La protesta que describiré a continuación sucedió un 20 de abril del año 2017, en Caracas, Venezuela. Tal día decidí llevar a cabo una estúpida acción heroica que fácilmente me pudo haber costado la vida, me dejé llevar por la frustración e impotencia que sentía ante la trágica situación que estaba viviendo mi país y diseñé una simbólica manifestación para demostrar una vez más la despiadada y cínica represión de las fuerzas del estado contra sus indefensos ciudadanos. Todos los días los cuerpos antimotines del chavismo asesinaban a jóvenes manifestantes, dando un claro ejemplo del odio que sienten quienes gobiernan la nación por todos aquellos dignos ciudadanos venezolanos que ejercen su derecho a protestar a favor de una mejor calidad de vida. Mi nombre es Hans Wuerich y he aquí mi historia:

Ya entrando el año 2017, comenzaron de nuevo las protestas y manifestaciones en la mayoría de estados de Venezuela, tuvieron que pasar dos años desde aquel fatídico 2014, donde la gran mayoría de asesinatos de jóvenes en manifestaciones quedaron impunes. Las movilizaciones eran grandes multitudes de ciudadanos exigiendo sus derechos a salud, salarios dignos y por supuesto, la renuncia de los gobernantes chavistas. Con las protestas vino la respuesta socialista: represiones. Abusos de los cuerpos de seguridad del estado con sus millonarias inversiones en la adquisición de bombas lacrimógenas, municiones para perdigones, centenares de ballenas y tanquetas. Todo un derroche y despilfarro de dólares en fuerza represiva.

De nuevo se dio inicio a las desgracias y violaciones a los Derechos Humanos (DDHH) ocasionados por los cuerpos policiales junto a los guardias nacionales (GNB) y colectivos chavistas (paramilitarismo o guerrillas urbanas). Delitos de toda índole; disparos lineales con bombas lacrimógenas, perdigones junto a metras, clavos, plomos y hasta balas, robo y hurto descarado a los manifestantes por parte de dichos funcionarios del estado ante las cámaras de la prensa nacional e internacional, fotógrafos y reporteros.

A esto hay que agregarle las decenas de registros que quedaron grabados a tiempo real. Los cuerpos represivos no tenían piedad alguna, reprimían, golpeaban y abusaban tanto de hombres como de mujeres, llegando en varias oportunidades a saberse casos donde guardias nacionales acorralaban a las mujeres en las manifestaciones, las montaban en sus unidades para abusar de ellas sexualmente, llevándoselas detenidas y violándolas en el camino. Se empezó a tener conocimientos de torturas y desapariciones por parte de estos grupos policiales, incluso quitándoles la vida a varios paramédicos en plenas manifestaciones. Los asesinatos no sólo eran en la capital sino en toda Venezuela.

Era inevitable asistir a las protestas, estar adelante, tirarle piedras y regresarles las bombas lacrimógenas a los “guardias nacionales”. Recuerdo un día en la autopista Francisco Fajardo, la represión fue tan brutal que la gente desesperada se tiraba al Rio Guaire (canal por donde corren la mayoría de las aguas negras de la ciudad capital), al ver tal desgracia me lance al rio con la intención de ayudar a todas aquellas personas que se encontraban ahogadas por culpa del humo del gas lacrimógeno condensado por todo el canal de desagüe, aquel día la multitud acumulada eran aproximadamente entre 7.000 mil - 8.000 mil venezolanos.

Lo único gratificante de aquella tarde fue haber ayudado a varias personas a salir del Rio Guaire, entre ellas varias señoras de la tercera edad. Para colmo de males al llegar a mi casa me entero de una noticia devastadora, una amiga muy cercana se había quitado la vida, se suicidó. Ese acontecimiento me dejó muy triste por varios días, no lo podía creer, me obligué a ir al funeral y así poder constatar que era ella quien había fallecido. Muy mala idea, juré más nunca volver a ver el rostro muerto de un ser querido.

