Transformación a Migrante

Dicen que de los buenos momentos se guardan fotos y recuerdos, mientras que de los malos no. Quizás, esa sea la razón por la que no tengo ni una foto de lo que fue mi salida de Venezuela, aunque guardo en esta memoria de infinitos Bytes, imágenes detalladas y de la mejor definición, voces y comentarios, sensaciones y muchos otros recuerdos de aquel día hoy hace un año.

Juro que de haber sabido la dificultad de este proceso aquel Jueves 7 de Diciembre, aún estaría en Venezuela preso del pánico y sin las oportunidades, enseñanzas y experiencias que el migrar me brindó.

10:00 de la mañana, recoge aquí, recoge allá, ¿no quedó nada? era consciente de que lo que en casa quedaba, no lo vería más. Un grupo de maletas se llevaban aquello que iba a necesitar y esos pequeños detalles de los cuales no me quise desprender, y no era cuestión de desapego, era que una cosa es desprenderte de algo y otra desprenderte de todo. Aún recuerdo mi habitación y el clima de la misma, el beso de mi novia esa mañana al despertar y mi silencio sepulcral mientras vivía inmerso en mis pensamientos.

11:27 de la mañana, "Llegó Javier" exclamó mi papá, juro que jamás había odiado tanto a un gocho (Calificativo dado a las personas de los estados andinos en Venezuela), y en realidad no lo odiaba a él, si no lo que representaba. La vecina de enfrente y sus hijas, casi parte de la familia, el vecino de la esquina con quien me pegue la última borrachera y nadie más, no soy bueno para despedirme. Poca gente supo que me iba hasta estar en Colombia.

Y así comenzó mi viaje, lleno de tristeza desde mi casa en La California hasta el terminal en Charallave. Fue duro y una de las sensaciones más tristes el ir por la autopista y saber que era el último vistazo en años que le daría a esta ciudad, a la Avenida Francisco de Miranda que tanto camine o al estadio Olímpico donde tanto lloré y celebré. El caso es que me iba despidiendo de parte de mi, pero estoico con un silencio que dejaba apenas vislumbrar lo que sentia.

Llegue al terminal, bajamos las maletas del carro y de inmediato mi papá comenzó a conversar con unas personas en el lugar, y de inmediato entendí que esa era la gente con la que íbamos a viajar, pero realmente no tenía nada que conversar. Desde mi arribo al terminal y hasta las 5:27 de la tarde recuerdo fragmentos, me tomé una cerveza (y valla que extraño el sabor de una polar), me comí una árepa para Almuercenar con un Nestea y converse lo justo, con quien más converse fue con una señora que iba a viajar con mi Novia a Valencia, ella se fue y yo me senté a llorar como pocas veces lo he hecho, lleno de ira, tristeza e indignación.

5:27 de la tarde llego la hora, el bus que nos llevaría a destino parecía estar listo, nos subimos, nos acomodamos y comprendí ese frase Bueno, ya te montaste en el bus

Y voy a dejarlo hasta aquí por ahora, pero contare más de lo que fue mi transformación a migrante.

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