La finalidad de este arte es crear un árbol en una maceta, brindando los cuidados necesarios para que se desarrolle como un árbol silvestre, pero en dimensiones más pequeñas. Parcticar el arte del Bonsai es una actividad relajante y gratificante en muchas formas, en la antigüedad era un acto restringido a las clases más nobles, sin embargo sus secretos se han expandido desde el oriente hasta el Occidente y hoy por hoy contamos con las herramientas para ponernos manos a la obra y sumirnos en ésta hermosa práctica.

Deja que tu árbol hable de lo efímero y de la eternidad, de lo que legaremos cuando nos hayamos marchado. Deja que hable de un pequeño y frágil momento de felicidad. Deja que explique las cicatrices sobre su tronco, provocadas por las condiciones de su vida pasada, sus historia, los tiempos más duros y la serenidad recuperada. De este modo podrás tocar los corazones de aquellos que observen tu árbol. (François Jeker)

Desde siempre también se han relacionado los Bonsai con la eternidad ya que se pensaba que sólo aquellos que tenían el don de mantener estos árboles en macetas eran dignos de alcanzarla.

El Bonsái no va a salvar al mundo ni a la naturaleza, pero el sentimiento que genera vuelve en su ayuda y defensa, porque quien ama al bonsái ama a la naturaleza. Anónimo

Esta manifestación de arte no es una moda o adicción, es una labor que requiere entrega, compromiso, y mucha paciencia pues nos hacemos cargo de una forma viviente que demandará mucho tiempo su modelaje. Sin embargo, los practicantes aseguran que también es una forma de arte-terapia. Una actividad que genera tranquilidad, paz, calma. Nos enseña a amar la esencia de la naturaleza, a observarla a consciencia, comprenderla hasta encontrar la armonía perfecta que logrará expresar nuestro espíritu a través de ésta escultura viviente que nunca dejará de manifestarse.

Antes y después de un primer alambrado y ubicación de ramas en la exposición de la asociación Venezolana de Bonsai

Bonsais en lajas

Ficus panda

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Qué debes saber antes de empezar con ésta práctica

• Se puede comprar un pre-bonsai en tiendas especializadas (árbol poco avanzado, pero ya listo para empezar a ser podado, alambrado y estructurado) o podemos tomar un árbol de unos 15 o 20 centímetros, de grueso tronco para moldearlo nosotros luego de trasplantarlo a una maceta. También se puede empezar la práctica sembrando el árbol desde la semilla, aunque obviamente en este caso el proceso será mucho más lento.

• El rasgo característico de los árboles bonsái es que están en macetas que limitan su crecimiento. El factor determinante para la maceta a utilizar es asegurarse de que ésta sea lo suficientemente grande como para que la tierra cubra las raíces del bonsái.

• Las partes del bonsái con las que debemos familiarizarnos antes al empezar la práctica son aparte de la raíz, con el tronco, las ramificaciones y sus hojas.

• En caso de trasplantar un bonsái o llevar un pequeño árbol a una maceta, debemos, previa limpieza, recortar algunas raíces dejando solo las más fuertes.

• Los bonsáis pueden ser de diferentes tamaños, sin embargo, lo más estandarizado es que midan entre 10ctms hasta 1.20mts.

• Una vez trasplantado se debe dejar que el árbol crezca hasta una próxima temporada antes de proceder a podarlo.

• No todos los árboles pueden ser trabajados como bonsái. Debes consultar qué variedad se ajusta más al clima en el que habitas pues hay unos más resistentes que otros dependiendo de su ubicación (exterior o interior)

• Se recomienda que el tronco como mínimo engrose unos 2 centímetros antes de ser trabajado, de no ser así podría el árbol no aguantar el alambrado o perjudicarse las podas.

• Los árboles de hojas pequeñas, densas y compactas son los que resultan con un modelaje más estilizado.

• Como toda planta para su supervivencia es necesario que no falte luz y agua, además de que por encontrarse en un medio reducido es necesario suministrarle periódicamente de nutrición básica: nitrógeno, potasio y fosfato.

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Maestro: ¿Qué ves?
Aprendiz: Un viejo árbol medio podrido.
Maestro: Ves pero no ves, en él duerme un Dragón.
Más tarde el aprendiz pregunta a un alumno más experimentado: ¿Qué debo hacer?, sólo veo un viejo árbol podrido.
A lo que el otro sonriente le responde: Yo empezaría por quitar lo podrido, pero sin despertar al Dragón. Autor desconocido.

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Las fotografías son de mi autoría.
Dispositivos usados: Cámara Panasonix Lumix / Móvil Samsung mini S4
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@astrea