Las anécdotas de Jacinto (Lo bueno dura muy poco)

jlufer (75)in #spanish • 5 years ago (edited)

Fuente: Álbum Familiar

Muchas gracias queridos amigos por la agradable compañía. Es increíble cómo pasan de rápido los días, parece mentira que haya pasado más de trece días de la última vez que compartí los recuerdos de Jacinto. El joven de provincia que viajo a la capital del país en busca de un mejor futuro.

Las cosas por fin comenzaron a cambiar en favor de Jacinto. Encontró un buen amigo que sus familiares quería como a su propio hijo, el gerente de los “Trenes¨ ¨general¨ ¨Roca¨ había conseguido un hermoso lugar en donde vivir y el encargado del mantenimiento de los trenes había contratado al joven en el horario Nocturno.

Esta era la primera vez que las cosas iban bien desde su llegada a la gran ciudad, tan bien que a Jacinto le costaba creer, pensaba que todo era un sueño. Pero debía estar preparado, pronto algo estaba por suceder y cambiaría todo lo bueno.

Después de varios meses de entablar la amistad con el hijo de los ¨inmigrantes¨italianos¨ le comento que sus padres debían regresar a su país, al parecer había heredado una gran propiedad y debían firmar algunas documentaciones.

Esta información a Jacinto le cayó pésimo, el mejor amigo que pudo conseguir en la gran ciudad se marchaba muy lejos, si bien para la amistad no existen las distancias o las fronteras, en este caso, su lejanía era importante y El joven no disponía de los medios para continuar la amistad a distancia.

Tras la partida de su amigo su estado anímico estaba muy caído, lamentablemente esta situación afectaba en los resultados de su trabajo, fue tan notorio que el gerente mando a llamar al joven. Jacinto comento lo que estaba sucediendo, y se comprometió que todo volvería a la normalidad.

Esta situación llego a oídos del jefe de mantenimiento y lo relaciono a un cansancio del joven con las tareas nocturnas, al día siguiente, determino suspender las tareas relacionadas al mantenimiento de las unidades que hacia el joven por las noches.

Era imposible de creer lo que estaba sucediendo, no se podía dar el lujo de perder todo, debía hacer algo y retomar el buen trabajo que había estado realizando, si no lograba hacerlo, lo más probable que perdería la changa del mantenimiento de la plaza y con él, el lugar en donde dormía.

El joven siempre fue muy trabajador, objetivo y optimista, en pocos días retomo la calidad en sus tareas y la verdad se notaba a los lejos. Era la primera vez que sucedió algo parecido, sin lugar a dudas en Jacinto había un verdadero sentimiento de amistad.

Como era de esperar, el jefe pasaba más seguido por la plaza, era evidente que veía el nivel de desempeño del joven, algo que notaba y daba lo mejor de el para que su trabajo fuera sublime. Una semana después el profesional mando a llamar al joven. Jacinto se presentó de inmediato, seguramente lo felicitaría por el trabajo que estaba realizando.

Al juzgar por la cara del gerente, era evidente de que Jacinto tenía una visión errónea de su desempeño, seguramente no estaba haciendo bien las cosas, antes del que el responsable hablara, Jacinto tomo la palabra para disculparse y pedir una oportunidad de enmendar las cosa.

El responsable pidió al joven que se tranquilizara, y estuviera seguro que él estaba trabajando mejor que antes, su mejoría se notaba, tal es así que muchas personas pasaron por la oficina para felicitar por el buen mantenimiento de la plaza.

El gerente explico que nadie tenía la culpa de nada y que a veces las cosas sucedían por alguna razón. En esta ocasión lo mando a llamar para agradecer por todo lo que había hecho en ese lugar en tan corto tiempo y que lo extrañaría mucho, pero que lamentablemente se tenía que buscar otra changa para ganar dinero y un nuevo lugar en donde dormir.

La compañía había decidido trasladarlo como gerente a otra localidad en una nueva ciudad. Al oír estas palabras Jacinto se puso pálido, un ataque de pánico gano su cuerpo, era como si todo lo que había hecho en su vida era diferente, ponerse a pensar que volvería a dormir en la plaza lo aterrorizaba.

El gerente intento pagar un mes por adelantado, pero como era de esperar Jacinto se negó rotundamente, después de despedirse regreso a la plaza constitución con las pocas cosas que había comprado y tenía guardado en el vagón del tren en donde dormía.

Esta fue la segunda vez desde que había llegado que sentía la sensación de que estaba destinado a pasar mal en la gran ciudad. No podía creer que todo resultara como resulto, después de entregar todo y hacer las cosas bien, estaba como el primer día en que llego. En la metrópolis ¡Lo bueno dura muy poco!