Esta experiencia es muy hermosa, primero por los paisajes imponentes que muestra la madre tierra y segundo por las personas humildes que viven en estas zonas, que en su mayoría bajan a la ciudad solo por pescado y ropa usada para seguir trabajando en el campo, donde en realidad consiguen lo que necesitan para poder sobrevivir. Se levantan muy temprano a sembrar, cortar arboles para la leña, limpiar la maleza o cualquier tipo de trabajos que fluya para poder sustentarse. En estas tierras a los niños se les enseña a ser hombres y mujeres desde pequeños para así no perder la tradición que ha perdurado desde hace mas de 300 años, palabras de los habitantes de estas zonas.

A pesar de lo escondido y largo del camino en estas zonas rurales existen escuelas, iglesias evangélicas, fabricas de casabe, miel de abejas africanas y frutas exóticas un poco mas grandes de aquellas que puedes encontrar en los super-mercados. Así viven estas personas y por ello vengo a mostrarles en este vídeo.

Espero que les sea de agrado y pueda servir para concientizarnos un poquito más, dándonos cuenta de lo que tenemos, sea mucho o poquito solo debemos agradecer, por que hay personas en este momento como Javier, que lo único que pueden llegar a pedir es ropa usada y amor.