Sobreviviendo a las tinieblas/ Penúltimo capítulo: el desalojo

in #spanish6 years ago




"Sobreviviendo a las tinieblas" es una historia de mi autoría contada dentro de la literatura-fantástica en el subgénero de terror. En esta narrativa se centra al lector en el año 2025, donde sus personajes principales Rafael y Augusto se encuentran en el campamento de Curimagua que protege al grupo sobreviviente de Punto Fijo de un ataque de personas infectadas, y cuyo origen del virus nadie conoce nada.

Los protagonistas prontamente iniciarán la búsqueda de Lorena una ex vecina y amor de Augusto con la esperanza de hallarla viva en el apartamento donde reside, el peligro está en regresar a la ciudad donde se originó todo el caos, pero luego de encontrarla la historia va más allá: todo el campamento necesita escapar de una multitud de infectados que se avecina.

La historia se centra principalmente en el estado Falcón en donde se les da vida a sus protagonistas, en algunas partes se menciona el estado Zulia, y de último se toma a la capital venezolana como parte del desenlace del texto contado para otorgarle un final inesperado al interpretador.

Dentro de cada capítulo se desarrollan los acontecimientos sobre un supuesto “ataque zombi” que acontece en Venezuela, y además se le explica al lector a medida que este va leyendo todo lo que está ocurrieron. Este cuento dentro de lo fantástico, cuenta con cinco capítulos con un subtítulo cada uno, para darle al lector una idea y mayor visibilidad sobre lo que va a leer en los próximos párrafos.

Capítulos anteriores

Capítulo 1: Infectados

Capítulo 2: El campamento

Capítulo 3: Esparcidos



Capítulo 4

El desalojo

-Damas encontramos a estos dos muchachos refugiados en el supermercado, disculpen, no podíamos dejarlos solos a su suerte- le comentó Rafael a Lourdes y Lorena.

-No tenemos problemas, ¿dónde caben dos caben cuatro, no?- dicho esto se rió irónicamente Lorena.

-¿Y doña Lupe, hijo mío?- le preguntó Lourdes a Augusto.

-Mamá murió al igual que mis hermanos- respondió.

-Cuando íbamos en camino a casa de los abuelos, el carro se paró así que nos bajamos a revisar la batería, fui un momento a orinar entre los árboles, y cuando regresé ya estaban infectados, me tocó subir la montaña solo y después la gasolina se acabo, tuve que ir a pies, por suerte no había ninguna cosa rara, y después me encontré con el campamento de Rafael- continuó Augusto.

-Cuanto lo lamento Augusto- dijo Lourdes.

El combustible se estaba terminando, así que debían buscar urgentemente una bomba para echar gasolina o se quedarían sin auto. Rafael pasó tres gasolineras y no pudo bajarse en ninguna, estaban llenas de infectados.

Pasaron otra gasolinera y debieron detenerse, habían infectados por doquier, pero no tenían otra opción, sino se detenían pronto quedarían varados en la nada.

Augusto que era más ágil, se bajó del auto con un explosivo y los fósforos en mano, se quedó parado en una esquina y lo arrojó, salió corriendo otra vez al auto esperando que los infectados se distrajeran con el sonido y despejaran la gasolinera, y casi funcionó.

Mientras Rafael le echaba gasolina al carro y tomaba las garrafas para llenarlas y así llevar combustible hasta el campamento, Dimitri se bajó del auto para usar el baño de la gasolinera, pero cuando entró se consiguió con los infectados.

-¡Augusto!- exclamó Rafael.

-Ve a buscar a Dimitri que fue al baño, ya debemos irnos- continuó.

Augusto fue corriendo hasta la tienda de la gasolinera para ubicar el baño donde estaba Dimitri, pero ya era tarde.

-Vámonos rápido, Dimitri fue mordido y varios infectados se dirigen hasta aquí- gritó Augusto.

En el instante Rubén comenzó a llorar en silencio.

-Cálmate pequeño, todos cuidaremos de ti, yo también perdí a mi hijo- le dijo Lourdes al chico.

Montándose en el auto ya estaba anocheciendo, así que Rafael condujo rápido para llegar al campamento antes de que oscureciera por completo.

-Llegaron amor, creo que son ellos- gritó Elena a su esposo.

-¡Santo Dios! Pensábamos que ya estaban muertos- dijo Rómulo enfurecido.

-Papá, si te decía a dónde pensábamos ir nos hubieses negado el auto- contestó Rafael.

-¿Dónde estaban y quiénes son estas personas?- pronunció Rómulo mientras revisaba cuidadosamente a todos para percatarse de que no tenían ninguna mordedura.

-Lorena es amiga y ex vecina de Augusto, Lourdes es su mamá- aseveró Rafael.

-Este chico es Rubén, estaba junto a su hermano Dimitri, en el supermercado escondidos en el cuarto de abastecimiento, decidimos traerlos aquí pero a Dimitri lo mordieron mientras echábamos gasolina – continuó.

-Bienvenidos a todos, ahora son parte de esta gran familia- dijo sonriente don Rómulo.

Oscar tomó el equipamiento de Lorena y Lourdes y las llevó hasta la carpa C-10, para que ese fuera su nueva habitación les indicó donde estaba el baño, y les ofreció comida y bebida.

Augusto llamó a Lorena para hablar a solas y la invitó a sentarse en una de las banquetas que mira hacia el río y queda a unos metros de la zona de carpas.

-Papá, sé que hice mal en no decirte, pero mira hemos traído alimentos, medicinas y gasolina- comentó Rafael a su padre mientras comían.

-Está todo bien hijo, solo estábamos preocupados por ustedes- respondió Rómulo.

Cuando eran las 11:00pm, Oscar quien estaba de guardia vio con los binoculares una gran ola de infectados acercarse por la carretera principal. Entonces gritó:

-Despiértate, mira esto Paulo-

-¡Qué diablos es esto!- exclamó Paulo con un tono alto.

-Debemos marcharnos ahora, somos muy pocos contra ese montón de infectados, ve a decirle al jefe para que se preparen todos- le ordenó Oscar a Paulo.

Corriendo y con escopeta en mano Paulo fue en busca de Rómulo para decirle lo acontecido; al enterarse el jefe dio orden inmediata para recoger las pertenencias y desalojar el lugar.

-Mauricio, Teófilo, Américo, José y Evaristo, vengan a acompañarme traigan las linternas, tenemos que ir a revisar la segunda calle que va a dar directo con los otros pueblos, prendan la furgoneta, la entrada principal está bloqueada por los infectados y debemos abandonar el lugar hoy mismo -dijo Oscar.

Rómulo alzó su voz en medio de las carpas y levantó a todos los habitantes quienes estaban durmiendo, y les dijo:

-A levantarse mi gente, recojan todas sus pertenencias y súbanse al autobús y a los otros autos, cada hombre del grupo tiene la responsabilidad de ser el conductor y el guía para las mujeres y niños, una multitud de infectados están subiendo hacia la montaña por la carretera principal, debemos irnos dense prisa- concluyó.

Las mujeres empacaron la ropa, las carpas, la comida y todo lo demás, mientras los hombres preparaban los autos donde se iban a movilizar.

-Jefe hay paso por la calle secundaria, podremos bajar hasta la avenida principal que nos llevara al camino para abandonar esta ciudad por completo- comentó Oscar a Rómulo.

-Así se hará, terminemos de revisar los vehículos para marcharnos, dile a Jennifer que se encargue de embarcar a todas las personas, que lleve la lista para que los nombre y nadie se quede- respondió Rómulo.

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Sobreviviendo a las tinieblas

Fuentes

1,2,3,4,5.

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