Experiencias porteñas #3: Teatro Colón

Hola Steemit. Sigo con esta parte de mi blog llamada "Experiencias porteñas", una recopilación con datos interesantes y fotos de los lugares que voy visitando durante mi intercambio académico en Buenos Aires. Aquí vamos:

Cuando llegas a una ciudad que no conoces, lo mejor que puedes hacer es dedicar tiempo para caminar. A pesar del calor insoportable (llegué en verano), Buenos Aires tiene amplias zonas peatonales y una cultura ciudadana superior a la de otras urbes latinoamericanas, por lo que las caminatas suelen ser agradables. Durante mi primera semana debía ir a la Embajada de Colombia en Argentina y, como hacía casi todos mis recorridos a pie, debía caminar varias cuadras por la Avenida 9 de Julio (Aquí hablo un poco de esa avenida). Iba caminando desprevenido y un edificio antiguo apareció por mi lado izquierdo. Inmediatamente miré Google Maps (prefiero ubicarme con aplicaciones que preguntándole a las personas) y me di cuenta de que estaba en un sitio majestuoso. Lo primero que hice cuando lo supe fue abrir la cámara en mi celular y tomar algunas fotos, como la que les voy a mostrar ahora. Con ustedes EL ÚNICO E INIGUALABLE Teatro Colón:

No olviden que no soy fotógrafo y no tengo una buena cámara, ¿bueno?

Empecemos con algunos datos de interés:

• La acústica: El Teatro Colón fue diseñado específicamente para ser una sala de óperas y conciertos sinfónicos. Ese hecho por sí solo representa un gran reto, pues el lugar debe garantizarles a todos los espectadores que podrán escuchar a la orquesta sinfónica de manera óptima desde cualquier lugar del auditorio. La dificultad aumenta aún más cuando se tiene en cuenta que el Teatro Colón es una sala monstruosa en cuanto a su tamaño, con 28 metros de alto, siete niveles y una capacidad que puede llegar a las 3000 personas. Pues bien, según una encuesta realizada por un experto, el Teatro Colón es la sala con mejor acústica para óperas en el mundo y tiene la segunda mejor acústica para conciertos en general. No, no es mito. Yo mismo comprobé que su acústica es brutal, pero de esa experiencia hablaré al final de este post.

• Los lujos: El Teatro Colón fue diseñado en un alto porcentaje por Vittorio Meano (el mismo arquitecto que diseñó el Palacio del Congreso. Ver más información aquí). Tanto el Congreso como el Teatro Colón fueron diseñados y construidos a principios del siglo XX, época en la que Buenos Aires era una metrópoli de importancia mundial y un centro de encuentro internacional, entre otras cosas, por la gran cantidad de inmigrantes europeos que llegaron a la ciudad. Esto provocó una especie de bonanza, por lo que había una gran cantidad de familias acaudaladas y mucho dinero circulante. El Teatro Colón es una fiel evidencia de esa época, pues es una de las salas de conciertos más lujosas del mundo. Tiene una gran cantidad de detalles en oro, bustos de Mozart, Beethoven y otros compositores en sus salones menores y una cúpula pintada con alusiones a los principales artistas relacionados con la música sinfónica, entre muchos otros detalles. El lugar es hermoso en sí mismo, habiendo visitas guiadas solamente para conocer el auditorio.

• Cultura y clasismo: Al ser un recinto que se considera "casi sagrado", el Teatro Colón adopta los más altos estándares de etiqueta para sus eventos. Los asistentes a los conciertos pagos que se ubican en la platea están obligados a asistir con traje de gala, por ejemplo. Además, está prohibido (en teoría) tomar fotos y grabar vídeos durante el espectáculo. Mientras toca la orquesta, el silencio del público es sepulcral. Esta cultura y aparente "clasismo" se instauró desde la misma construcción del teatro, pues los dineros para el mismo fueron recogidos entre no más de 30 familias acaudaladas de la ciudad. Por lo tanto, el círculo de asistentes a las funciones del Teatro Colón era bastante cerrado y elitista en sus inicios. Se cuenta que cuando había algún asistente "no acostumbrado"en algún concierto, la gente empezaba a hablar en francés para excluirlo de alguna manera.

Esos fueron algunos datos históricos interesantes. Sin embargo, rompiendo con el molde de lo que han sido estos capítulos de Experiencias porteñas, hoy quiero hablarles desde mi propia perspectiva. Vamos pues:

Dos meses después de llegar a la ciudad y ver la fachada por primera vez, se anunció que habría un concierto gratuito en el Teatro Colón en el que se presentaría la Orquesta Filarmónica de Mendoza. No dudé ni un segundo que debía asegurar mi entrada para el evento, a pesar de que me quedaba imposible ir cuando iban a repartir los boletos (si algún día lees esto, GRACIAS TEFA. Qué gran favor me hiciste). Les voy a contar algunas cosas de ese concierto, porque ha sido uno de los sucesos más memorables de mi estadía en Buenos Aires. Desde ahora y hasta el final del post, utilizaré fotos tomadas por mi amiga Tefa con su celular. Resumiré mi experiencia en tres puntos:

• El auditorio: Sí es tan mágico como lo describe Wikipedia. Entramos como diez minutos antes de que empezara el concierto, por lo que la ubicación que nos asignaron fue en el último nivel. Desde allí se ve todo el auditorio, es verdaderamente hermoso. Los datos sobre la acústica tampoco son erróneos. Desde donde estaba no me percaté de ninguna ayuda de amplificación para la orquesta. El concierto se hizo todo con el sonido emitido por los instrumentos únicamente y, en realidad, todos los detalles se escucharon con claridad: definitivamente impecable. Una foto desde nuestra ubicación antes de empezar el concierto:

• El repertorio: No lo conté en mi Introduce Yourself, pero toqué en una banda sinfónica de mi ciudad durante mi adolescencia (por 6 años). Gracias a esta experiencia, me hice amante de la música sinfónica y aprendí a diferenciar auditiva e históricamente los diferentes períodos artísticos (Clasicismo, Romanticismo, etc.). Para el concierto, la Filarmónica de Mendoza escogió dos obras de uno de mi períodos favoritos: El Impresionismo. No es mi período favorito porque pienso que le falta un poco de expresividad, pero me gusta mucho porque los compositores escribían obras realmente difíciles de tocar. En este caso sonó un concierto para violín y orquesta de Ravel y una sinfonía de Shostakovich. Repertorio de primer nivel.

• La orquesta: Cuando toqué en la banda sinfónica, tuve la oportunidad de participar en muchos concursos de bandas, los cuales son una fuerte costumbre en mi país. Gracias a eso adquirí la mala costumbre (o puede ser buena, según el caso) de escuchar siempre las agrupaciones sinfónicas con un sentido crítico. La Orquesta Filarmónica de Mendoza me sorprendió gratamente, ya que a pesar de que tocaron obras muy complejas, dieron un concierto casi perfecto. Las dos obras que interpretaron los exigieron al máximo, pero lograron salir victoriosos de esa batalla. Aquí un vídeo corto (grabado clandestinamente por Tefa, por cierto. Muchas gracias otra vez, si me lees) de la Sinfonía 3 de Shostakovich y una foto de la orquesta:

Así llegamos al final. Este post estuvo más largo que de costumbre, pero en realidad traté de resumirlo todo de la mejor manera posible. Si les gustó, no olviden dar upvote y resteem. Hasta una próxima ocasión.