MADUREZ Y SABIDURÍA, FE Y CONFIANZA

¡¡Muy buen día mis queridos amigos y amigas steemianos y steemianas!!

He estado trabajando en la reescritura de mi libro, apenas terminé este capítulo me decidí a compartirlo con ustedes.

Yo en verdad hace tiempo que terminé mi libro, pero gracias a la participación y a toda la interacción que tenemos en steemit han surgido tantas ideas nuevas que me decidí a reescribir todos los capítulos y agregar algunos nuevos

MADUREZ Y SABIDURÍA; FE Y CONFIANZA

Madurez y Sabiduría

A medida que el amor va conformando el “ser” de una persona, de acuerdo a su código esencial original, va teniendo lugar un proceso de maduración, que no es del amor, porque el amor ya es perfecto, sino que del mismo “ser”.

Cuando se habla de maduración del amor, o de perfección del amor, en verdad no se quiere decir que el amor tenga que madurar ni perfeccionarse, sino que es el amor el que crea perfección en un individuo y lo hace madurar.

La maduración es la consolidación del amor en el ser, la persona alcanza su plena madurez cuando su ser es por completo una expresión del amor y por ende de su esencia original.

Ser completamente original es ser la acabada obra de perfección del amor.

Junto con la madurez viene la sabiduría. Así como la inteligencia es la luz del amor, la sabiduría es la luz de la madurez.

La Madurez es la acumulación de todo el amor que se ha ido consolidado poco a poco en el ser de una persona a lo largo de una vida.

Y la Sabiduría es toda la luz de amor que resplandece de la madurez.

La madurez es como una especie de calor de amor que irradia de una persona experta, y la sabiduría es como una iluminación acumulada por la experiencia de su inteligencia.

Una persona llega a la madurez cuando todo lo que hace en su vida lo hace con amor, cuando todo su “hacer” es expresión de su “ser”.

Y entonces también es sabia, porque ocupa su inteligencia en todo lo que hace, y todo es expresión de su inteligencia.

La persona es madura porque todo lo hace con amor, y es sabia porque todo lo hace en forma inteligente.

Amar es Confiar

Las vinculaciones de amor con otras personas tienen diferentes grados en cuanto a lo que se comparte. Se comparte menos cuando el vínculo se reduce sólo a un amor expresado y vivido en forma de sentimientos.

Confiar en otra persona es compartir el amor con ella en el grado máximo, es el máximo grado posible de entrega de amor, es entregarle todo el “ser” con ello.

Pero para entregarle todo el “ser” a otra persona, hay que “ser amor”, es decir, todo el “ser” debe contener amor, debe ser expresión del amor, y todo esto depende del grado de amor hacia uno mismo.

De ahí se explica que el amor a los demás depende del amor a sí mismo. Cuando uno se ama totalmente a sí mismo, todo el “ser” es amor, y al entregar amor a otras personas se entrega todo el “ser”, y esto constituye a su vez un acto de plena confianza.

Así como el primer amor es el amor a sí mismo, la primera confianza tiene que ser para con uno mismo y confiar en sí mismo significa amarse a tal punto de impregnar con amor todo el ser.

El "Ser" y el “Pseudo-Ser” o el “No-Ser”

El amor contenido en nuestra esencia es lo que va dando forma y haciendo crecer nuestro "ser", en conformidad a nuestro código esencial original, y es así que nuestro “ser” se hace expresión de nuestra esencia original y del amor contenido en la misma.

Ser original es ser expresión del amor contenido en la esencia.

Pero cuando no nos abrimos al amor, y no somos originales, entonces en vez de desarrollar nuestro "SER" lo que desarrollamos es una especie del "PSEUDO SER" o de un "NO SER".

Entonces somos personas vacías y poco inteligentes, que imitamos a otros, somos como todos, sin suficientes elementos que nos diferencien e identifique como personas únicas y especiales.

