Francisco de Quevedo (1626) "Premática del desengaño contra los poetas güeros, chirles y hebenes"

in #literatura2 years ago (edited)

La siguiente premática —es decir, ley pragmática— es un extracto de la Vida del Buscón Don Pablos, novela satírica escrita por Francisco de Quevedo en las primeras décadas del siglo XVII. Según palabras del autor "esta premática es hecha por gracia, que no tiene fuerza ni apremia". Don Pablos, el protagonista de la novela, luego de encontrarse con un poeta sin talento que no deja de recitar sus coplas, decide leerle la premática a modo de burla y sátira.

Premática del desengaño contra los poetas güeros, chirles y hebenes: (1)

"Atendiendo a que este género de sabandijas que llaman poetas son nuestros prójimos, y cristianos aunque malos; viendo que todo el año adoran cejas, dientes, listones y zapatilla[s], haciendo otros pecados más inormes, mandamos que la Semana Santa recojan a todos los poetas públicos y cantoneros, como a malas mujeres, y que los prediquen sacando Cristos para convertirlos. Y para esto señalamos casas de arrepentidos.

Item, advirtiendo los grandes buchornos que hay en las caniculares y nunca anochecidas coplas de los poetas de sol, como pasas a fuerza de los soles y estrellas que gastan en hacerlas, les ponemos perpetuo silencio en las cosas del cielo, señalando meses vedados a las musas, como a la caza y pesca, porque no se agoten con la prisa que las dan.

Item, habiendo considerado que esta seta infernal de hombres condenados a perpetuo concepto, despedazadores del vocablo y volteadores de razones, han pegado el dicho achaque de poesía a las mujeres, declaramos que nos tenemos por desquitados con este mal que las hemos hecho, del que nos hicieron en la manzana (de Adán). Y por cuanto el siglo está pobre y necesitado, mandamos quemar las coplas de los poetas, como franjas viejas, para sacar el oro, plata y perlas, pues en los más versos hacen sus damas de todos metales, como estatuas de Nabuco.

Item, advertimos que la mitad de lo que dicen lo deben a la pila del agua bendita, por mentirosos; y que solo dicen verdad, cuando dicen mal unos de otros.

Item, habiendo advertido que han remitido todos el juicio al valle de Josafá, mandamos que anden señalados en la república, y que a los furiosos los aten, concediéndoles los privilegios de los locos, para que en cualquier travesura, llamándose a poetas, como prueben que lo son, no sólo no los castiguen por lo que hicieron, sino les agradezcan el no haber hecho más.

Advirtiendo que después que dejaron de ser moros (aunque todavía conservan algunas reliquias) se han metido a pastores, por lo cual andan los ganados flacos de beber sus lágrimas, chamuscados con sus ánimas encendidas, y tan embebecidos en su música, que no pacen, mandamos que dejen el tal oficio, señalando ermitas a los amigos de soledad. Y a los demás, por ser oficio alegre y de pullas, que se acomoden en mozos de mulas.

(...) Item, por evitar los grandes hurtos mandábamos que no se pasasen coplas de Aragón a Castilla, ni de Italia a España, so pena de andar bien vestido el poeta que tal hiciese, y, si reincidiese, de andar limpio una hora.

(Mandaban también) tener entre los desesperados que se ahorcan y despeñan, y que, como a tales, no las enterrasen en sagrado, a las mujeres que se enamoran de poeta a secas.

Item que, advirtiendo a la gran cosecha de redondillas, canciones y sonetos que había habido en estos años fértiles, mandaban que los legajos que por sus deméritos escapaban de las especerías, fuesen a las necesarias sin apelación.

Pero advirtiendo, con ojos de piedad, a que hay tres géneros de gentes en la república tan sumamente miserables, que no pueden vivir sin los tales poetas como son farsantes, ciegos y sacristanes, mandamos que pueda haber algunos oficiales públicos desta arte, con tal que puedan tener carta de examen de los caciques de los poetas que fueren en aquellas partes; limitando a los poetas de farsantes que no acaben los entremeses con palos ni diablos, ni las comedias en casamientos, ni hagan las trazas con papeles o cintas. Y a los de ciegos, que no sucedan en Tetuán los casos, desterrándoles estos vocablos: cristián, amada, humanal y pundonores; y mandándoles que, para decir la presente obra, no digan zozobra. Y a los de sacristanes, que no hagan los villancicos con Gil ni Pascual, que no jueguen del vocablo, ni hagan los pensamientos de tornillo, que, mudándoles el nombre, se vuelvan a cada fiesta.

Y, finalmente, mandamos a todos los poetas en común que se descarten de Júpiter, Venus, Apolo y otros dioses, so pena de que los tendrán por abogados a la hora de su muerte". (2)

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(1): Los adjetivos güeros, chirles y hebenes hacían referencia a producciones de poca sustancia o baja calidad.

(2) El texto fue tomado de las ediciones de la Real Academia Española (a cargo de Fernando Cabo Aseguinolaza) y la de Editorial Grijalbo (a cargo de Rogelio Carvajal).

La imagen que acompaña esta publicación fue tomada del sitio Cervantes Virtual. Es un retrato de Francisco de Quevedo elaborado por Juan van der Hamen (en el pasado se atribuyó a Velázquez).

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