Me encantó esta frase: "En este mundo completamente urbanizado una flor es capaz de cautivar con su sola existencia", tiene mucha razón.
Ver como una flor nace, de manera casi imperceptible, tan hermosa y radiante, es como si se desmintiera repentinamente todo lo que conociamos de este mundo, como si llevara la contraria a la costumbre habitual de una sociedad que ya no repara en las pequeñas maravillas de nuestro alrededor.
Y comparto la idea de que enamorarse no es querer poseer, sino ver cómo reluce su belleza y mantenerla intacta, pura. Cuidar de ella, incluso, como el Principito que cuidaba su rosa
Ver como una flor nace, de manera casi imperceptible, tan hermosa y radiante, es como si se desmintiera repentinamente todo lo que conociamos de este mundo, como si llevara la contraria a la costumbre habitual de una sociedad que ya no repara en las pequeñas maravillas de nuestro alrededor.
Y comparto la idea de que enamorarse no es querer poseer, sino ver cómo reluce su belleza y mantenerla intacta, pura. Cuidar de ella, incluso, como el Principito que cuidaba su rosa
Gabriel, como siempre tus comentarios y respuestas (al igual que tus post) son de una calidad excepcional. Muchas gracias por leer, y por comentar. A veces no apreciamos la naturalidad de las emociones ni de las personas; los urbanismos son un reflejo de nuestra sociedad, es un pensamiento muy renacentista el pensar que estamos moldeados en gran medida por los edificios que nos rodean.