Distribuye el papel sin cortar tanto las escleróticas en los últimos tiempos del centeno perpendicular; pan para las ulceras desposeidas de bilis, consecuencia prestada en voz alta por la belleza de su fórmula contraenchapada, dos veces la tierra dijo su nombre repentino e imprevisto, retrasado e intoxicado por las manos que parió cual orangutan de invierno sobre los hombros del cesto que no puede leer y que al mismo tiempo trata de no morir, pero si matar sus enfermedades.

          Las maravillas de su explotación al cumplir la voluntad interrumpida según el tiempo repleto de objetos sin risa humana, inutilmente hacen daño por sufrir entre sus propias condenas a conveniencia de una sociedad enferma que enviará por ser discursiva los sabios desechos del pastor divino. Enseñaron sobre la mesa que el poder proviene de la mente pero no que nadie posee la misma -¡Qué gran favor! ¿Aquí está el remedio?- confirmación del barranco promedio inmediatamente diciendo nada en medio de una cuenta hacia nuevas fuerzas.

          No acepto la intuición contraria a mi naturaleza terrena una vez que las aldabas reposaron reventadas entre nubes de monóxido, llenas de vestíbulos sin luces de bengala pudriendo el torrente sanguineo sin éxito cabal, todos somos virtuosos descompuestos desde el primer regalo bélico; tantas veces nos divertimos fingiendo matar a nuestros amigos revestidos por la huelga irresoluta de equilibrio, que ahora nos cuestionamos hasta el origen del origen.

          Mira indómito que no eres yo del todo, pero si en la consciencia cultural, irremediablemente somos una bestia que al intentar ser tacleada esquiva a ciegas la ignorancia insostenible que rodea el plato servido de verbo corrupto por el acusado violador de semáforos; Los paráclitos hacen efecto técnico a la misma hora siempre que la defensa sea vulnerada, encomendada a tareas duras. -Limpia la mierda con las manos- "regalazo del señor" ¡Aleluya!

          En todos los agujeros varía de forma simultanea cualquier proceso desconocido por el ojo del barrendero electrónico M. Von Ardenne porque se descarga al mandato que produce para que no vayamos de la selva personalmente hasta el manto de oricalco capaz de enfrentarnos al tutor disfrazado de prójimo totalitario, recibiendo infusiones pactadas mediante cruces de caminos y refrenadas repulsiones.

          Hay que pedir al inspirado piano una total gracia antigua, comparada solo a la potencia universal gravitatoria en la cornea material de nuestro anciano átomo; que infelices antes de pensar, nos extraviamos todos, aunque optemos por la única libertad dentro de nuestra médula osea, gracias al cisterna angustiado de soluciones estrechas, cuyas persecuciones inmiscuyen penas como parte de su plan salvador.

          De la misma manera que una gandóla arrastra agua de invierno sobre sus bielas para secar el asfalto intacto de calcio, pocas telas animan a tan viva e influyente ola a claudicar bajo anemias nuevas, aunque tengan cualidades que nos atraigan, esta diadema de estalagmitas viejas nos coloca la cinta del noveno dan en cualidades aritméticas para lavar como misión especial nuestras muchas reglas acarameladas con cal, los dones inmerecidos que ignoramos al cerrar.