Cuando pensamos en alucinógenos, pensamos en sustancias psicotrópicas. A nadie se le ocurre pensar que todos en casa tenemos una de estas sustancias, en el estante de las especias. Esta sustancia se encuentra en la nuez moscada, fruto, o mejor dicho, el endosperma de la semilla del árbol de la Mirística o de la nuez moscada (Myristica argentea). Esta sustancia es la miristicina(1-alil-3,4-metilenedioxi-5-metoxibenzeno), un derivado de la familia de las anfetaminas, con una estructura similar al MDMA (3,4-metilendioximetanfetamina), al MMDA (3-metoxi-4,5-metilendioxianfetamina), es un alcaloide tóxico presente en dicha nuez y que causa alucinaciones.

Las propiedades alucinógenas de la nuez moscada se conocen desde hace tiempo. Hay registros históricos que mencionan su uso como fármaco en tratamientos para problemas del sistema digestivo y los riñones, y otros registros en los siglos XVI y XVII comentan sus efectos narcóticos. La miristicina es el compuesto principal implicado, y el más abundante, que representa aproximadamente el 1,3 % del peso de la nuez. Se cree que este compuesto lo utiliza el árbol como insecticida y acaricida. 1 o 2 mg de nuez moscada por kilogramo de peso corporal puede inducir efectos en el sistema nervioso central. Dependiendo de personas, una cucharada es suficiente para tener unos efectos no deseados como náuseas, vómitos, rubor, frecuencia cardíaca elevada, euforia, alucinaciones, sequedad bucal, etc… Algunos de estos efectos desagradables pueden durar varios días, como por ejemplo problemas con la visión, el equilibrio y de concentración que duran más de una semana.

La miristicina se encuentra en menor proporción en otras especies, tales como Anethum graveolens (eneldo) y Petroselinum crispum (perejil).