A pesar de la tempestad, la vida es bella

En los tiempos difíciles se conocen los amigos... es un refrán muy cierto; esto me hace recordar los tiempos duros que puede llegar a enfrentar un ser humano.

Mi padre era un hombre con una educación adquirida por la vida, muy bueno y leal; recuerdo al señor Andrés, era un vecino de nuestro pueblo, un señor trabajador y que siempre tenía una historia o un cuento de las ocurrencias de sus hijos y sus andares por la vida, un día no tan alegre sucedió un evento y fue cuando la vida sacudió su existir, sucedió entonces, que una fuerte tormenta le arrebato a un hijo, ellos tenían una casa modesta que fue derrumbada por la tempestad en un amanecer cualquiera, su hogar quedó sin techo, una pared cayó sobre su hijo, él era un hombre noble y humilde, ante una pérdida como esta cayó al piso y lloró en su soledad, pero tuvo que sacudir sus penas, hacer frente por su familia, las amistades fueron llegando, mi padre al ser confidente de sus penas sufrió su dolor, le brindó compañía.

Con mucha paciencia mi padre escuchó las veces que su amigo le repetía aquel dolor que sentía, secó sus lágrimas y alimento su ser con palabras de fe. Le ayudó a hacer los arreglos de la casa; decía mi padre: enterrar un hijo duele pero la vida continúa... y en estos casos hay que demostrar valor, el hombre debe saber llevar el peso de las dificultades sin derrumbarse, la familia lo es todo.

¿Recuerdan esa película titulada "La vida es bella"? Es un hermoso documental donde un padre hace todo lo posible por hacer un mundo a su hijo, se ingenió un juego en medio de una desgracia para darle motivos al pequeño de sonreír, de mantenerse vivo, de afrontar hasta el hambre en momentos fuertes. Realmente un documental que aunque pase mucho tiempo, siempre es digno de mirarlo.

Pues es así, aunque se te caiga el cielo, el mundo lo veas en pedacito, es tu rostro, son tus actos lo que te diferencian del montón. Debes ser fuerte para superar ciertos momentos, confiar en Dios porque la vida sigue y es evidentemente bella. Este señor Andrés fue bendecido por sus nietos, por los retoños que vinieron a su hogar con el pasar del tiempo. Creo que mi padre fue su compadre como en tres bautizos, una amistad que se afianzó y que recuerda con amor al chiquillo que se despidió aquel día después de la tempestad vivida.

Me despido dándole las gracias por aceptarme como uno de ustedes y esto es solo un abre boca de tantas cosas y anécdotas que les pudiera contar de mis días, hay quien dice que si me pusiera a contar mi vida pudiera escribir un libro que tengo más historias que condorito, jejeje….

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