Me Case con mi Profesión.

Toda mujer sueña con casarse con un príncipe azul, vestida de blanco y que sea para siempre. Ese era el sueño de Alicia, una mujer de 31 años a quien la vida le dio la oportunidad de estudiar y prepararse, llegando a ser una abogada de prestigio, tenía casa propia, un carro último modelo y las comodidades necesarias para ella, pero faltaba un detalle, no conseguía a su príncipe azul.

Un día estando con unos amigos en una reunión, se presenta un hombre y se dirige directo al grupo de amigos en la cual estaba Alicia, saluda a unos conocidos y al llegar a ella se presenta ¡Mucho gusto, me llamo Gilberto! la chica quedó impactada, así continuo la reunión, todos conversando, riendo y disfrutando de la noche, en un momento se acerca Gilberto a Alicia y le dice ¡Pareces una chica interesante y te muestras muy segura, eso me gusta en una mujer! Ella muy alagada contesta ¡Gracias por tus palabras, la primera impresión es la que cuenta! De ahí en adelante comenzó lo que para Alicia pudiera ser un prospecto para realizar su sueño.

Llamadas, citas a comer, paseos y detalles llenaban a Alicia de ilusión, un tarde quedan para ir a almorzar, Alicia llega al sitio, toma una mesa y espera a que llegue Gilberto, minutos después entra él, se saludan y ordenan la comida, entre la conversación Gilberto le propone que se tome un rato libre, se vayan a pasear y a conocer su departamento, Alicia lo piensa y le dice ¡Esta bien, por un día que cancele mis citas no pasa nada!. Ambos salen del restaurante y se van a un parque donde hay un lago, se sientan a admirar su belleza, luego de un rato deciden irse al departamento de él, al llegar todo es muy limpio y ordenado, hecho que causo muy buena impresión a Alicia y así se lo hizo saber. Luego de un recorrido por el lugar, entre besos, caricias y abrazos, pasó lo inevitable entre ellos, para ella era lo mejor que le había pasado y así quedó profundamente enamorada.

Pasan los días y ambos se siguen frecuentando, una tarde Alicia llama a Gilberto para ir a cenar, este le dice que no porque tiene algo importante que hacer, ella entiende y quedan en comunicarse más tarde. Como a toda mujer algo extraño le sonó la respuesta de él. Abogada al fin, comienza a indagar la vida de Gilberto, discretamente pregunta a sus amigos en común, a parte de lo que ella sabe, el pasado de él, solo Luis se atreve a confesarle que su amigo tiene una hija y que vive en otro país con su madre de quien él esta separado, le advierte que maneje la situación con cuidado porque él es delicado con respecto al tema de su hija.

Al llegar Alicia a su casa se siente decepcionada y se pregunta el porqué Gilberto no le había mencionado nada al respecto, quiso llamarlo, pero mejor espero a estar frente a él y decirle. En la mañana, suena su teléfono y era Gilberto, se saludan y él le dice que extrañó que no lo llamara cuando habían quedado en comunicarse, ella le dijo que llegó agotada de la oficina y se quedó dormida, quedan para verse a la hora del almuerzo. Ambos llegan al restaurante, se saludan y Gilberto la nota algo extraña, le dice ¿Qué te sucede? Ella sin dudarlo, le dice ¡Que te costaba decirme que tenias una hija! como te has enterado, ¡Es lo de menos, pero me has decepcionado, todo lo que hemos pasado en este tiempo y lo hechas a la borda! Gilberto no supo más que decir, que eso era su vida personal y pasada, solo que esperaba el mejor momento para contarle y si anoche no se vieron fue porque su hija llego al país de visita y él debía recogerla al aeropuerto

Después de esa primera diferencia y discusión, vinieron otras y todas tenían que ver con la hija de Gilberto, dejando a un lado a Alicia y si acaso se veían era para pasar el rato y luego cada uno por su lado, hasta que un día Alicia se cansó y lo enfrentó, ella le dijo que hasta cuando soportaba que la pusiera a un lado y que era incapaz de presentarle a su hija, fuero muchas las respuestas sin decisión de Gilberto que ella prefirió cortarlo y no verlo más. Desde ese momento, Alicia se dedicó a lo que más amaba y era a su trabajo como abogada, defender y proteger a los más desvalidos la llenaba a tal punto que dejó su sueño de casarse por casarse con su profesión.