El cuento: La persona.

Al momento de escribir un cuento, posiblemente no elegimos de manera consciente la persona que vamos a utilizar. Sino que comenzamos a escribir la historia desde alguna de las dos que son las más utilizadas: La primera persona o la tercera del singular. La más común es la primera, lo que no quiere decir que estemos refiriéndonos a nosotros mismos. Algunas veces nos sentimos tímidos al narrar en primera persona porque quizá sentimos que somos nosotros los que estamos hablando y no nuestro personaje. Tenemos que dejarlo fluir, estamos construyendo un protagonista que ha nacido de nuestra imaginación. La otra manera es la tercera persona que parece más sencilla y nos brinda mayor libertad. Pero hay otras perspectivas desde las que se puede narrar.

Para nuestro cuento es importante definir cuál será la persona con la que lo relataremos. Si bien desde niños aprendemos cuáles son las personas y parece algo muy básico, es elemental cuando escribimos. Serían las siguientes:

Singular:

Yo: Primera persona.
Tú: Segunda persona.
Él / ella / ello: Tercera persona.

Plural:

Nosotros / nosotras: Primera persona.
Vosotros / vosotras / ustedes: Segunda persona.
Ellos / Ellas: Tercera persona.

He creado estos ejemplos para ampliar un poco cada una de las personas y ver la forma en qué cada narración tiene un estilo distinto según el punto de vista utilizado:

Primera persona del singular (Yo):

Me encontraba sentado en el puerto pensando en ella. La suave brisa del mar me recordaba a su aliento y el murmullo del mar a su dulce voz. La luna era un vivo retrato de la blancura de su piel y la oscuridad de la noche tan negra como sus ojos. El día que nos conocimos estábamos muy cerca de aquí. Yo le regalé una piedra que había encontrado en la mañana y ella la recibió con una sonrisa.

Cuando leemos al narrador en primera persona imaginamos que nos está contando directamente una historia. Este narrador está dentro de la trama, nos cuenta todo aquello que piensa, sueña, hace o siente. Cabe aclarar que no es un narrador omnisciente. Es una narración que viene de adentro hacia afuera. Mientras que si habla con él mismo, qué siente y piensa, su narración es orientada hacia adentro. Se suelen combinar estas dos posiciones en el relato.

Segunda persona del singular (Tú):

Creo que deberías recordar aquel día que nos conocimos. Tus mejillas estaban pintadas por el calor del sol. Yo me acerqué a ti y extendí mi mano para entregarte la piedra que había conseguido en la mañana. Tú sonreíste y la tomaste. No sé si te gustó o fue ese gesto tan tonto el que te pareció divertido.

Esta persona no es tan común en los cuentos. Se trata más de una conversación entre dos personajes. El narrador no habla de sí mismo sino del otro. También tenemos el caso de un monólogo interior, alguien hablándose a sí mismo como si no fuera él.

Tercera persona del singular (Él / Ella):

Era de noche y aquel hombre misterioso apareció puntual como cada día. Se sentaba en el puerto a mirar el mar y sus ojos se nublaban de recuerdos. Los fantasmas del pasado desfilaban frente a sus ojos. Perlados y casi transparentes, nítidos pero incorpóreos. Él trataba de tocarlos en vano. Extendía su mano y lo único que podía sentir entre sus dedos era la brisa del mar.

Esta es una de las personas más usadas, ¿por qué la elegimos? Es difícil decirlo, pero tal vez sea porque nos otorga mayor libertad al escribir. Acá tenemos al narrador omnisciente y podemos jugar a ser Dios. Saber qué hace el personaje, sus miedos, lo que anhela, aquello que no lo deja dormir ¡Todo! Pero no siempre es omnisciente. A veces es un narrador que sólo observa y deduce, no tiene acceso a los secretos del personaje, así que sólo nos describe aquello que ve. Un aspecto a destacar es que este narrador generalmente no se involucra y no opina, aunque puede haber alguna que otra excepción.

Primera persona del plural (Nosotros / Nosotras):

Lo vimos acercarse a una muchacha que estaba sola tomando el sol. Era de aspecto extraño, lo que nos llamó la atención. Estaba muy triste cuando lo descubrimos, caminaba con la cabeza gacha y mirándose los pies. Hasta que tropezó con ella y le ofreció una piedra. La mirada se le iluminó y notamos que sonriendo era mucho menos viejo de lo que aparentaba. Nos preguntamos de dónde había salido y quién era, así que nos dedicamos a inventar una historia donde él era nuestro protagonista.

Es una persona que habla de sí pero en conjunto. Puede ser con una o más. Se destaca lo que nos pasó a ‘nosotros’ en determinada circunstancia.

Segunda persona del plural (Vosotros / Vosotras / Ustedes):

Los dos formaban una hermosa pareja, lo supe desde el día que los vi en la playa siendo felices con algo tan insignificante como una piedra, que para ustedes era el comienzo de un gran amor. Siempre me pregunté cómo hacían para llevarse tan bien si eran tan distintos. Lucía eran tan dulce y Ulises tan solitario, pero juntos eran algo más.

Este narrador –además testigo- habla y participa en primera persona pero resalta lo que le pasó a ‘ustedes’. Es similar a la segunda persona del singular, sólo que el narrador se dirige hacia dos o más personas.

Tercera persona del plural (Ellos / Ellas):

Se conocieron en la playa un día donde el sol estaba más radiante que nunca. Su primer contacto ocurrió cuando él le dio una piedra y ella se la recibió. Juntos eran invencibles, como si la fuerza se les multiplicara y con ella pudiesen enfrentarse a todas las adversidades del mundo.

Desde esta perspectiva, el narrador cuenta algo sobre dos personas o más. Centrándose en el ‘ellos’. También tenemos el ‘ello’ (no el freudiano, eh), utilizado como ‘Ello me preocupa’, ‘todo ello es maravilloso’ y así. Se refiere más a una situación u objeto, más que a una persona.

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Danie.