Los días posteriores soñé con ella, en mis sueños conversamos, reíamos y disfrutábamos pero luego me recordaba que ella había fallecido y poco a poco me iba despertando de aquellos sueños, al abrir los ojos me hallaba sumergido en un gran pesar. No sé para donde van las almas de aquellas personas que deciden atentar contra su propia vida, dicen que para el inframundo, otros para una especie de purgatorio y algunos que simplemente dejan de existir, que no hay nada más allá de la muerte.

No puedo negar que la lloré, y mucho, como ha de llorarse la partida de un ser querido, pero al paso del tiempo me di cuenta que por más dura que sea una perdida, hay que asimilarla y aceptarla. La vida continua, tenemos que seguir luchando en nuestra propia carrera por sobrevivir y tratar de sobreponernos a todas nuestras adversidades, llegar lo más lejos que podamos, esforzarnos por vivir muchos años de vida para trabajar y ver materializadas todas nuestras metas, sueños y proyectos personales.

En aquellos días no quería tener contacto alguno con ninguna persona, me hallaba muy frustrado. Además, me preguntaba a cada momento si toda esta lucha contra esta corrupción política realmente valdría la pena. Todos los días morían jóvenes protestando ante los ojos de todo el mundo, eso también me deprimió en gran medida.

Las autoridades se hacían los ciegos, cómplices de la barbarie chavista, indiferentes a los asesinatos, ajenos al dolor de todas esas madres. En la actualidad muy poca justicia se ha hecho por todas esas víctimas. Oficialmente dicen que fueron 140 ejecuciones por las fuerzas represoras del estado, pero la verdad (que no sale a luz pública), es que pasan de los 300 asesinatos aproximadamente, aún hay desapariciones que se mantienen en secreto.

"¿Se podría hacer algo distinto en las protestas?" Fue una de las preguntas que me hice para aquel entonces. Siempre era lo mismo; nos reprimían, nos emboscaban y a quien no mataban lo detenían y quedaba preso, lo único que podíamos hacer era tratar de resistir, tirarle piedras, regresarle sus bombas lacrimógenas para luego huir despavoridos, más allá de eso... no había mucho que hacer.

Por inquietud o impotencia, una noche comencé a investigar en internet sobre protestas a nivel mundial y encuentro varias protestas ejemplares; manifestaciones en contra de las corridas de toros, en España y en gran parte de Europa la gente se desnuda en contra de las matanzas de animales, en EEUU varias mujeres se desnudaron en modo de protesta contra Donald Trump.

Recuerdo haber visto un video de una manifestación en Brasil donde una mujer se desnudó con la intención de acercarse lo más posible a las fuerzas de represión, pero los policías le dispararon muchos perdigones sin compasión alguna, la valiente mujer no soportó la tortura junto al nerviosismo y terminó huyendo.

Todos estos videos me dieron una vaga idea de hacer algo similar en las protestas de mi país, pero aún faltaba algo que fuese significativo y se me ocurre la absurda idea de montarme encima de alguna unidad o vehículo de represión, bien podría ser “La Tanqueta” o “La Ballena” de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Para aquel entonces estaba empezado a leer el libro de la Biblia (edición Reina Valera 1.960) y profundizando más aun en el cristianismo y me hice la siguiente pregunta: "Si yo me desnudo y me monto en una de las tanquetas de la PNB con una Biblia en la mano exigiendo el cese de la represión, ¿Tendría algún significado o repercusión a nivel nacional?" Tan sólo pensar en semejante locura me ponía nervioso, sin embargo, me parecía una buena idea.

Aquella noche no pude dormir, tampoco pude cenar, me encontraba de algún modo angustiado, una cosa es inventar y darle rienda suelta a tu imaginación en la comodidad de tu cuarto y otra muy distinta era llevar dicha idea a cabo. Me causaba mucha preocupación pensar en las consecuencias de lo que me podría ocurrir, si a estos chavistas no les tembló el pulso y asesinaron a más de 300 venezolanos, ¿Qué me aseguraba a mí que podría salir ileso de semejante idiotez heroica?

Ya estaba amaneciendo y seguía pensando en la absurda idea de desnudarme delante de miles de venezolanos, pensaba en la vergüenza que me vieran desnudo; pensaba en que podría caer muerto encima del capó de la tanqueta, en que me podrían llevar detenido y preso, en que me podrían haber disparado, en que podría haber perdido un ojo o salir seriamente lesionado en mis genitales por culpa de algún perdigón. Pero también pensaba en la escasa y remota posibilidad de que todo podría salir bien y que lograría llegar a casa al final de la tarde tan sólo con algunas leves heridas.

