De mi, para usted.
Quito, Ecuador
Febrero 2019
Con mucho respeto, de mi parte unas palabras:
Quiero comenzar con un saludo, y comentar que sigo sin entender, como es más sencillo escribirlo que expresarlo de otras maneras.
Le extraño, de formas que no podría siquiera imaginar, le extraño de formas cuya explicación no he de hallar en el basto universo al que pertenezco; quiero que sepa durante el resto de sus días, que siempre le estaré esperando, siempre estaré aguardando su llegada con la ilusión que tienen los infantes, con la esperanza que tienen los adultos y la resignación que tienen los pacientes terminales. Mientras mis días pasen y mi tiempo se haga cada vez menos, debe saber que cada segundo que expira, no es un segundo perdido, y que entre otras actividades, siempre estaré dedicado a esperar que mis segundos coincidan una vez más con su valioso tiempo.
Hace años que no hacia esto, la ultima vez si mi memoria no me traiciona, fue por allá por el año 2013; Que distinto era el mundo para entonces, era una persona totalmente distinta, inmadura, herida, sin entender a ciencia cierta lo que estaba aconteciendo; aun vivía en la ciudad de Caracas, el mundo giraba de forma diferente y yo por dentro seguía siendo esa persona rota, que no se tomaba fotografías y le molestaba sonreír. Usted sin embargo estaba ahí, cuantas cosas en común y cuantas cosas para debatir entre ambos, y aunque no es secreto la atracción intelectual que existía, creo que no podríamos haber imaginado jamas, que un hilo rojo se iba acortando entre nosotros con el paso del tiempo y es que nos creíamos intelectuales, pero por mi parte debo admitir, que realmente no conocía nada de la vida.
En miles de ocasiones le vi alabar con su voz reconfortante, sus palabras de motivación y sus comentarios de aliento, la manera en como redactaba aquellos textos tristes, aquellas misivas cuyo destinatario jamas recibiría. Y es así como llegamos a esta ironía, donde el destinatario de este texto ahora es usted, la diferencia es que esta vez, no es un falso deceso el que me aqueja y la vida sigue siendo una variable presente, más sin embargo no logro ubicar en mi ser el valor como para dirigirme a usted de otra manera, puesto que no me considero digno de expresar lo que me acongoja. Es por eso que redacto esta carta, que navegara en el basto océano de la Internet cual si estuviese en el pacifico surcando el mar en su botella, y solo el tiempo y el destino sabrán el momento preciso de que usted pueda recibirla.
Odio, que palabra fea y lamentable, pero también lamentable tener que decir que en este momento es lo que mas se asemeja a lo que siento por Joseph Nicéphore Niépce, si no le conoce no se preocupe, no tiene porque hacerlo; Este hombre, fue el inventor de la fotografía. ¿Sabía usted lo potente de una foto? puede hacernos reír, llorar, suspirar y recordar momentos que pensamos olvidados en la grandeza de nuestro pensamiento; hoy en mi caso observo las pocas, pero fabulosas fotografías juntos y no me hallo, ¿Donde quedo ese joven que hacia muecas y sonreía? ¿Quien es esta persona gris que hoy vuelve a redactar?, creo que más que odio es una tristeza tan solida, que su peso suele hacer una presión abrumadora, capaz de cargar mi alma. ¿Y como se hace? pregunto con sinceridad, puesto que en la totalidad de mis días, todos ellos con aprendizajes y experiencias, aun no aprendo muchas, ¿Como podría no dolerme el mirarme tan feliz a su lado sabiendo que es tan solo un recuerdo? preguntas sin respuestas para la fecha, y que seguiré buscando, quizás con el pasar de los días lograre comprender más.
No quiero ser molesto y que mis palabras le incomoden, y aunque se que no va a leer este texto pronto, de igual manera no me quiero arriesgar a extenderme y parecer una persona con una intensidad emocional la cual sea difícil de digerir, en pocas palabras, me preocupa mostrar mi verdadero yo.
Nos escribimos
Le escribo pronto, un gusto redactar por y para usted.
Joseph Duarte