Inquilinos

La gente de hoy en día sí es ingrata

¿No te digo yo? Les abres la puerta a tu hogar y no hacen más que faltarte al respeto.

Los niños dejan sus juguetes tirados por toda la casa.

El padre está acostumbrado a prepararse una merienda y dejar los víveres regados por toda la cocina.

La madre es la única que ha tratado de respetar mi hogar, sin embargo, cuando cree que no la estoy viendo la muy abusadora cambia detalles de la decoración. Acomoda la alineación de mis obras de arte, cambia la posición de mis muebles, hasta la vi el otro día comprando pintura de interiores ¿Qué te parece? ¿No es un abuso tomar estas decisiones sin consultarme?

Y es que no te he dicho lo peor aún, lo mal que me tratan los muy maleducados.

Los niños me ignoran cuando me asomo a sus habitaciones para asegurarme de que todo está en orden, y claro, no lo está, su cuarto es un desastre, pero eso no significa que no vele por su seguridad. La gente no comprende el corazón de una anciana como yo y nuestros sentimientos hacia los niños pequeños.

Hay un silencio sepulcral en la sala cada vez que están ahí y yo paso a realinear los cuadros. Detienen en seco su conversación, y sobran palabras, me hacen sentir como una intrusa en mi propia casa.

Y ni hablar de cuando ordeno la cocina de noche, nadie se levanta a tenderme una mano, pero cuando está ordenada todos disfrutan de usarla.

En mis tiempos la gente era muchísimo más respetuosa.

Después de muerto la gente le pierde el respeto a uno.