lo cual me llena de alegría, pero antes debo dejar todo en orden. Como es el cierre de mes, la intensidad en la empresa aumenta, ya que todos tratan de cerrar sus ventas. Mi trabajo consiste en validar y aprobar las ventas, así que he estado bastante saturada y acelerada.

En el descanso almorcé rápidamente unos wraps que preparé con tomate, espinaca, pollo y aderezo. Temprano había recibido un correo informándome que ya podía recoger una de las compras que hice en Black Friday y decidí cambiar un bolígrafo que había adquirido por error, ya que la tienda quedaba en el mismo centro comercial, también compré algunos post-it, porque no puedo resistirme cuando se trata de artículos de papelería.

Devuelta al trabajo, continué realizando mis deberes hasta la hora de salida. Regresé a casa bajo una lluvia intensa y el frío en mi contra, pero llegué a salvo. Me puse ropa abrigada, serví la cena para mí y para mis perros, terminé un dialogo que debía memorizar para mi próxima clase de inglés y luego practiqué un ejercicio de relajación para quedarme dormida.