Mis 7 vidas

in #spanish6 years ago

La primera vez pasó súper rápido, recuerdo que estaba lloviznando. A pesar de no ir a tanta velocidad, perdimos el control. Por instantes todo en quedó en negro, hasta que escuché una voz preguntando si estaba bien. Abrí los ojos y estaba colgando del cinturón de seguridad. Me preocupé por mis amigos, voltee a ver como estaba ella, me di cuenta que la estaban sacando de la camioneta rápido porque decían que iba a explotar. El estaba bien, en shock, aún tratando de entender lo que había pasado. Asustado, a pesar de no ser su culpa, no sabía que le iba a decir a su mamá de lo que había pasado. Yo, como pude, me quité el cinturón de seguridad y me ayudaron a salir. Me sentía bien, estaba preocupada por ella porque tenía un golpe y sangre en la frente. Intentaba calmarla, estaba muy asustada.
Cuando llegamos a la clínica, la revisaron, estaba todo bien, lo de la frente fue solo un raspón que con el tiempo ni siquiera dejó cicatriz. Comencé a sentirme mal, a marearme. Decidí aceptar que me chequearan. Me ingresaron, me hicieron placas, y se dieron cuenta de que tenía una rectificación en la columna. Relajante muscular, collarín y 15 días de reposo. Nada realmente grave, menos mal, solo un susto bastante desagradable.

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La segunda vez fue peor. Ese día me levanté contenta, me bañé, tomé café, jugué con mi hermanito y hasta me dio un beso para tomarnos una foto. Salí como todos los días al trabajo en La Castellana. El día iba bastante tranquilo, estuve normal en el trabajo. Almorcé con un buen amigo que hice allí en tan poco tiempo. Casi se hacían las 7, mi hora de salida, llegó un cliente y me tocó salir un poco más tarde porque tenía que cerrar la caja como todos los días. Salí, subí con mi amigo al supermercado porque el necesitaba comprar unas cosas. Bajamos caminando como todas las noches hasta la estación del metro. Me bajé en Chacaito como todos los días, y caminé hacia la parada.En Venezuela todo es un problema, el transporte es uno de ellos. Las camionetas que debo utilizar para subir a mi casa, que me dejan a una cuadra, trabajan aproximadamente hasta las 7:30 de la noche, cuando mucho, hasta las 8 y eso es si realmente les provoca. No recuerdo muy bien que hora era, podría decir que eran más de las 7:30. Había gente en la parada comentando que tenían rato esperando sin éxito. Justo pasó una de las que va hacia Casalta, esa me sirve pero me deja un poco lejos del edificio, sin embargo, decidí tomarla para que no se me hiciera más tarde. Cuando agarramos la Av. Libertador, dos hombres sacaron unos pistolas y dijeron que nos matarían a todos. Yo estaba en la puerta de la camioneta porque me bajaba cerca. Mi reacción - aunque, sinceramente no recuerdo en que momento decidí hacerlo-, fue lanzarme de la camioneta. Desde allí no recuerdo nada, solo fragmentos del momento en el que desperté y vi a mi familia que iban conmigo en la ambulancia.

Recuerdo muy poco de la clínica, yo no sabía que me había pasado. Yo estaba despeinada, mi familia lloraba y estaban muy preocupados. Mi mamá me agarraba la mano, lloraba y daba gracias a Dios de que yo estaba viva. Una noche entera solo sabiedo que tenía una herida en la cabeza. Al día siguiente supe que era lo que tenía, casi una fractura de cráneo y muchísima suert de estar viva. Antes de ir a casa me dieron un calmante, me agarraron 15 puntos del lado izquierdo de la cabeza, y 21 días de reposo.

