Todo comenzó con el repique de mi celular, me encontraba recién levantado de los brazos de Morfeo. Llamada entrante, número desconocido, se visualizaba en la pantalla del teléfono. Extrañado, lo tomé y deslicé el dedo para aceptar la llamada:

—Halo ¿Con quién tengo el gusto de hablar? — contesté.

Una sensual voz se deslizo por mi tímpano y estremeció todo mi cuerpo:

—Hola, lindo: ¿Puedes adivinar quién soy? Te daré una pista, estuvimos juntos en un ensayo de música, yo cantaba, tú tocabas la guitarra eléctrica. Fue hace algún tiempo atrás, pero sé que me debes de recordar. —

Me recosté de la pared de mi habitación, me sumergí en mis pensamientos y le dije:

—A ver, tantos ensayos, tantas personas, tantos cantantes, para adivino, Dios. No me hago el importante, pero han sido bastante las personas con las que he compartido un ensayo. — Estaba algo malhumorado por lo estresante que me habían salido las cosas el día anterior.

— Por favor ve al grano, que no tengo tiempo. — le contesté algo irritado.

—¡Uy! Al parecer estas algo molesto— se le notó algo de burla en su tono de voz.

—Descuida, te traigo la solución para ese estado de ánimo. Que te pareces si me invitas a salir, no sé, a tomarnos unas birras (cervezas) ¡Ah, Ya! Tengo una mejor idea, debo salir para el centro de la ciudad dentro de aproximadamente, dos horas ¿Qué te parece si me acompañas? Así sales de las dudas para saber quién soy, y quien quita y sale algo más por el camino, todo es posible, Nox. Jejeje— con picardía se echó a reír. — Y entonces ¿te animas o no? —

—Está bien, acepto. Dentro de dos horas te estaré esperando en la parada del bus. Guardare tu número, espero que esto no sea una broma, porque no estoy para juegos de niños. — solté aquellas palabras dudando de que todo aquello fuera factible.
—Ok, mi hermoso poeta, entonces nos vemos dentro de dos horas, cuídate baby— colgó la llamada.

Dos horas después…

Allí estaba yo, esperando como un imbécil, en aquella parada de bus, mirando de un lado a otro como ventilador a su máxima velocidad. Me repetía dentro de mí, una y otra vez: “Tarado, tarado, eres todo un tarado.” Cuando de pronto, sentí unas manos tapar mis ojos:

—Toda dama se hace esperar por el hombre que le atrae. — Murmullo que se hizo sentir con exquisita voz, en mi oído izquierdo.

Acto seguido, sujeté sus manos, me di media vuelta, y ¡sorpresa! allí estaba ella, una amiga que llevaba unos cuantos años sin ver.

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Inmediatamente, comenzamos con la charla rutinaria, ya saben, de esas cosas que uno pregunta cuando llevas tiempo sin platicar con alguien. La palabrería se hizo a mena, nos montamos en el bus, nos bajamos en la parada para alcanzar y tomar el metro que estaba a punto de partir, y así llegamos a nuestro destino “El Centro de la Ciudad.”

—Dime, Cristal ¿Para dónde vamos? — A lo que ella respondió con una sonrisa dibujada en sus labios:

—Tranquilo, déjate guiar, primero acompáñame a averiguar los precios de ciertas cosas, luego, ya veremos. — Me tomó de un brazo y sujetó mi mano como si fuésemos novios. No le preste atención y me deje llevar.

Entramos en una tienda de ventas de cosas de repostería, le dimos algunas vueltas al lugar, viendo los precios, y riéndonos como buen venezolano, de como todo estaba increíblemente caro por la inflación.

Y sin darme cuenta, Cristal, se acercó rápidamente y me robo un beso. Quede atónito con aquel movimiento, no me lo esperaba.

Aunque la sorpresa me dejo algo fuera de base,

por decirlo así, ni corto ni perezoso, la abracé, y le correspondí su gesto. No sé qué estaba sucediendo, pero aquel beso me estaba sustrayendo el alma, mis manos comenzaron a recorrer su cintura y terminaron en sus glúteos, introducidos en los bolsillos traseros de su pantalón, la sujeté de sus glúteos y la alcé, ella me rodeo con sus piernas, abrazando parte de mi cintura.

Nos besábamos como si el tiempo no existiera, como si a nuestro alrededor nada sucediera. Hasta que de pronto, sentí una mano tocar mi hombro, me separé de aquel apasionado beso y volteé la mirada, ella siguió mi vista algo extrañada.
Aquel personaje, era un chico aproximadamente de mi edad, me percate que era trabajador de aquella tienda, y dijo:

— Disculpen, chicos, pero este es un área donde hay niños y su beso se está transformando en otra cosa, no se la tomen a mal, sé que les estoy cortando la nota (interrumpir) pero, coño…—

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Nos echamos a reír, bajé a Cristal de mis brazos, y le comenté al chico:

— Más bien, discúlpanos a nosotros, pero todo sucedió tan de repente y bueno… pero, tranquilo ya nos retiramos. —
Salimos de aquella tienda muriéndonos de risa, fue algo extraño lo sucedido.

Vi una heladería cercana y la invité a comernos unos helados. Nos sentamos en una de las mesas del local, al llevar la mitad del helado, ella, me dijo:

— Quiero contarte algo, y espero no te lo tomes a mal— La mire fijamente como esperando una bófeta en sus palabras.

—Bueno, ya que estamos aquí, suéltalo, yo tratare de ser lo más comprensible que pueda. — Agarré una cucharada de mi helado y se la di en su boca. Ella sonrió.

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—Nox, estoy por casarme en unos meses— aquello me cayó como balde de agua fría. —Pero no quiero casarme sin antes tener la oportunidad de estar contigo, de que pasemos una velada juntos, quiero ser tuya por lo menos una vez, quiero sentir que, a pesar de todo, puedo tener, por lo menos una noche, al hombre que siempre he amado. Ruego al destino y a la vida que no desmorone esta oportunidad, porque sé que, para mí, esa noche estaré completa entre tus manos, y una eternidad puede durar una noche. —

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Continuará…

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Autor: @diego.nox
Fecha:07/06/2018

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