Concurso Cotina: A través de la ventana del autobús

Gracias @cotina por esta oportunidad que me ha llevado a viajar desde mi asiento recordando la aventura recorrida junto a esas sensaciones invencibles.

Durante años tuve el privilegio de viajar por varias partes de mi país, Venezuela; fue hace mucho tiempo atrás cuando podía recorrer largas distancias; fui a Mérida, San Cristóbal, Táchira, Trujillo, o sea, la parte andina; Ciudad Bolívar y adentrarme a la Gran Sabana hasta llegar a Brasil; también parte del Amazonas, y otras ciudades a nivel nacional como regional.

No me sobran ganas de irme de nuevo a cualquier lugar como a Mérida, pero todo ha cambiado actualmente.

^{Foto de mi autoría, en el terminal con ganas de irme en ese expreso a Mérida}

Para las distancias más largas, los buses salían de noche, era casi una ley para rodar toda la noche deteniéndose en varias paradas antes de su destino final.

A veces interactuaba con alguien al lado del asiento, pero la mayoría prefería dormir, así que solo me quedaba tratando de escribir una especie de mapa narrativo desde la hora en que salíamos hasta la primera parada, entonces, tomaba nota, describía el lugar y la hora. Así fue que hice un itinerario que pude compartir con varios amigos, además, para ese entonces estudiaba la carrera de Turismo donde años más tarde me pude graduar en mención Servicios turísticos. Eso me sirvió para confirmar lo servicios en la vía, sus características, incluso, los del bus.

A mí particularmente me gusta viajar de día, lo hice en varias oportunidades hacia los llanos de Venezuela: San Fernando de Apure, Valle de la Pascua (Guárico), entre otros. Tomaba un bus menos lujoso, esos sin cortina en las ventanas así podía ver por dónde iba; me fascinaba contemplar sus llanuras, los caseríos, el contraste de las siembras, era como si estuviera viendo una película con gente a caballo, con sus sombreros arreando ganado. Me producía una sensación tan arraigada a mi tierra como llena de orgullo.

Ahora, cuando voy por la autopista hay grandes extensiones o hectáreas que me recuerdan algunos paisajes, tan variados en sus ecosistemas.

^{Foto de mi autoría, vía en la autopista}

Uno de los mejores viajes de mi vida fue a la Gran Sabana por allá hace casi 30 años, sin embargo, lo llevaré siempre presente entre mis tesoros emocionales. Estar frente a los saltos como el kamá Merú es indescriptible por su fuerza mineral, te sientes el ser más insignificante frente a tan majestuosa naturaleza. Cuentan que puede invadirte el espíritu de Canaima, que según el pueblo Pemón, una comunidad indígena, éste puede sacarte lo mejor o lo peor de ti, así que la advertencia principal es que no te acerques mucho al filo del salto porque puedes lanzarte.

Por ahora, en estos momentos históricos, es difícil hacer ese tipo de viajes, solo recorro distancias cortas por asuntos de trabajo; voy a menudo a la Capital, Caracas, lo hago de día, y aunque quiera hacer un viaje más lejos lo económico es un impedimento; solo unos escasos o muy poquitos buses salen de noche cuando se trata de unas 12 o más horas de camino.

En mi recorrido corto a la capital, escucho música en mis audífonos, puede ser música pop, trova, o de los años 80, esa me encanta.

También, solo contemplo, por ejemplo la lluvia que poetiza el paisaje, o si voy para algo que amerite un aporte intelectual repaso algunos apuntes y escribo otros que imagino antes de mi llegada. Suelo llevar un libro de poesía o ensayo, y lo abro a veces al azar. Raras veces interactúo con el pasajer@ de al lado, prefiero dejar que mis recuerdos me invadan, sobre todo aquellos que me intensifican y me energizan para alimentar mis anhelos.

^{Foto de mi autoría, contemplando la lluvia que todo lo poetiza}

Gracias, y feliz viaje.

Quiero invitar a este maravilloso concurso a: @alexaRelatos, @francysgriman y @beidymag.