La vida que me prometí | Historia no real, pero si basada en sueños reales... mis sueños y quizás los tuyos también

in #spanish6 years ago (edited)

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Lily, una chica de 20 años, independiente y con sueños de comerse el mundo, tiene una meta planteada desde niña y es viajar a Barcelona para convertirse en artista plástico. Sumergida en una vida rutinaria, sin oportunidades y con un trabajo asfixiante, lejos de lo que le apasiona, hace lo que esté a su alcance para conseguir ese boleto a una nueva vida, ¿Lo lograra?.

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«Mis pies están húmedos, la arena mojada se siente muy bien en ellos y la brisa una vez más quiere levantar mi falda. Debí traer jeans, siempre lo olvido... y es que solo a mí se me ocurre pasar por la playa con esta ropa», pensaba lily mientras contemplaba el paisaje.

Hacía muchísimo tiempo que no veía un cielo tan lindo, pero claro como voy a verlo si siempre estoy encerrada en mi oficina. Sólo un minuto más...— Lily debe apresurarse o llegará muy tarde al trabajo.

Durante su caminata al lugar donde pasa la mayor parte de su día, se preguntaba si todo lo que estaba haciendo hasta ahora realmente valía la pena. «Esto de trabajar todo el día me está matando, será que... ¿vale la pena perderme de estos increíbles momentos por perseguir algo que ni siquiera se si lograré?»

El cielo parecía una copia de uno de sus tantos trabajos en acuarela, realizados en sus tiempos libres, era tan cálido, tan perfecto. Son las 12:45pm y Lily va tarde de su break. pero no podía evitar pasar su media hora de descanso en el único lugar que le daba paz. Para ese momento, su cabeza estaba ocupada pensando en el regaño que le esperaba por parte de su malhumorado jefe, el cual siempre buscaba un motivo para abrumarla y hacerla sentir inútil.

Finalmente Lily ha llegado, y es que son exactamente 3 cuadras las que separan su lugar favorito del rutinario y aburrido lugar donde trabaja infelizmente. Ella solo espera no ser vista por su jefe mientras intenta hacer una de sus "liliadas", caminar como si no existiera un mañana y pasar desapercibida frente a sus compañeros de trabajo, esto se le daba muy bien. Pero esta vez no fue así, abre silenciosamente la puerta de su oficina y encuentra sentado en su sillón a su jefe, la mirada de éste era un tanto desafiante. Enseguida Lily impactada por aquél hecho, y con una expresión que parecía una réplica del famoso cuadro El grito, intenta disculparse y pensar en una excusa rápida, pero en su fallido intento por hablar y totalmente aterrada solo puede pronunciar algunas palabras... o tartamudear mejor dicho.

Lo si... siento, no me he percatado de la hora. No pasa... rá de nuevo

Unas carcajadas con un toque de ironía invadieron la oficina, su jefe si que sabía como aterrarla. —¿Cuantas veces más tendré que escucharte decir eso querida Lily?, sabes... llevo 15 minutos esperándote aquí, me has hecho enojar lo suficiente como para considerar que debo castigarte un poco, ¿No lo crees?.

En su intento por defenderse, lily solo puede responderle... —No creo que deba castigarme por llegar 15 minutos tarde señor Antonio, ya le he dicho que no volverá a pasar

Pero esto solo lo hacía enojar aún más. —¿Señor? Mmm... ¿No habíamos hablado de eso?, creo que quizás tu pago se demorará un poco más, y déjame decirte que no puedes discutir eso, si fueras una buena chica la historia sería diferente.

Lily no podía creerlo, su jefe estaba saliendose con la suya una vez más, ya esto era totalmente insoportable. — ¡Pero Antonio!, sabe muy bien que necesito ese dinero, si usted quiere puedo trabajar unas horas más, ¡No me haga esto!— suplicaba ella con una voz entrecortada, mientras controlaba la rabia y las ganas de llorar.

Pero su jefe era un hombre demasiado controlador... —Déjame pensarlo, mientras tanto puedes ir adelantando el trabajo de la próxima semana, aquí en el escritorio te he dejado todo, y por cierto... ¡Hoy te quedas hasta las ocho!, yo te llevo hasta tu casa.

Este hombre, ciertamente estaba obsesionado con Lily, y era tan descarada su obsesión que no quería que ella se apartara ni un segundo de él, usando su poder y todo lo que estuviera a su alcance para lograr su cometido. Era loco pensar que un hombre de 49 años se le insinuara de tal manera a una chica de 20 que solo buscaba por medio de sus esfuerzos, un boleto que soñó desde niña, un pasaje a Barcelona. Para Lily, esta era la ciudad perfecta, la ciudad donde daría a conocer su arte, aquella ciudad de oportunidades y sueños que desde los 13 años fijó como meta y que estaba a un paso de conocer, o eso pensaba ella.