Tenía la idea entre ceja y ceja, sino lo hacía el remordimiento de conciencia no me iba a dejar en paz. Aquel día sólo pude dormir una hora, al levantarme sabía que había una convocatoria a marchar. Esa mañana tampoco pude desayunar, el nerviosismo y el miedo era tal que sentía el estómago totalmente cerrado, solo pude tomar un poco de agua. Me puse un short, los zapatos, una franela, el coala, en él guardé las llaves de la casa y la biblia, dentro de la biblia coloqué una fotocopia en blanco y negro de mí cedula de identidad (por si caía preso o detenido) y cerré el coala. Me fui a la calle, a marchar, sabía que ese día podría haber sido el último de mi vida.

No quise despedirme de mi madre, no quería que supiera que iba a la manifestación ni mucho menos sentir que la vería por última vez, así que salí del apartamento lo más silenciosamente posible. Al salir del edificio me sentí un poco más tranquilo, seguí a la multitud de personas que se dirigían al lugar de concentración.

Se empezaba a acumular la ciudadanía, los efectivos castrenses seguían lanzando sus costosas bombas lacrimógenas, los muchachos de la resistencia atajaban las bombas y las lanzaban al Rio Guaire para que las aguas negras apagasen el humo, y ahí estaba yo, esperando la oportunidad indicada que me permitiese quitarme la ropa y dirigirme hacia la tanqueta de la PNB, lo que la intuición me señalase primero en ese momento. Me hallaba constantemente recitando: "Que se haga tu voluntad, señor, que se haga tu voluntad".

La represión continuaba, poco a poco retrocedían cansados los muchachos de la resistencia, admirables en la conformación de su grupo de choque, tan sólo con escudos de cartón y máscaras anti-gas. Llegó el momento decisivo, se abrió un espacio en medio del grupo de choque y de las fuerzas represoras, una brecha de aproximadamente 30 a 40 metros, ahí fue donde decidí quitarme el short y la franela lo más rápido posible, una vez desnudo saque rápidamente del coala la biblia y me dispuse a dirigirme hacia donde estaban ubicados los cuerpos represores del estado.

Mi intención principal era tratar de acercarme todo lo posible al piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), y así fue, pero no sin antes recibir la primera tanda de perdigones y lacrimógenas, me arrodillé en señal de paz pero de igual forma me arremetieron con perdigones directamente al pecho y al rostro, me colocaban las bombas lacrimógenas muy cercanas a mi persona para que me retirara del lugar, pero no, tenía que soportar lo más que podía.

Llegó un momento en el que la policía represora se dio cuenta que por más que me reprimieran, no estaban logrando nada y por un breve lapso dejaron de hacerlo, por fin logré acercarme a la barrera de efectivos y comencé a gritarles que dejaran de reprimir al pueblo venezolano, que somos la misma gente, pueblo contra pueblo, que dejaran de defender al demonio genocida y que se pusieran del lado del pueblo junto a Dios, pero ellos no respondían, su única respuesta fue el silencio, (motivo por el cual apoyo la tesis de que la mayoría de militares en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), son de origen cubano). Imagino yo que tal vez estos efectivos policiales también se hallaban consternados al ver a un tipo desnudo, herido, sangrando y con una biblia en la mano.

Luego de ese breve instante decidieron volver a dispararme perdigones y lacrimógenas, recuerdo que habían: camarógrafos, reporteros, fotógrafos grabando y transmitiendo en vivo todo lo que acontecía, ellos también recibieron perdigonazos. Poco a poco me fui acercando a la tanqueta que tenía a mi lado, esperé un rato a que cesara de nuevo la represión y en el instante en que dejaron de dispararme aproveché para subirme como pude a la tanqueta, recuerdo haberme quemado un poco las manos ya que el capó de aquel vehículo estaba muy caliente.

