Caracas es una joya natural que da para todo, y entre esas cosas están sus amaneceres y atardeceres. Creo que no hay mucho que reseñar al respecto más que apreciar el paisaje y los colores. Les muestro entonces una tarde en la capital.

Estas fotos me generan paz, tranquilidad y sobretodo ganas de seguir fotografiando estos atardeceres. Recuerdo que esto fue en una azotea donde Caracas se aprecia en su mayor esplendor, de este a oeste. Todo conjugado en una sola toma, el Ávila, la cota mil y el azul del cielo caraqueño.