Me cansé de explicar cómo me siento,
de hacer valederos mis actos con argumentos que usted,
como un cura, decide si me redimen o no.
Chapotear en el agua para disimular mi indecisión
entre el deseo de ahogarme y la opción de seguir nadando.

Fuente
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Usted es el último de una larga lista de hombres
con los que he estado.
Aclararé que los encuentros fueron
del tipo desinteresado:
Sentados en los extremos de una mesa.
Un juego de preguntas y respuestas.
Averiguar si estoy bien o estoy mal.
Adivinar si soy real o si soy artificial.
Tal vez en un futuro lejano o cercano
a los de mi clase los dejen en paz de una vez
o nos traten de un modo más humano.
Su nombre me recuerda un sentimiento
que chilla en el cuarto movimiento
y que me abandonó mientras dormía.
Estoy harta de las ironías
usted sabe que mi cerebro no las procesa.
Tal vez, su orgullo se sienta herido.
Tal vez, pronto firme el acta de rendición,
me remita a alguien más "competente".
Este problema es interminable.
Tal vez, soy así porque de alguna forma tenía que ser.