La escritura como tramado-revés del naipe llamado mente

¿Por qué escribo?: muchas han sido las razones, digamos que se trata de un ejercicio que cambia su propósito conforme pasa el tiempo. Es una reflexión que ha ido tomando forma a partir de la escritura misma como práctica vital.

Podrá sonar raro, sin embargo, tengo que decirlo: comencé a escribir por el capricho o antojo de decir y ser escuchado, para luego querer comunicar algo.

De allí pasé a utilizar la escritura como una herramienta para "resolver problemas", preguntas que me hacía a mí mismo, como si ensayara con el lenguaje las posibles respuestas a dichas preguntas.

Posteriormente, el deseo cambió, es decir, escribir por la voluntad de querer escribir lo que quiero leer.

También escribí y escribo porque es la manera en que puedo hablar cuando ya nadie está dispuesto a escucharme (Creo que no es necesario aclarar que no todo el tiempo hay alguien que esté dispuesto a escucharnos; en esta era del ruido y el hiperindividualismo, las relaciones sociales están hechas a la medida del sistema dominante: para que nadie escuche al otro)

Ahora para mí escribir comporta TODAS LAS ANTERIORES RAZONES MENCIONADAS. Incluyendo, algunas que tal vez creerán aburridas. Sin embargo, para mí no lo son tanto.

Escribir implica un proceso de hacer conciencia frente al mundo y su complejidad.

Escribir es un trabajo, un hábito, un ejercicio cotidiano.

No es en vano aquel dicho vuelto lugar común de "la práctica hace al maestro" cuando de escritura se trata.

Porque escribir implica un compromiso con esas pequeñas prácticas que hacen al escritor y la escritora (y a la escritura).

Escribir implica: leer, pensar, reflexionar, investigar. Agitar la creatividad. Ver el mundo desde distintos ángulos y contextos. Tener los sentidos abiertos para el registro y no solo tener los sentidos a punto, sino hacerlo, es decir: registrar, escribir.

Ya se los he comentado anteriormente: a escribir se aprende escribiendo.

Por eso es que ya luego tal vez no parezca tan divertido porque al escribir se dice y se comunica, de modo que también la práctica de la escritura está atravesada por posturas éticas, por una responsabilidad ante lo que se dice.

Porque escribir es un compromiso con nosotros mismos y los otros.

Ya sabemos que los conceptos de "responsabilidad" y "compromiso" en estos tiempos no son muy atractivos que digamos. De modo que con la experiencia he aprendido que conforme los años si seguimos escribiendo, se hace más complejo. Nos ponemos más quisquillosos con lo que vamos a comunicar. Porque nos hacemos más conscientes del impacto que tiene comunicar ideas.

Les comento algo más. La escritura también es un arte y el fundamento de las obras de arte y del trabajo en general son el resultado de un ejercicio constante. Lo que quiero decir, en sano español es: escribir es difícil, sin embargo, al hacernos del hábito, ya tenemos una parte del juego adelantada. Y nadie ha dicho nunca que los juegos no son cosa seria, ¿no?.

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¿Qué tiene la escritura que la hace tan única y distinta del resto de las prácticas humanas?; aventuro una hipótesis de la posible multifactorial respuesta:

escribir siempre será un ejercicio inacabado, tanto para los maestros como para los principiantes.

Porque escribir es una tarea que nunca terminamos de aprender.

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Continuará...

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Muchas gracias por vuestra lectura. Nos leemos mañana.

@hipertextual

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El collage que acompaña este texto es obra del autor.