Cuando los policías nacionales vieron que ya estaba encima de la unidad comenzaron de nuevo a dispararme perdigones en mayor cantidad de veces, ya una vez arriba me acerqué al techo de la tanqueta por donde disparan sus bombas lacrimógenas, me agacho para poder hablar con quienes manejaban aquel vehículo y para sorpresa mía me encuentro con dos mujeres rubias uniformadas de policías. Recuerdo haberles dicho que dejaran de lanzarle bombas lacrimógenas al pueblo, su reacción de rechazo fue tal que abandonaron el techo de aquella tanqueta adentrándose a la parte interna del vehículo.

Cuando decido retirarme observo que de la parte trasera de la tanqueta sale un sujeto con uniforme de policía y se acerca a donde estoy para gritarme desesperadamente: "¡Bájate de la unidad! ¡Bájate de la unidad!" al mismo tiempo le respondía: "¡Dejen de reprimir al pueblo!" dicho sujeto al ver que sus gritos no lograban su cometido, se retiró muy furioso del lugar y se metió de nuevo por la parte trasera de la tanqueta.

De igual forma continuaron disparándome, incluso una bomba lacrimógena me pasó muy cerca del rostro, casi que me rozó la oreja derecha, fue tan rápido que en ese preciso instante no me di cuenta pero días después vi la foto donde sale congelada la imagen y se ve el momento exacto en el que la bomba me pasa a escasos centímetros de la cabeza.

Hasta que por fin decido bajarme de la tanqueta, me ardía un poco la espalda de tantos perdigones que me dispararon. Ya una vez en el pavimento decido retirarme poco a poco del lugar, recogí mi ropa tirada en el piso, curiosamente estaba una encima de la otra cuando yo mismo la había dejado tirada sin ningún orden, alguien tuvo el gesto en dejarme la ropa ordenada por si acaso regresaba.

Me fui retirando poco a poco, estaba sangrando el pecho, la espalda, el rostro y el labio, un perdigón me había quemado el labio superior y mis dientes estaban manchados con mi propia sangre. No tenía previsto mi retorno a casa, en el plan me había saltado esa parte y ahora me encontraba desnudo ante centenares de personas y con la ropa en mis manos.

Muchos me preguntaron “¿Y por qué no te vestiste?” la verdad es que no sentía algún motivo para hacerlo, ya me encontraba expuesto y vulnerable ante todo el mundo, mi desnudes, mis genitales y mi cuerpo sangrando estaban ante la vista de cualquiera. Preferí irme desnudo caminando desde la autopista hasta mi casa ante la mirada atónita de todos, nunca sentí pena o vergüenza alguna, solo me sentí en paz como muy pocas veces me he sentido en la vida.

Atravesé caminando toda aquella gran multitud de personas, anonadadas, incrédulas de ver un hombre desnudo, sangrando y con una biblia en la mano. Varios reporteros se me acercaban para hacerme cualquier cantidad de preguntas pero en ese momento me hallaba tan consternado que no pude responder ninguna de sus interrogantes.

Seguí mi camino de vuelta a casa, con la ropa en mano, mi coala y mi biblia, la mayoría de personas me veían con vergüenza, muchas se reían, algunas me aplaudían tímidamente, otras se acercaban en sus motos ofreciéndome llevarme a casa, otras para darme agua, unas pocas me insultaron y se burlaron. Recuerdo una moto pasando por mi lado a gran velocidad, pegándome una cachetada muy fuerte por las nalgas.

Llego a mi casa y me encuentro a mi madre, ella no sabía nada de lo que había sucedido, me vio entrando al apartamento desnudo, sangrando y con los ojos hinchados. Recuerdo que se tiró al piso y se puso a llorar, yo también me tiré al piso y lloramos juntos, le trataba de explicar lo que había ocurrido pero en ese momento ella se encontraba muy consternada, me decía que dejara de leer la biblia que me estaba volviendo loco.

Luego de unas cuantas horas se le pasó la conmoción a mi madre y pudo calmarse, después la empezaron a llamar por teléfono amistades de todas partes de Venezuela y del mundo, familiares regados por muchos países le preguntaban a mi mamá si aquel muchacho que salió desnudo por televisión y por las redes sociales era su hijo. Al pasar los días mi madre empezó a tranquilizarse un poco más y todas aquellas personas que la llamaron y se acercaron a ella le hicieron entrar en razón.

