Al momento de escribir esto son las 03:38 a.m. del día 10 de febrero del año 2019

Siempre he sido un tipo descuidado, hay quienes dicen que desperdicio mi talento por culpa de mis descuidos, tal vez esas personas tengan razón, el problema es que esto casi me cuesta la vida en un par de ocasiones, suelo estar muy consciente de las consecuencias de mis actos, pero como dicta la ley de Murphy "si algo puede salir mal, saldrá mal", La tarde se convirtió en noche, la niebla no me dejaba ver mas allá de 1 o 2 metros, el estruendo me aturdió, recuerdo estar cayendo, y de pronto....oscuridad.

El día 27 de octubre me encontraba en la ciudad de Mérida, Venezuela, recuerdo haber salido a entrenar ese día, llegar cansado a mi residencia como siempre, mi teléfono sonó, siempre he dicho que no hay buenos momentos para recibir malas noticias, y ese...ese no era un buen momento. Me costó conciliar el sueño, daba vueltas en la cama, decepcionado, cansado...no fue mi día, realmente no fue mi año. Cuando finalmente logré dormir no paré de tener pesadillas, en mi sueño podía verme a mi mismo dormir (tal vez sea por miedo, pero no me he atrevido a investigar el por qué de esto, si alguien que esté leyendo esto puede ayudarme realmente lo agradecería), aunque fuera de eso no recuerdo mas.

A la mañana del día 28 de octubre desperté para ir a clases temprano, aunque no tenía ánimos, esa era mi obligación. De camino a la universidad me encontré con un viejo amigo, estuvimos conversando unos minutos, ese día ambos regresábamos al pueblo así que decidimos irnos juntos, yo iba algo tarde así que aceleré el paso y llegué a la universidad, mi cabeza era un caos, no podía dejar de pensar en esa mala noticia de la noche anterior, ni siquiera recuerdo en que clase estaba solo se que me puse a dibujar en mi cuaderno y decidí ignorar al resto del mundo por un rato. Me despedí de mis compañeros a la 1 p.m. aproximadamente y emprendí mi viaje de regreso a casa, un viaje de unas 5 horas, envié un maldito mensaje antes de que el transporte arrancara, un mensaje que aún hoy recuerdo con rencor...

El tráfico era terrible, aproximadamente a las 5:30 de la tarde no estábamos ni cerca de llegar a la mitad del camino, yo estaba ansioso por llegar, no podía esperar, no quería esperar, por casualidad mi amigo reconoció el vehículo de un vecino suyo, y bajamos del transporte aliviados sabiendo que llegaríamos un poco mas rápido a casa...Craso error. A partir de este punto recuerdo perfectamente la hora de lo ocurrido. A las 7:05 de la tarde el vehículo se accidentó a la mitad del Páramo Andino, la niebla era espesa, no podía ver ni 5 metros de carretera, el frío era insoportable, parecía una muy mala situación sin embargo yo no estaba preocupado, solo quería llegar a casa, era lo único en lo que pensaba...

El vehículo encendió a las 7:21, en ese momento subí una foto a mi estado de whatsapp donde se veía la carretera perdiéndose entre la niebla, y desde ese momento comenzó la paranoia, esa sensación de que algo malo estaba pasando, no era algo que pudiera ignorar, mi amigo se dio cuenta y no dudó en preguntarme... ¿Estas bien, Joel? La tarde se convirtió en noche, la niebla no me dejaba ver mas allá de 1 o 2 metros, el estruendo me aturdió, recuerdo estar cayendo, y de pronto....oscuridad. Me vi volando por los aires, podía ver mis pies y mis manos apuntando al cielo, escuché a un niño gritar mi nombre, todo era tan relativo, pude ver a mi madre en la cocina de mi casa, pude ver a mi padre fumando un cigarrillo en el patio, tan cerca, tan lejos, tan fugaz...solo fue un instante, tan corto que no me dio tiempo a reaccionar, aunque a la vez, parecía una vida entera, es cierto eso de que la vida pasa frente a nuestros ojos en una situación de vida o muerte, caí antes que el vehículo (este era un vehículo de carga y nosotros íbamos en la parte de atrás, yo específicamente del lado del desfiladero) cuando abrí mis ojos vi como el frío metal pasaba tan cerca de mi, volando imponente a un par de metros del suelo, indomable, tan violento, el vehículo pasaba muy cerca de mi cabeza mientras yo solo miraba sin poder moverme, lo vi caer a unos 3 metros de mi y luego seguir rodando por el desfiladero, deteniéndose unos 50 metros mas adelante, no podía reaccionar, la muerte se acercó tanto que pudo darme un beso frío en la mejilla, la noche se volvió absoluta y la niebla comenzaba a disiparse, todo era tan lento, sentía tanta paz... irónico ¿No? después del estruendo de la caída el silencio absoluto, tal y como la vida, tal y como la muerte...Bajé corriendo el desfiladero tratando de buscar a mi amigo, y ahí estaba, atrapado entre el metal y las piedras, aunque vivo por suerte, logró salir de ahí con un poco de dificultad, y de pronto se escuchó en las cercanías un ahogado grito de auxilio...el conductor estaba tirado en el suelo bastante herido, aunque no tanto como su padre el cual yacía desmayado con una gran herida en la cabeza aún dentro del auto. Subí corriendo el desfiladero a buscar ayuda, la gente comenzó a aparecer desde las casas de alrededor, corrían en dirección al accidente, pasaban a mi lado corriendo sin siquiera mirarme a la cara, en ese momento pensé que estaba muerto, entré en pánico, intenté buscar mi bolso en medio de todo ese caos, y al encontrarlo recordé que eso no era lo único que traía. Vi dos cuadros que tenía destrozados en el suelo, machacados por la furia del acero, y junto a ellos parte de mi...supongo que si morí un poco aquella noche...

Esta foto la tomé cerca del sitio del accidente, una muestra del inclemente clima del Páramo Andino y de las sinuosas carreteras que lo atraviesan

---

Una hora mas tarde logré llegar al pueblo, las personas que me llevaron me dirigieron de inmediato al hospital (casi obligado) cosa que hoy les agradezco enormemente, algunos doctores eran buenos amigos míos, no recuerdo mucho de esto pero se que mi madre llegó corriendo unos minutos después, y junto a ella dos de mis tíos, uno de los cuales me regaló un abrigo que conservo hasta el día de hoy (y uso casi siempre).

Este relato es totalmente real, se trata de un momento bastante difícil de mi vida, estos hechos se desarrollaron en la Carretera Trasandina, mientras viajaba desde la ciudad de Mérida hasta el pueblo de Timotes.

"en mi sueño podía verme a mi mismo dormir"

(si alguien llega hasta este punto y conoce de este tema, por favor, no dude en contactarme, me ayudaría bastante)

Al momento de finalizar este relato son las 06:14 a.m. del día 10 de febrero del año 2019