Introducción

Para jóvenes y padres de la Blockchain, me es de agrado compartir el presente articulo referido al adolescente y su entorno familiar. Mi experiencia como padre y educador, me ha permitido mantener una relación comunicacional con adolescentes que día a día exigen de nosotros los padres, adultos y educadores una armoniosa relación basada en comprensión, tolerancia y amor. Sin embargo, a nosotros los adultos se nos hace difícil entender a los jóvenes por las pautas que ellos siguen en lo cultural y social, lo que los lleva a evolucionar de un modo sorprendente y vertiginoso; complicando las relaciones dentro del núcleo familiar.

Estaremos compartiendo situaciones reales entre el adolescente y su entorno familiar; a fin de proporcionar algunas herramientas o estrategias que nos permitan a nosotros los padres y adultos de la blockchain mejorar nuestra relación con los jóvenes y adolescentes.

Compartiendo una historia real.

La madre de Raúl tenía la esperanza de que el muchacho, con el tiempo, se fuese volviendo más ordenado y mantuviese su habitación de forma presentable. Pero a sus 15 años, Raúl no ha mejorado en absoluto. Es más, las cosas se han complicado mucho más porque, aparte de que el cuarto se halle peor que nunca, Raúl se resiste abiertamente a cooperar en este sentido:
--Es mi habitación y hago lo que quiero.....¿Me meto yo en tus asuntos? Pues déjame en paz.....
Esto irrita a la madre sobremanera, y no pocas veces tienen altercados bastante serios. A veces las secuelas del enfrentamiento incluso se han llegado a prolongarse varios días, durante los que apenas se dirigen la palabra.
Con su padre, Raúl tiene otro problema, relacionado con la hora de regreso a casa los fines de semana. El padre le dice que cuando él era joven, no solo volvía antes de las diez, sino que no protestaba. Esto a Raúl le trae sin cuidado; así que, cuando su padre se expresa en estos términos, él desconecta el interruptor mental y actúa como si su progenitor no le estuviese hablando. A eso el padre responde con amenazas que no puede cumplir, y, después de una discusión cargada de emotividad y vacía de razones, cada uno se va por su camino sin haber arreglado nada.

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Cambios de la dinámica familiar a la entrada de la pubertad.

Mediante la historia compartida, debemos entender los padres y adultos, que la dinámica familiar empieza a sufrir cambios importantes cuando nuestros hijos alcanzan la pubertad. Recuerde que en esta etapa es donde se experimentan los mayores cambios fisiológicos de toda nuestra vida, que van acompañados de variaciones también significativas en el ámbito psicológico ( afectividad, emotividad ) y en las relaciones.

En consecuencia, todos estos cambios en la adolescencia afectan directamente sus relaciones familiares. En lo que se destacan aspectos relevantes a considerar:

• Los desacuerdos entre padres e hijos tienden a acentuarse.
• La actitud sumisa de muchos hijos desaparece, y se enfrentan abiertamente a las opiniones de sus padres.
• En algunos casos, la crisis alcanza dimensiones que escapan al control de la propia familia y necesitan intervención profesional.
• En otros casos, afortunadamente, "la tormenta" adolescente pasa con rapidez o incluso nunca llega a notarse.

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La brecha generacional

Las personas que hoy somos adultas, sabemos que no solamente en nuestro tiempo, sino a través de la historia ha habido, y sin duda seguirá habiendo, importantes desacuerdos entre padres e hijos, especialmente en esta edad juvenil.

¿Qué cuestiones básicas nos debemos plantear para minimizar los desacuerdos entre padres e hijos ?

Consideremos dos cuestiones básicas:

• ¿En qué disienten en concreto padres e hijos?
• ¿Son esas diferencias realmente importantes? ¿Son temporales o permanentes?.

Es curioso, cuando revisamos los diversos estudios sobre la adolescencia, se pone en evidencia que los motivos de desacuerdo no han variado mucho en los últimos cien años. Sin embargo, no podemos olvidar que, aunque los motivos de discordia sean similares, los cambios sociales de nuestro tiempo complican aún más la relación paterno-filial.

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Estrategia para mejorar la relación deteriorada del adolescente y su familia.

Entonces, nos preguntamos: ¿Qué hacer para evitar estos conflictos o para mejorar una relación ya deteriorada?

Revisemos la siguiente estrategia compuesta de dos pasos:

1. Reconocer la auténtica naturaleza de la "brecha generacional".

En estudios recientes se sostiene que la brecha generacional, a pesar de que sea un hecho extendido y real, no es tan profunda como se presenta a menudo en los medios de comunicación. Se ha constatado que, aun cuando los comportamientos de los adolescentes difieren significativamente de los de sus padres, los valores, actitudes y creencias siguen siendo muy similares.

¿Cómo se explica esta contradicción?

El adolescente siempre está decidido a encontrar su propia identidad y para ello explora diversas alternativas. Le parece aceptar cualquier idea nueva que conoce. Pero, en realidad, no desecha los valores aprendidos en la familia. Por tanto, si nosotros los padres, llegáramos a entender este hecho, pudiéramos ejercer mucha más tolerancia sobre la rebeldía de nuestros hijos, y más tarde veremos con gratitud los sorprendentes resultados.

2. Desarrollar un buen sistema de comunicación.

Recuerde esto amigo lector, que cuando sobreviene el desacuerdo, la comunicación es vital. Déjeme compartir con usted dos actitudes básicas que existen ante cualquier situación real o potencialmente conflictiva:

• Mantener los canales de comunicación cerrados, o
• mantenerlos abiertos.

La propia naturaleza del adolescente, le lleva siempre a tomar la primera opción. Pero debido a sus opiniones fuertemente encontradas, los padres tienden a ejercer esa vía de comunicación, es decir, la de los canales cerrados.

Revisemos algunos ejemplos de comunicación cerrada:

• Raquel acude a su madre para contarle que una compañera de clase se ha quedado embarazada.

Fíjese que la posibilidad de abrir o cerrar la comunicación depende enteramente de la madre.

Revisemos la respuesta de la madre de Raquel:

¡Qué verguenza!, las muchachas de hoy en día no tienen principios. Vamos, que si tú me vienes a casa con algo así....no sé qué te haría.

Ciertamente, es una actitud que cierra definitivamente la comunicación. Ante ello, puede que Raquel se ponga a la defensiva u opte por la retirada; en todo caso habrá sacado muy poco provecho de la conversación.

Revisemos el mismo ejemplo para una comunicación abierta:

¿Has hablado con ella...? ¿Y qué piensa hacer ahora...? ¿Y tú qué opinas de todo esto...?

Si nos damos cuenta, preguntas semejantes, hechas con calma y con interés, ayudan al adolescente a reflexionar y analizar la situación. También ofrecen la posibilidad de establecer una relación constructiva entre padres e hijos.