Una ambición destructiva

Lisbeth una joven llena de rabia y rencor hacia la vida por ponerla en aquella miserable familia, sentía que estaba desperdiciando su belleza en aquel barrio bajo donde vivía entre tanta gente desaliñada, su familia era muy pobre y todos debían trabajar para sustentarse y hasta los niños debían colaborar para hacer más lijera la carga esto a ella le hacía hervir la sangre y siempre trataba de evadir responsabilidades, los días que le tocaba encargarse de vender los pañuelos y tejidos que con mucho esfuerzo hacía su madre ponía a sus hermanitos a pedir y vender todo lo que pudieran amenazandolos para que no le contaran nada a sus padres quedandose con todo lo que quedaba y hasta tomando de lo que no correspondía de la ventas y gastandolo en vanidades, mientras su familia luchaba para vivir y mantenerse.

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Ella no tenía una mentalidad de trabajo ni superación no le interesaba aprender ninguna habilidad o profesión para su futuro, ella solo visualizaba un hombre que tuviera lo suficiente para sacarla de aquella vida ya tenia 19 años y aún seguía vendiendo pañuelos y ya sus hermanos estaban más grandes y no era tan facil seguirlos manipulando, un día malhumorada por tener que vender aquellos miseros y horribles pañuelos se fue caminando hacia una zona bastante concurrida y donde había mucha gente que a su parecer si valía la pena observar las mujeres iban vestidas hermosas y con aquellos tacones con los que ella tanto soñana tener, sentado en un banco vio a un muchacho que calculó era un tanto mayor que ella pero no demasiado y vio la oportunidad de usar lo unico bueno que le había dado la vida a su favor.

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Lisbeth se arregló el cabello y acomodó la bolsa de pañuelos llevandola con esfuerzo como si pesara más de lo que realmente era, caminó casualmemte por el area donde estaba aquel joven y al ver que no levantaba la vista hizo como si se fuera a caer de bruses y lanzó los pañuelos al piso tumbandose a si misma como si fuera tropesado y regañandose en voz alta por su torpeza, el chico se levantó de golpe y al verla se impresionó quedando paralizado por un momento por la belleza de aquella muchacha, sacudió su cabeza para salir de su ipnotismo y se dispuso a ayudarla a ponerse en pie y recoger todos los pañuelos caidos, "que torpe soy" dijo Lisbeth marcando cada palabra con un tono avergonzado que finjía muy bien, "descuida fue un accidente, ¿estas bien, te lastimaste?" le preguntó con franca preocupación, ella se sintió triunfante por dentro pero hizo una mueca de dolor y se frotó la rodilla, él con caballerosidad la sostuvo y llevó al banco donde estaba sentado anteriormente, "soy una tonta ni siquiera vi con que pude tropesar, gracias por ayudarme", dijo con voz inocente y le sonrío, " y ¿como se llama mi heroe?" pregunto con interés y mirandolo fijamente, "soy Gabriel y tu ¿como te llamas?", preguntó perdiendose en los ojos color miel de aquella bella chica, "soy Lisbeth, muchas gracias por ayudarme creo que mi torpesa es por el cansancio y me disculpo debo irme para intentar vender alguno de estos pañuelos, no me ha ido muy bien hoy", dijo con tono lastimero bajando la mirada con pesar y suplicando internamente que aquel chico cayera ante ella, se levanto con cara de dolor y tomó los pañuelos ofreciendole su mano a Gabriel como agradecimiento, él no dejaba de verla y le pidió quedarse un rato más, "no puedes levantarte tan deprisa si te golpeaste debes esperar un poco, yo te haré tu primera compra no te preocupes" dijo sin soltar su mano, Lisbeth lo vio y le mostró una amplia y hermosa sonrisa en la que solo había un senyimiento, interes.

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Desde el día en que se conocieron siguieron viendose con frecuencia y Gabriel cada vez sentía más fuerte la necesidad de verla y sobre todo de ayudarla, aquella humilde y bella persona no merecía vivir así, la invitó a salir y Lisbeth no cabía en la emoción ese día trató de arreglarse lo más que pudo y con su belleza no necesitaba mayor esfuerzo cuando se encontró con Gabriel en aquel parque reconocio que era muy apuesto pero ese día su misión era indagar en la vida de él y en su estabilidad económica, él la llevo a ver una pelicula y se sorprendio al enterarse que era la primera vez que Lisbeth entraba a un centro comercial y a un cine, la llevo a comer a un restaurante que aunque no era lujoso era bastante bueno ella sin ver ningún precio pidió lo que más llamó su atención y se sintió saciada ese día había sido realmente productivo y ya sabía que Gabriel era un excelente candidato tenía 24 años y estaba recien graduado de la universidad como ingeniero en telecomunicaciones, eso le había dicho y al parecer le iba bien con inversiones que había hecho en algo en internet de lo que ella no tenía idea y realmente no le importaba solo debía fascinarlo hasta que él mismo le pidiera estar a su lado.