Sin oponerse, sin decir nada más y cansada de tanto abuso se dispuso a terminar el trabajo que tenía pendiente. «No es justo, ya no puedo más... ¡Necesito otro trabajo!, estoy tan agotada de este señor», «Pero que tonta soy, no tengo el valor de decírselo, el no puede hacer con mi vida lo que le de la gana. ¡No es mi dueño!». Parecía que sus pensamientos tenían mas fuerza y valor que sus palabras, ella no se atrevía a levantarle la voz a este señor que solo quería tenerla como una esclava. «¿Donde quedan mis derechos? ¿acaso mi palabra no cuenta?». Lily estaba convencida del maltrato por el que estaba pasando, pero su sueño de irse definitivamente a Barcelona y comenzar una nueva vida en este lugar, le hacían aguantar solo un poco más. Cuando ya faltaban diez minutos para las ocho, al fin termina su trabajo, recoge sus cosas y sale de su oficina en busca de su jefe.

El ambiente en el carro era un poco tenso, Lily solo podía poner atención en los carros y edificios que dejaba atrás en su ansiado intento por llegar a casa. Por su parte, aquél pesado hombre parecía muy concentrado en no cometer ninguna infracción, ni atropellar a alguien.

¿Derecha o izquierda?— le preguntó su jefe.

¡Derecha por favor!, siga la calle hasta el final.— Lily ya no quería pasar un segundo mas en ese carro, la presencia de Antonio solo le producía una gran incomodidad.

Dando las gracias y tomando el gancho de la puerta en su intento por abrirla, se dispone a bajarse del carro. Pero antes de que esto sucediera, un fuerte jalón en su brazo la hace regresar al asiento en el que pasó 25 minutos deseando llegar. Su jefe había tomado fuertemente de su de su brazo para acercarla a él, le susurró al oído —Nos vemos preciosa— y la dejó ir. En este preciso momento, Lily se sentía tan indefensa y avergonzada. Nunca le había pasado una cosa así. Que este hombre se tomara el atrevimiento de controlar su vida, decidir por ella e irrespetarla, ya era demasiado. Esto se estaba saliendo de control. Esa noche fue la más oscura, se sentía cansada y sin ánimos de seguir en ese trabajo que le estaba arruinando su vida, sus sueños y claramente le acababa su felicidad.

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Entre tanto pensar, analizar la situación y sin tener el apoyo ni el consejo de nadie, tomó la decisión de dejar su trabajo y vivir con los pocos ahorros que tenía guardados. Lily ya no quería volver a ese lugar y mucho menos ver la cara de su jefe. Solo esperaría hasta el final del mes para buscar su pago, mientras se esforzaba en conseguir otro trabajo que le ayudara a reunir el dinero que necesitaba. Esta noticia, para su jefe fue algo inesperado, ella recibió muchas amenazas y mensajes desagradables y en ciertas ocaciones veía pasar el carro de Antonio frente a su casa, lo cual le atemorizaba demasiado.

Al cabo de unas semanas, se sentía totalmente liberada y con muchas ganas de conseguir una mejor oportunidad. Las visitas a la playa fueron más frecuentes, se tomaba hasta una hora en presenciar con mucha calma aquél espectáculo de la naturaleza, esto para ella era vida. Recibió varias llamadas de trabajos que había solicitado, fue a entrevistas y finalmente llegó a sus oídos la noticia de que había sido aceptada para un trabajo como recepcionista en un museo de arte de la ciudad. Era una increíble noticia, iba a estar rodeada de arte y esto la hacía sentir como pez en el agua. Durante dos meses y un par de semanas, Lily había aprendido muchas cosas, pasó de ser una simple recepcionista a historiadora gracias a sus conocimientos dentro del terreno artístico y las oportunidades que le brindaban sus actuales jefes. Su cuerpo y alma estaban renovados, sonreía sin parar y se sentía en su mejor momento.

He aquí la diferencia de trabajar en lo que te apasiona, le pones mas ganas y lo disfrutas enormemente.

Lily conoció a muchas personas, hizo amigos y asistió a varios eventos de arte durante esos meses. Aunque el pago no era el mejor, ella amaba su trabajo. Sin perder de vista su meta, se levantaba todos los días a las seis de la mañana, preparaba un café y lo tomaba de camino al trabajo. Solía usar sus audífonos y escuchar algunas canciones de taylor swift para hacer mas corto el camino. En su intento por cruzar una calle que la separaba del museo, sin darse cuenta una bicicleta pasa muy cerca de ella a una velocidad exagerada y tropieza con su bolso, fue solo un empujón... Lily estaba bien pero sus pertenencias habían caído en el suelo provocando el colapso de los carros que se detuvieron evitando atropellarla y otros que querían pasar a toda costa. Lily tuvo un momento de estrés en el cual a toda velocidad, como pudo recogió todo y corrió hasta la siguiente acera.