Después de haber calmado y ayudado a mí madre a levantarse del piso me fui directamente al baño y pude constatar las heridas de los perdigones por todo mi rostro, pecho y espalda, enseguida me bañé para quitarme todo ese hedor de gas lacrimógeno. Luego fui a mi cuarto y no pude evitar quedarme dormido. Me sentía tan exhausto pero a la vez en paz y con una gran satisfacción de haber logrado lo que me propuse.

A las pocas horas me tocan la puerta, era un amigo que quería hablar conmigo, le abro y lo primero que escucho decirme es: "Verga hermano, eres famoso" me echo a reír y me comienza a preguntar si me encontraba bien, si me habían llevado detenido, si me siguieron y un poco de preguntas que ya no recuerdo, también me dijo que mi protesta se había viralizado por las redes sociales y que las fotos estaban rodando por todo el mundo, que era tendencia en Twitter y que toda la gente estaba hablando de mí.

Al rato una amiga también llegó al apartamento a decirme lo mismo pero con más detalle; que mucha gente famosa había retuiteado mis fotos, que mis videos estaban rodando por Instagram y que era tendencia a nivel mundial. Realmente me costaba creer todo aquello, lo cierto es que entre ellos dos coincidían en lo que habían visto en las redes sociales y entre risas me decían: "chamo, tu culo peluo encima de la tanqueta le está dando la vuelta al mundo".

Llegó la noche, cenamos, reímos y entre mi madre, mi padre y mis dos amigos comentábamos sobre todo lo que había ocurrido, fue una noche muy alegre. Se hizo la hora de dormir, por algún motivo había apagado el celular antes de salir a la marcha, no quería encenderlo porque algo me decía que iba a sonar mucho y realmente no quería hablar con nadie, solamente quería descansar. Tengo la costumbre antes de acostarme encender la Tablet y conectarme un rato a ver las noticias, cuando prendo aquel aparato comienza a sonar las primeras notificaciones tanto del Facebook como del Twitter.

De seguro alguien me habría escrito, pero luego la Tablet comienza a sonar más de lo normal, a decir verdad, no paraba de sonar, sonaba y sonaba y yo sorprendido al ver como aquel artefacto se quedaba pegado de tanto sonar, no me dejaba ingresar a ninguna página web ni a las redes sociales, peor aún, no me permitía bajarle el volumen, la Tablet había entrado en una especie de infarto o coma inducido, al final la dejé sonando, le tiré una franela encima y le conecté el cargador para que no se le acabara la batería.

Al ver imposible conectarme a través de la Tablet decido prender la computadora, cuando ingreso al Facebook veo que tengo más de 500 mensajes por inbox, 150 menciones y aproximadamente 400 solicitudes de amistad. Intenté leer algunas menciones pero en ese momento no pude, eran centenares de comentarios y mensajes de gente conocida y desconocida, ahí fue donde comencé a darme cuenta del impacto que había causado mi protesta, también me di cuenta que la gente estaba preocupada por mí y decidí publicar un mensaje en el muro expresando mi buen estado físico y que no me habían llevado preso.

A los pocos instantes de haber escrito aquel mensaje, comienzan a responder, pero no tuve cordura para leer todas aquellas respuestas, de hecho no pude responder ninguno. Me hallaba consternado, no sabía cómo asimilar tanta atención esporádica. Luego ingreso a Twitter, cuando abro mi cuenta tengo centenares de solicitudes y de mensajes privados, cabe acotar que para aquel momento mi cuenta de twitter la tenía privada.

Algo que me causó mucha impresión fue ver mi nombre y mi apellido de primero en la lista de tendencias en Twitter: Hans Wuerich estaba en el Trending Topic (TT), de aquel 20 de abril del año 2017, pulso mi nombre y veo que una profesora había hecho un artículo relacionado a mi persona, en aquel momento haber visto mi nombre y mi apellido (bien escritos, por cierto…), de TT fue un tanto absurdo.

