Lo que puedo decir de mí

Por ahí dicen que debo contarles quien soy. Eso si está bastante difícil porque ni yo misma lo sé muy bien. Lo que sí puedo decir es que princesa no soy, ni mucho menos mi sangre es del todo azul, también, tiene un poco de amarillo y rojo; y de seguro que, desde hace 20 años, más o menos 8 estrellas andan recorriendo todas mis venas.

Soy como un saltamontes, yendo de aquí a allá y de allá a cualquier otro lugar; siempre buscando verlo todo, conocerlo todo, siempre buscando llenarme de nuevas y buenas energías. A veces, sin querer, un pedacito de mi corazón queda anclado a alguno de estos lugares, haciéndome volver una y otra vez. Nunca estoy quieta, mi corazón reclama sus pedacitos faltantes.

Vivo en un bosque lleno de sueños, donde las raíces de los árboles están arraigadas a mis fuerzas y ganas de avanzar. Mi tarea es cuidarlos, hacerlos crecer, hacerlos florecer, hacerlos realidad. Quizás, con el tiempo, termine haciéndome una casita en alguno de estos árboles. ¿Quién sabe?, de mi futuro solo puedo decir es que en algún momento será pasado.

Nací con el don de crear los cuentos más tristes (bueno, no tanto), cuentos que a veces regalo, cuentos que a veces pinto o canto, algunas veces los guardo para mí, dentro de mí, y otras veces en un cajón. Hace poco me encamine por un sendero que según dicen ayudará a que mis cuentos entren en evolución y no estén solo apilados y encajonados.

Tengo el deseo, ahora que los encuentro, de compartir esto que digo y enseñarles algunas otras cosas más. Pedirles, también quiero, que puedan apreciarlo con el mismo entusiasmo con que se los muestro; eso, sin dudas me haría muy feliz.