!Uff¡ ¡Que alivio!, por poco me atropellan. Mejor tengo mas cuidado la próxima vez

En su hora de almuerzo, se antoja de una popular pasta cuatro quesos que venden a una calle del museo, pero se da cuenta al buscar dentro de su cartera que su billetera no estaba. Con solo dos opciones, la dejó olvidada en su casa o se le cayó en aquél intento de accidente que tuvo, estaba entrando en pánico y el hambre no la ayudaba mucho. Para resolver su hambre, le pidió a una compañera que le prestara algo de dinero para poder comer y amablemente la chica aceptó, solo le quedaba resolver el misterio de su billetera. Al paso de unas horas, Lily recibe una llamada de un número telefónico que no tenía registrado, al atender la llamada se da cuenta de que es la voz de un chico que le menciona algo sobre su billetera (inteligentemente lily había anotado sus datos dentro de ella para que si algo así sucediera algún alma noble que la encontra, pudiera tener la intención de devolvérsela)... ¡y así fue!. Quedaron en encontrarse en una plaza cercana para que el chico pudiera entregarle la billetera.

No habían pasado cinco minutos cuando, estando en aquella plaza donde sería el encuentro, observa venir a un chico bastante alto, de piel clara, cabello oscuro y unos anteojos que ocultan la mitad de su rostro. Era él quién encontró su billetera y de la manera mas amable se comunicó con ella para devolvérsela. Esto parecía una escena de película, todavía existía gente de corazón noble.

Lily sintió que su corazón palpitaba descontroladamente, algo tenía éste que la ponía muy nerviosa, y eso no pasaba muy a menudo. —Hola... ¿que tal?, supuse que estarías buscándola desesperadamente— fueron las primeras palabras del chico.

¡Hola!, no sabes lo agradecida que estoy por esto que estas haciendo. Me llamo Lily, es un gusto.

Lily, un placer. Mi nombre es Daniel, no tienes que agradecerme nada, era mi deber devolvertela.

Si tengo, ¡Muchas gracias!— Mientras ella seguía dándole las gracias, se dio cuenta de que él llevaba una guitarra y este fue el siguiente tema de conversación que no duró demasiado, ya que debía regresar al museo. Éste chico era músico, vivía de eso. Esto le llamó muchísimo la atención a Lily, quien aceptó como promesa ir a un evento de música que se realizaría ese fin de semana y donde él participaría. Con una sonrisa penosa, ambos se despidieron y siguieron su camino hacia sus diferentes destinos. El resto de la tarde estuvo lleno de visitas guiadas en el museo y un par de pensamientos que involucraban al chico de la guitarra.

La música esta vez hizo de las suyas y estaba uniendo con mucha rapidez a dos personas, cuando se tiene la compañía de alguien que tiene mucho que aportarle al mundo, que al expresar sus ideales sientes que van de la mano con los tuyos, esto que llaman química puede pasar en un abrir y cerrar de ojos. Noches de conciertos, visitas al trabajo, tardes de café, caminatas por la playa... fueron los desencadenantes de algo que estaba naciendo muy dentro de ellos. La compañía era genial, Lily ya no se sentía tan sola, y no es que estuviese buscando una pareja para sentirse bien, porque ella amaba la soledad y sentirse bien dentro de su propio mundo. El caso es que ahora podía compartir sus sueños y ser partes de otros sueños ajenos con otra persona, esto la enriquecía de una manera increíble. Lo que parecía una simple coincidencia, por una billetera perdida, se esta convirtiendo en algo más... mucho más.

Una tarde de mucho trabajo, Lily recibe una llamada de su banco, había conseguido un préstamo que desde hace mucho tiempo había solicitado y realmente con tantas cosas que estaban sucediendo en su vida no había considerado, la verdad es que lo creía imposible. Pero la vida una vez más la estaba sorprendiendo, algo bueno había hecho para que todo se estuviese solucionando. Esto fue un golpe de felicidad, sin mas que decir finalizó la llamada y en la espera de que pasaran las horas para salir de su trabajo y pasar por el banco, organizó sus cuentas y cálculos que llevaba consigo para saber cuanto le faltaba reunir para poder conseguir el boleto a Barcelona. Para sorpresa, ya tenía un poco mas de lo que necesitaba, esto le produjo quizás la sonrisa mas esperanzadora de toda su vida.

Le daría un poco de nostalgia el hecho de separarse de Daniel, pero ella sentía que debía seguir su camino, ya que en la ciudad en la que vivía no podía surgir como artista, las posibilidades simplemente eran nulas. Así que siguió su camino agradeciendo cada etapa superada, cada acción, cada acto de nobleza por parte de quienes un día estuvieron para ella sin recibir nada a cambio.

Esta chica estaba en busca de su sueño, en busca de la vida que un día siendo tan pequeña se prometió.

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Original de @annieee

Cuando me siento inspirada, escribo estas historias.

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