Centenares de personas habían hecho mención a mi nombre, existían miles de estados, videos y fotos de aquella tarde en Twitter. Todo eso me parecía una completa locura, aquella protesta causó un efecto que subestimé y ahora se había difundido a nivel internacional, enseguida me acordé de los primeros dos amigos que vinieron a visitarme: "chamo, tu culo peluo encima de la tanqueta le está dando la vuelta al mundo", decidí apagar la computadora y quedarme mirando hacia el techo.

Esa noche no pode dormir bien, miles de pensamiento rondaban por mi cabeza, aunque mi cuerpo se hallaba un tanto adolorido por las heridas de los perdigones, mi mente estaba sobresaturada de tanta información. Logré tranquilizarme un poco y pensar mejor las cosas, decidí no salir al día siguiente, realmente sentía miedo, pensaba en que si asistía a las protestas me podrían hacer algún daño, alguien se me podría acercar con malas intenciones o algún chavista infiltrado en la marcha opositora podría pegarme un tiro, una puñalada, etc.

Honestamente me puse un tanto paranoico, temía por mi vida y sobre todo, que le hicieran algún daño a mi madre, a mi padre o algunas de mis amistades, no había pensado las consecuencias de mis actos más allá de lo obvio. Realmente pensaba que mi particular protesta iba a quedar aquí en Caracas, un bullying por algunos días y ya... luego pasaría al olvido y listo, pero no. Resulta ser que inesperadamente todo esto me dio una especie de “fama momentánea”, de un día para otro me convertí en: “El desnudo de la tanqueta"

Al día siguiente me levanto y prendo el celular, tenía más de 50 mensajes de texto y 30 llamadas perdidas, sumándole los mensajes en el buzón de voz. Luego de unos minutos me llama una amiga y me dice para vernos en mi casa, estaba súper emocionada por mi noticia, conversamos y nos reímos un buen rato. Aquel día poco a poco comenzaba a llegar gente a mi casa, amistades cercanas y vecinos del edificio se acercaban a mi apartamento, inesperadamente se formó una reunión muy amena y cálida, agradezco el apoyo que me brindaron aquel día todos aquellos conocidos.

Cayó la noche y decidí tomarme un tiempo para responderle a algunas personas que me habían escrito por las redes sociales el día anterior, para sorpresa mía un profesor de la universidad me había escrito para informarme que varios medios de comunicación internacionales querían saber de mí: CNN en español, New York Times, Miami Herald, diario El País, Caracol, NTN24, etc. otras amistades me decían que medios nacionales y radiales querían contactarme: El-Nacional, Caraota Digital, Unión Radio, La Patilla, El Estímulo, El Pitazo. Y algunos intelectuales y periodistas reconocidos querían entrevistarme: Cesar Miguel Rondón, Shirley Varnagy, Leonardo Padrón, Fernando del Rincón, etc.

Al revisar otros mensajes quedé más conmocionado, los mejores caricaturistas del país, ilustradores, diseñadores gráficos y pintores habían hecho retratos de mi protesta desnuda. El simple hecho que sólo un ilustrador se haya tomado la molestia de realizar un dibujo de mi persona es inmensamente gratificante y todo un honor, pero resulta ser que eran muchos los artistas que con sus increíbles talentos retrataron mi imagen inmortalizándola y haciéndola simbólica. Estaré eternamente agradecido con todos aquellos artistas al igual que con todos los periodistas, fotógrafos, reporteros, escritores y todas esas personas que se interesaron por mi protesta.

De todas esas personas que buscaron contactarme, hubo alguien muy especial que me escribió, les hablo de Juymar García, aquella profesora que hizo un artículo de mi protesta. Dicho escrito se viralizó y no era para menos, la dotada pluma en la fina escritura de Juymar logró pulsar emociones en más de uno, consiguiendo así una hermosa pieza literaria que terminó cerrándoles la boca a todas aquellos que criticaron mi protesta.

La primera entrevista nacional se la otorgamos a Cesar Miguel Rondón y la primicia internacional fue con Fernando del Rincón de CNN en español en su programa “Conclusiones” (medio de comunicación censurado por el socialismo chavista a mediados del 2016, junto a NTN24 y otros medios internacionales) cabe acotar que las únicas entrevistas que me habían hecho en la vida eran relacionadas a entrevistas de trabajo o laborales.

