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Para aquellas personas que conocen un poco de mí mediante este blog, sabrán que uno de mis pasatiempos es leer sobre música como las nuevas formas de hacer música, nuevos equipos e instrumentos, programas, festivales y los efectos de la música en la mente humana. El día de ayer, mientras realizaba este pasatiempo, me topé con un artículo que llamó poderosamente mi atención. The Cost of Music es un estudio publicado el 8 de abril del presente año realizado por la Universidad de Glasgow y la Universidad de Oslo donde afirman que la música vía streaming esta contaminando el medio ambiente. Puedes leer el trabajo dándole click en el siguiente enlace: LINK. Pero para poder continuar, considero que debemos tener claro lo siguiente:

¿Qué es Streaming?

Es un poco complicado de responder a esta pregunta debido a la enorme información que se conoce sobre esto, sin embargo, en la palabras simples diría que Streaming es un término que hace referencia al hecho de escuchar música o ver videos sin necesidad de descargarlos completamente. Ejemplos: Spotify, Apple Music, Netflix, entre otros.

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En el pasado se generaba grandes cantidades de residuos de plástico específicamente durante la época dorada de los vinilos y en el auge de los CD's, sin embargo, durante la última década la conciencia ambiental fue en aumento, hasta el punto de aparecer grandes fundaciones ecologistas con una gran misión: mostrar a la gente que estamos matando al mundo. Ahora podemos decir que muchos países están creando leyes para el cuidado del medio ambiente y severas sanciones para aquellos que lo dañan.

Es normal pensar que con la reducción de producción de los formatos físicos de música como cassetes, CD's y vinilos estamos salvando al planeta y bueno sí, en parte es verdad, sin embargo, el sustituto de los formatos físicos, es decir la música vía streaming, terminó siendo más dañino que los formatos de antaño.

¿Por qué?

Es difícil creer que algo intangible como el servicio de streaming tiene un mayor impacto climático que los desechos plásticos. Lo que sucede es que no nos ponemos a pensar en la gran cantidad de energía que se necesita para que las aplicaciones como Spotify, Deezer, Apple Music, etc funcionen. El hecho de almacenar y procesar música en línea utiliza una enorme cantidad de recursos y energía y es precisamente esta energía lo que genera un alto impacto en el medio ambiente.

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¿Cómo?

Lo que hizo el Dr. Kyle Devine, dirigente de la investigación, fue transformar la producción de plástico que generaban los formatos de audio físicos como los cassets, vinilos y CD's en kilogramos de gases de efecto invernadero y se demostró que el streaming contamina más que los formatos antes mencionados. Según su estudio, solo Estados Unidos ha generado más de 350 millones de kilos de gases de efecto invernadero por escuchar música vía streaming durante el año 2016. Esto es alarmante porque el Streaming es un fenómeno mundial. Aún no se ha calculado la contaminación en el resto de los países.

Por otro lado, el estudio nos muestra que en la actualidad la gente paga menos por escuchar música. Es decir que ahora escuchar música es más barato.

Tabla usada en el estudio del Dr. Devine

En la tabla podemos ver que durante la era de oro del vinilo uno de estos podría costar, en dinero de hoy, $28.55 en promedio, mientras que los cassets el precio rondaba los $16.66 y para el caso de los CD's $21.59. Sin embargo, las descargas legales de discos digitales marcó el precio de $11.11, sin mencionar que ahora los servicios de streaming cobran alrededor de $9.99 mensual y dando la facilidad de escuchar una amplia biblioteca de discos en la plataforma.


Si bien es cierto que ahora pagamos la menor cantidad de dinero por música de la historia, el impacto ambiental de escuchar música nunca ha sido más alto. Es triste porque la humanidad había creído que por fin se había encontrado una forma de escuchar música sin dañar al planeta, sin embargo, al parecer, nada nos sale bien. Somos nuestro propio Homero Simpson dando soluciones a nuestros errores con errores aún mayores. El Dr. Brennan, profesional que también participó en el estudio, hace hincapié en que su trabajo no es para que la gente deje de escuchar música sino para que las empresas encuentren una alternativa donde el consumo masivo de música sea económicamente sostenible y al mismo tiempo que no sea dañino para el planeta.

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