La dama magenta (continuación)

Por @latino.romano

  Un ruido fuerte se escuchó al final de la calle. Ya estaba muy oscuro para poder ver de qué se trataba. El mesonero entró rápidamente al local y cerró las puertas, dejando a los hombres solos.

—¡Sube al auto! —dijo el del diario a su compañero.

Ambos corrieron hacia un vehículo negro estacionado al doblar la esquina. Para su sorpresa las puertas no se abrían.

—¡Quita el seguro, déjame entrar!

—¡No puedo, mi puerta tampoco abre!

La lluvia comenzó a caer, y las bombillas de algunas farolas se quemaron repentinamente dejando la calle a oscuras. Solo las tenues luces de algunas vitrinas daban algo de visibilidad en medio de las sombras.

Una figura femenina apareció caminando por en medio de la vía. Una mujer vestida con un largo traje de noche color magenta, portando un paraguas color negro. Apenas podía vérsele el rostro. Su piel era blanca, sus labios rojos como una cereza. Llevaba en sus manos un extraño objeto y se acercó a los dos hombres con decisión.

—Espero no haberlos hecho esperar tanto caballeros —dijo la dama con una voz grave pero muy femenina. Su tono causaba un efecto sobrecogedor, una mezcla de confianza y peligro.

Los hombres estaban confundidos, se suponía que nadie sabía de su tarea de vigilancia. Ellos esperaban atrapar a una mujer cuando esta buscara un paquete en una tienda cercana. Pero ahora la mujer se dirigía a ellos con las claras intenciones de entablar conversación.

—¿Qué quiere usted? —dijo con duda y voz áspera y temblorosa uno de los hombres.

—Llevarán este paquete a sus jefes. Dirán que yo misma se los entregué, y que si vuelven a enviarlos a buscarme, tendrán que conseguirse nuevos matones— la mujer colocó el extraño objeto sobre el techo del vehículo y agregó: —Cuando despierten, entenderán que les conviene seguir mis instrucciones al pie de la letra.

Los hombres se desplomaron en el sitio, como si los hubiese herido algún veneno de efecto inmediato. La mujer se dio vuelta, y se fue caminando en medio de la lluvia, desapareciendo en las sombras de la noche.