Cuando se habla de “olvidarse” de sí mismo para amar, no significa olvidarse de ese “ser” original, pues todo lo que es original en el “ser” está repleto de amor, sino que, al contrario, significa reducir esa parte del ser que no es auténtica, que no es original, pues esa parte del ser no contiene amor.

Olvidarse de sí mismo, negarse a sí mismo, significa reducir hasta eliminar a todo lo que tenemos de “No ser” o de “Pseudo ser” en nosotros.

Cuando una persona se entrega a otra sin amarse a sí misma, descuidando su originalidad, lo que resulta es que se debilita su “ser” y se expande su “no-ser” al igual que un cáncer en ella.

Olvidarse de sí mismo, para amar, significa ser completamente auténtico y original, sin dejar parte alguna del ser sin moléculas virtuales del código esencial original, pues sólo en estas moléculas hay átomos de amor.

Amar es confiar, y confiar es entregarse con todo el ser convertido en amor.

Amarse a sí mismo es confiar en sí mismo, es entregarse a sí mismo. Amar a Dios o al amor, que es lo mismo, es confiar y entregarse por entero a Dios o al amor.

La verdadera pureza es la pureza del “Ser”.

El modelo socioeconómico de producción y consumo que nos rige cuenta con ejércitos de “no-seres”.

Personas que renuncian a su propia originalidad y a su propio proyecto de vida para adoptar modelos de “ser”, de actuar, de vivir, y modelos de “éxitos” impuestos y basados en la eficiencia para producir, para hacer dinero y para consumir.

Estos “no-seres” son como robots o zombis que realizan un trabajo mecánico, desconocen el trabajo creativo o espontáneo, porque el amor y la originalidad, la inteligencia creativa, se encuentran bloqueados.

En la religión, en la mayoría de ellas, se emplea mucho el término “pureza”, y se define por la ausencia de “pecado” en el interior, en el comportamiento y en la vida de una persona.

La verdadera pureza, más que la ausencia de “pecado”, más que la ausencia de “infracciones” a un código moral de conductas, es una pureza de contenido de “ser” en la persona, y de carencia de ese contenido extraño de “no-ser” en la misma.

Una persona “pura” es aquella cuyo “ser” es por completo expresión del amor y de la originalidad contenidos en su esencia, que rechaza todo ese “no-ser” de contenidos opuestos al amor y a la originalidad.

Los niños y los artistas son un claro ejemplo de pureza de su “ser”, porque son completamente originales y espontáneos, simples y sencillos, completamente confiados del amor.

LA CONFIANZA Y LA HUMILDAD COMO DESCOMPRESORES DE LA MAGIA.

Dijimos que la confianza, que es el mismo amor en su máximo grado de concentración o compresión, es la llave mágica que se necesita para descomprimir cualquier cosa comprimida por la magia.

Pero la actitud que lleva al estado de “compresión del amor” o “confianza” es la HUMILDAD.

La HUMILDAD es la actitud de la persona que la lleva reducir todo su “ser” al amor. Pero en realidad lo que reduce no es su “ser” sino que su “no-ser” para quedarse únicamente con ese “ser” que es puro amor y pura esencia original.

Y cuando ello ocurre, todo el amor contenido en el “ser” alcanza su máximo grado de concentración, es decir queda comprimido, y entonces decimos que el “ser” queda en un estado de máxima “confianza”, lo cual a su vez constituye la clave que descomprime cualquier cosa que haya sido comprimida por la magia.

Y de ésta manera, la persona adquiere el poder de encontrar y descomprimir lo más grande en lo más pequeño, lo más fuerte en lo más débil, lo posible en lo imposible, lo más complejo en lo más simple, lo más lógico en lo más ilógico, la eternidad en un tiempo presente efímero.

La Fe y la Confianza

¿Cuál es la diferencia entre la Fe y la Confianza?