Sin embargo, existía una problemática, tenía miedo de salir de mi casa, temía que colectivos paramilitares chavistas me estuviesen vigilando o me siguieran para hacerme algún daño, por tal motivo la primera entrevista nacional la di vía telefónica desde la seguridad de mi casa, pero para la primicia internacional tuve que salir porque era en vivo a través de Skype y no tenía un equipo adecuado para semejante compromiso.

Ese día me fue a buscar el señor Vasco, esposo de Juymar, luego la pasamos buscando a la Universidad Santa María, en el primer momento que nos vimos se nos salieron las lágrimas, nos dimos un fuerte abrazo (teníamos años sin vernos) me comentó que había ido un representante de la fiscalía a buscarla ya que querían saber si yo iba a denunciar al “gobierno” por delitos de lesa humanidad, ellos querían tratar de tener algún tipo de contacto conmigo tal vez para amedrentarme o amenazarme y así no poder brindar declaraciones a los medios de comunicación. Lo cierto fue que no le dimos importancia a eso, yo no deseaba denunciarlos ni tener ningún tipo de contacto con esa gente.

Aquella mañana nos dirigimos a un medio de comunicación llamado "Caraota Digital", al llegar fuimos recibidos con una gran ovación por parte de todos aquellos periodistas y redactores, fue un momento muy especial, percibir toda esa gratitud y reconocimiento de todos aquellos profesionales fue todo un verdadero honor.

La pasamos súper bien, todos aquellos periodistas se nos acercaron para charlar con nosotros, tomarnos fotos, reírnos, intercambiar anécdotas de las protestas, etc. Todo fluyó excelente, la entrevista quedó genial, respondía con tranquilidad a sabiendas que no soy un gran orador.

Después fuimos al diario El-Nacional, me presentaron personas extraordinarias, entre ellos familiares de presos políticos, muchos me comentaron de las torturas que sufrían sus seres queridos dentro de las cárceles chavistas, también supe de las enfermedades que sufrían aquellos presos por culpa del hacinamiento, del dinero que se les tiene que pagar a las “autoridades” y “guardias nacionales” para que les permitieran pasar a las celdas de sus seres queridos: ropa, alimentos, medicamentos, productos de higiene, etc.

Tuve la oportunidad de conocer gran parte de las instalaciones del diario El-Nacional, el lugar de la prensa escrita, los diferentes sectores de redacción, el espacio de imprentas. Aquella tarde finalizó con la entrevista escrita de un periodista corresponsal del New York Time.

Luego de haber salido del diario El-Nacional, fuimos directo a la casa de Juymar, descansamos, meriéndanos y charlamos un rato. Juy me presentó a su madre, entre ellas dos me comentaron que aquel 20 de abril del año 2017, me estaban viendo en vivo a través de un medio digital llamado VivoPlay. Cuando me monté en la tanqueta, la señora gritaba: "¡Juymar! ¡Juymar! hay un hombre desnudo en la autopista" y Juymar decía: "¿Quién será ese carajo? se me parece conocido, ¡Coño! ¡Coño! ese es Hans, él es Hans, ¡Él es mi alumno!"

Después me comentaron como había surgió el famoso artículo de Juymar que se hizo viral en cuestión de horas. Fue una tarde genial, me sentía en familia, como en casa, luego llegó la noche, nos tocaba la primicia internacional con el periodista Fernando del Rincón, en CNN en español, en su programa en vivo y directo llamado: "Conclusiones".

No puedo negar que estaba nervioso, peor aún, la entrevista era vía Skype. De igual forma proseguí con la conferencia, ya una vez que comenzamos a hablar entraba un poco más en confianza, el Periodista Fernando del Rincón fue alguien amigable, a pesar de ser una entrevista me sentía más en una conversación amena.

Obviamente sabía que con desnudarme y montarme a una tanqueta con una biblia en la mano no iba a ser suficiente para derrocar al “gobierno” chavista, pero tampoco puedo negar que mi acción le causó al chavismo una muy leve molestia, tanto fue así que el mismísimo "presidente" de la República de Venezuela se burló de mi protesta, tildándome de ridículo y hasta me mandó a recoger jabones.

