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Días de rezos ininterrumpidos, escasas pausas para agua y comida, las reservas, como obvio van mermando, por sus cuentas lleva encerrado al menos tres días, el polvo no termina de aposentarse, a veces hay un cambio de luz lejano, piensa que lo están buscando.

Abuná di bishemaiá
Itqaddásh shemák,
Teté malkuták
Tit'Abéd Re'Uták
Kédi bi shemaiá kan ba ar'á
Lajmána hab laná sejóm yom beyomá
U shebók laná jobéina
Kédi af anajná shebakná lejeibiná
Veál ta'alna lenisión
Elá peshiná min bishá

Reza musita en silencio hasta que siente la cabeza estallar, de dolor de falta de agua de sueño, de la necedad de no darse por derrotado.

La imagen, impertérrita no le traslada consuelo la mesa con sus destrozadas manos buscando alivio en el marfil de su tallaje, nada no hay alivio. Al cuarto día, su ultima comida, lame hasta los restos de las migas mezclado con el polvo del suelo, le da mas sed, no importa, el eco sordo de su estómago le hace mugir un sonido que nace directamente del dolor, los suyos que importa todo ahora...el eco crece, no le deja percibir la luz que crece entre el polvo, y el sostén de una amiga en su hombro, todo es polvo, llanto y locura.