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La tercera y última vez, decidí ir a la playa con unos amigos, era 5 de Julio, feriado, ¿que mejor idea que ir a la playa? Me desperté temprano, arreglé mi bolso y esperé que llegaran a buscarme. Eran aproximadamente las 8:30 de la mañana. Bajamos a La Guaira, nos detuvimos a comprar lo que íbamos a tomar, y chucherías. No sabíamos a que playa ir. Sugerí Playa Escondida porque esa me gusta, no soy de meterme mucho así que es una buena opción; llegamos y estaba sola. Eramos solo 3, en un carro y para evitar cualquier cosa decidimos dirigirnos a otra que estuviera un poco más llena. Regresamos y nos instalamos en Playa San Luis, nunca había ido a esa. A penas llegué descarté la idea de siquiera meter los pies porque estaba llena de algas y en serio, me desagradan muchísimo.
Sirvieron la bebida, pidieron unos tostones porque no habíamos desayunado. Hablamos, medio discutimos por algunas cosas, nos reímos, tomamos fotos, incluso, nos entrevistaron en Globovisión, Bailamos un rato, y decidimos subir a Caracas a eso de las 5:30 de la tarde. En la vía decidieron ir a comer a Valencia, no me negué, me pareció un poco loco pero accedí. Llegamos a Valencia y el local que ellos conocían estaba cerrado. Decidimos preguntar y llegamos a lo que llaman "La calle del hambre". Nos comimos unas hamburguesas, tomamos jugo, y decidimos regresar a Caracas. No sé que hora era exactamente, pero tenía sueño y me recosté en el asiento de atrás. No super más nada hasta que escuché a uno de los muchachos gritar, medio me levanté y lo que sentí fue el golpe. Fue más rápido de lo que pensé, salí como pude del carro, uno de los muchachos estaba bien, pero el otro estaba inconsiente. Intentábamos despertarlo pero no podíamos. Todo el impacto fue del lado del chofer, sin embargo, yo me corté un poco la herida anterior, me hice un chichón y varios raspones. Metros antes de dónde nosotros impactamos, había otro accidente, por ese motivo las autoridades pertinentes llegaron de una vez. Los policias, la ambulancia, personas externas llegaron para ayudarnos. Los policias se llevaron algunas de nuestras pertenencias, el teléfono de los muchachos y las carteras de ambos. A mi me quitaron el cargador y el teléfono no tenía batería. Nos llevaron a un hospital, nosotros no conocíamos a nadie allá. Llegamos al hospital, ya nuestro amigo estaba despierto pero débil. Una chica nos prestó el teléfono para poder comunicarnos con nuestras familias. No podíamos dormir, cuando medio agarrábamos el sueño, nos despertábamos por cualquiera cosa, hacía frío, estábamos nerviosos, asustados. Las horas se hicieron eternas en esa sala de espera.

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Cuando por fin amaneció llamamos a Caracas para saber quién nos podía ir a buscar. Llegaron por nosotros como a las 3:00 de la tarde. Intentamos ver el carro pero nos hicieron dar vueltas casi que por toda Valencia y no fue posible. Nos tocó regresar pero no nos podían traer a Caracas así que nos tocó venirnos en autobús. El pasaje eran 150.000 Bs, no teníamos efectivo ni para uno. Mi primo habló con uno de los choferes a ver si podíamos pagarle al llegar al terminal de La Bandera. Llamó a mi tío para saber si tenía el efectivo y si podía esperarnos en el terminal. Dijo que si y nos pudimos venir. El autobús salió a las 7:30 de la noche. Yo estaba loca por llegar. Los muchachos se quedaron dormidos un rato en la carretera, yo no podía dormir. Cada vez que agarraba una curva sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. El viaje fue como de hora y media pero yo sentí como si fue toda la noche. Cuando por fin llegamos a Caracas, mi tío fue por nosotros y me trajo a mi casa. Paz total, abracé a mis papás y a mi hermanito. Mi mamá estaba hablando por teléfono con una de mis tías. Ambas me pidieron que por favor no les diera más angustias, que no siguiera tentando a mi suerte, que ya había pasado tres veces, que debía cambiar mi manera de vivir la vida.

Han sido experiencias bastante fuertes. Experiencias que no quiero volver a vivir porque no sé si la próxima la podré contar. Tengo un ángel maravilloso en el cielo que nunca me ha dejado sola, que me ha cuidado en cada una de estas vivencias, mi abuela es mi guía, es quién me cuida y quién ha intercedido por mi para que siempre esté bien. Decidí no seguir forzandola, no seguir abusando de su cuidado. Decidí comenzar a pensar con cabeza fría, sin dejarme llevar por las emociones o por los demás porque todo ha salido bien, pero no quiero probar si alguna vez puede llegar a salir mal.

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