Confiar, tal como dijimos, es un acto de entrega de amor, la confianza es una actitud que en ocasiones se tiene y en otras no se tiene, en el caso de una persona que no ha madurado suficientemente.

La Fe en cambio es un estado alcanzado por una persona, en el cual el confiar ya es una actitud permanente en ella. Una persona que tiene fe ya aprendió a confiar.

La Fe es el estado propio de una persona que ya alcanzó la madurez en el amor.

Si confiar consiste en un acto de entregar amor con todo el “ser”, tener fe significa identificarse completamente con el amor, al grado de ya “ser” amor, y entonces la confianza es una actitud permanente.

Amar al amor es confiar en el amor. La Fe es un regalo que nos hace el amor cuando uno se esmera y aprende a amar al amor confiando en el amor.

La confianza es iniciativa de uno mismo, nace de uno mismo y va hacia el amor, y la fe en cambio es iniciativa del amor, viene desde el amor hacia la persona.

Y en esto consiste la diferencia entre la confianza y la fe, en que la confianza es un acto de amor que depende de nosotros y solamente de nosotros, y la fe viene como la respuesta del amor a nuestra insistencia y perseverancia en amar y confiar en el amor.

La Fe, como estado de plena madurez en el amor, se manifiesta en forma de calor y de luz, de mucha calidez en los sentimientos y de iluminación en la mente y en el espíritu, vale decir, en forma de una sabiduría extraordinaria, una sabiduría mágica, plena de la magia del amor, es una luz que nos permite ver y entrar en sintonía y en armonía con nuestro universo interior, con nuestro entorno, y con todo el universo externo.

La Fe es un estado del ser favorable a la magia y al poder del amor, que se gana luego de un reiterado ejercicio de entrega confiada al amor.

La Fe es un estado de identificación tan plena con el amor, que la persona se hace partícipe del poder y de la magia del amor.

Y finalmente, para diferenciar los conceptos de confianza y de fe, diremos que confiar es amar en abundancia, y tener fe es sentirse amado en abundancia.

Vamos a proponer una hipótesis haciendo la siguiente analogía entre la confianza y la fe: Si tal como afirmamos, que la confianza es el amor solidificado para la entrega, entonces postularemos que la fe es el amor recibido en forma ya comprimida y solidificada.

Una persona posee confianza porque su amor se encuentra apto para ser entregado, por estar comprimido y solidificado, y tiene fe porque recibe una dosis de amor ya comprimido.

Pero recordemos que el amor comprimido es la llave que abre las puertas de la magia, actúa como un descompresor de todo lo grande y fuerte que la magia comprimió y escondió dentro de lo más pequeño y débil.

En otras palabras, tener Fe es tener la llave mágica del universo, una llave que abre las puertas de todo lo que parece limitado para encontrar dentro de ello lo ilimitado.

La Fe no puede ser un privilegio exclusivo de los creyentes, creemos que las personas no creyentes también pueden tener fe, incluso creer y tener fe sin saberlo siquiera.

El amor de Dios hacia los hombres es tan ilimitado e incondicional, que no tiene inconvenientes para obsequiar sus dones, el don de la fe, a cualquier persona, independientemente que sea o no sea creyente.

La forma extrema de amar del hombre, de amar con un amor sólido y con entrega le llamamos confianza.

Así como el hombre ama a otros hombres y ama a Dios en la medida que confía en El, Dios también manifiesta su amor hacia los hombres confiando en estos, y el nombre que recibe la confianza de Dios es la Fe.

La confianza es del hombre en Dios, la Fe es la confianza de Dios en el hombre.

La Fe es un regalo de Dios al hombre, consistente en un “descompresor” de la divinidad que se encuentra oculta y comprimida dentro de su limitada humanidad, por obra de la misma magia divina.

MUY FELIZ MIERCOLES PARA TODOS!!

DESDE CHILE

MARIO ANDRES TRIVELLI JOLLY