Solitaria en mitad de una pradera, dándole la espalda al puerto de Somosierra y a ese Parque Natural que es la Sierra de Guadarrama, a la que en los tiempos medievales en que se levantó, se denominaba Sierra del Dragón, ésta vieja ermita románica nos recuerda, desafiando al tiempo y al olvido de los hombres, los viejos preceptos de la geometría sagrada: peso, medida, proporción, equilibrio y armonía.

Lonely in the middle of a meadow, turning its back on the port of Somosierra and that Natural Park that is the Sierra de Guadarrama, which in the medieval times it was raised, was called Sierra del Dragón, this old Romanesque hermitage reminds us, defying time and oblivion of men, the old precepts of sacred geometry: weight, measure, proportion, balance and harmony.

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