Yo que no quería más atención mediática, y dicho personaje me la daba el doble, (tal vez intencionalmente como estrategia populista para calar más a fondo en sus fieles y acérrimos seguidores) Esto sin querer sirvió para comparar mi delgadez con la cínica y descarada obesidad del primer mandatario presidencial, quedando registro para la historia de lo descarado y cruel que puede llegar a comportarse un supuesto “político” con tal de permanecer en el poder.

En las semanas posteriores continuaron las entrevistas, en esas ocasiones vinieron periodistas de Alemania y Portugal, me llamaban mucho de México, Colombia, Chile, Argentina, Perú, Ecuador, El Salvador, EEUU. Cabe acotar que también salí en los medios impresos de mi país, portadas como el periódico “El-Nacional”, “Versión Final”, "La Voz" y “El Nuevo País” hicieron referencia en primera plana de mi protesta, internacionalmente también salí en prensas como: “La Hora” de Quito, Ecuador y “El Diario de Hoy”, de El Salvador.

Incluso, tuve la oportunidad de asistir a un evento dentro del Palacio Federal Legislativo, aquel día se efectuaba una sesión especial en la Asamblea Nacional (AN), en honor a todos los “símbolos” de las protestas opositoras de aquel año 2017. Se me dio el derecho a palabra y di un breve discurso a todos aquellos presentes.

Algo que me generó mucha gracia fue saber que producto a mi simbólica protesta me registraron en la base de datos del portal de wikipedia.com jamas en mi vida llegué a tan siquiera imaginarme que mis nombres y apellidos aparecerían reflejados en un lugar especial para personajes famosos, aun me cuesta creer que salgo en wikipedia, incluso de vez en cuando ingreso a google y coloco mi nombre para constatar si aun sigo registrado en tan afamada página web.

1 - Tres días después de haber hecho la protesta, una vecina de mi edificio me dice: "En el colegio de mi hijo hubo un niño de primer grado que se desnudó en la hora del recreo y salió corriendo al patio del colegio gritando: ¡Libertad! ¡Libertad! como Hans ¡Libertad! ¡Libertad!"

2 - Gracias a la protesta y al auge que tuvo internacionalmente, me invitaron a la ciudad de Santiago de Cali, Colombia, para dar breves charlas en graduaciones de educación primaria y bachillerato. Nunca había salido de mi país y mucho menos me había montado en un avión, recuerdo que en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, hubo una señora que se me acercó de forma muy amigable y me preguntó si yo era el muchacho que se había desnudado en la protesta, yo le contesté que sí y ella me respondió lo siguiente:

- "¿Tu vez aquella niñita chiquita que está en el fondo del pasillo? bueno esa niñita es mi hija y te reconoció de inmediato a lo lejos pero le dio mucha pena acercarse a saludarte y me dijo que fuera yo a decírtelo, ella te quiere conocer y dar un abrazo, ¿Se lo permitirías sino es mucha molestia?"

Obviamente le dije que sí y le hice señas a aquella pequeña niñita que se encontraba a lo lejos, ella vino corriendo lo más rápido que pudo y se me tiró en los brazos para darme uno de los abrazos más increíbles que me han dado en la vida. Me tuve que agachar y casi me tumba su cariñosa embestida, el abrazo duró aproximadamente 20 segundos, no pude evitar que se me salieran las lágrimas.

- "Tengo que despedirme porque mi avión ya va a partir pero quiero que sepas que mi pequeñita hija cuando te vio por la computadora se quedó estupefacta, como hipnotizada, le dio una muy fuerte impresión ver tu protesta, era como si en lo más profundo de su ser entendiera tu acto heroico. Gracias Hans, no te imaginas lo agradecidos que estamos contigo, cuídate mucho, te deseamos lo mejor".

Sin más nada que agregar, espero que todos estos párrafos hayan sido de su completo agrado. Agradecido con todas aquellas personas por tomarse la molestia en dedicarle unos breves minutos de su tiempo en leer mi biografía. Me despido desde Venezuela con un ¡Hasta pronto! Mis respetos para todos ustedes.