Buenas a todos, espero que estén disfrutando de esta interesante historia, hoy el capítulo viene acompañado de una de mis ilustraciones :3. Cada vez estoy más cerca de poder seguir ilustrando, que lo extraño mucho. Gracias a Pibara por concederme los derechos de autor que me permiten postearla únicamente aquí en mi blog de Steemit, como pueden ver en este siguiente link.

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Capítulo 6

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Parte I

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7 Wietse

Pacífico sureste. Septiembre 30 del 2036

Wietse no podía creer lo que estaba viendo. Flotando unos centímetros por encima de su mesa de trabajo había una pequeña esfera plateada. La teoría era una cosa, pero verla manifestarse en la realidad frente a sus ojos era algo muy diferente.
Rápidamente, echó un vistazo alrededor para asegurarse de que no habían guardias cerca para observar del resultado tan asombroso e inesperado de su experimento. Mientras que todos sus captores habían estado realmente interesados en el continuo trabajo de Wietse en Empalmes Cuánticos desde el pequeño truco que había hecho con la laptop de su guardia nocturno hacía unos años, la nueva guardia que usaban sus captores, mucho más militarizada, para mantenerlo en su laboratorio reubicado (o prisión de lujo), comparada con la antigua había sido mucho más observadora y precavida. Algo que era de esperarse debido al conflicto bélico que ocasionó en su intento de descubrir a sus captores ante el mundo y traerlos a la justicia. Había habido un momento en el que Wietse temió por su vida luego del incidente de la laptop, ¡Pero no!, sus captores lo necesitaban lo suficiente como para tolerar los errores de Wietse por el momento, a pesar de las enormes consecuencias que sus actos habían traído al PUPR y al mundo.
Necesitaban a Wietse para encontrar otro algoritmo de empalme cuántico revolucionario. No para contraseñas públicas esta vez, sino para transmisiones de radio codificada usada por sus enemigos. La única esperanza que tenían de encontrar este algoritmo era Wietse y tanto él como los supervisores del PUPR lo sabían.
Era gracioso cómo el incidente que podía haber puesto la vida de Wietse en peligro, había ocasionado un incidente tal que hacía que lo necesitasen con vida. Transmisiones de espectro expandido de potencia ultra baja que eran utilizadas por distintas facciones aliadas en contra del PUPR que utilizaban largas e indescifrables secuencias pseudo-aleatorias. Encontrar estas secuencias no sería mucho problema si las señales que usaban estas no fuesen ultra bajas en potencia, tanto que incluso detectar la presencia de una transmisión sin usar un receptor sincronizado sería imposible, incluso a unos centímetros de distancia del lugar de emisión. La única manera en que un receptor pudiera esperar poder sincronizarse con el emisor es tener conocimiento de la secuencia PRN completa que estaban tratando de encontrar. De nuevo, Wietse debía encontrar una solución cuántica para un problema aparentemente imposible de resolver. Él estaba haciendo progresos en resolver el problema, un progreso lento, pero lo suficiente como para que sus captores no se tornaran impacientes, ganándose así un poco de tiempo para trabajar en su proyecto personal.
En secreto, Wietse había estado duro en el uso de su trinidad de entrelazamiento cuántico para el concepto teórico de pliegue de m-brana
La brillante y pequeña esfera plateada que Wietse contemplaba tenía alrededor de dos centímetros de diámetro. Mucho más grande de lo que él se había imaginado, ¿Y por qué era plateada? Hasta ahora, las M-branas habían sido conceptos puramente teóricos, nadie sabía qué tan grande podrían ser, y además de Wietse, nadie había siquiera contemplado la posibilidad práctica o posibles implicaciones de plegar una.
— ¡Vaya! Veintiún centímetros de diámetro, quién hubiera dicho que una m-brana plegada sería así de grande —pensó para sí.
Mientras Wietse contemplaba la esfera flotando sobre la esquina derecha de su mesa de trabajo, se dio cuenta repentinamente de que algo no estaba bien. La esfera parecía un espejo esférico, pero algo no andaba bien con el reflejo.
— ¿Pero qué…?
Wietse acercó su rostro a la pequeña esfera y en vez de ver su reflejo acercándose, todo lo que vio fue el reflejo de su escritorio y de la puerta tras él, sin rastro de él mismo. Wietse se alejó de la esfera confundido y accidentalmente derramó su vaso de chocolate caliente «¡Ah, maldición! Bien, no importa”.

Wietse volvió a acercarse. ¿En dónde estaba su reflejo? Era casi como si fuese un vampiro de esas viejas películas. Tomó una gran lupa de uno de los cajones del escritorio y comenzó a observar más detalladamente la esfera. Entonces escuchó el sonido del pomo de la puerta abriéndose y rápidamente colocó una caja de cartón sobre la esfera flotante para ocultarla, justo a tiempo antes de que el guardia entrara.
— Ah, Martins, qué bueno que estás aquí. Ve y búscame algunas toallas de papel y otro poco de chocolate caliente, ¿Puedes? La mía la volteé accidentalmente.
— No soy tu jodido asistente, profesor. Estoy aquí sólo para pasar guardia, evitar que escapes y prevenir algún problema. No estoy aquí para servirte, ¡Bufón!
— Por favor, Martins, échame una mano. No querrás ser responsable por estancar todo mi proceso, ¿No, Martins?
Martins le lanzó una mirada iracunda a Wietse y salió de la habitación, cerrando la puerta tras él de un portazo. Wietse rápidamente levantó la caja y tomó la lupa de nuevo.
— ¿Qué?
Wietse observó un pequeño charco de una sustancia marrón justamente debajo de la esfera y la confusión le visitó de nuevo. Revisó el interior de la caja pero estaba completamente limpia. Luego tomó la enorme lupa y miró la esfera una vez más.
Un milímetro y medio de la parte de debajo de la esfera, que había sido tan plateado como el resto, ahora tenía un color marrón oscuro. Una gota de un líquido marrón comenzaba a formarse debajo de la pequeña esfera y caía en medio del pequeño charco en su escritorio. Wietse rápidamente colocó la caja sobre la esfera de nuevo y se apresuró a su consola para abortar el experimento.
¿Qué podría ser? No tenía sentido. La esfera había salido tal como lo esperaba, pero la sustancia marrón seguía ahí. Wietse tomó la lupa y le dio un vistazo a la sustancia marrón y en ese momento entró Martins sin avisar a la puerta.
— ¡Hablando de científicos locos! ¿Piensas hacer un descubrimiento sobre empalmes cuánticos mirando un charco de chocolate?
— ¿Chocolate? —Wietse miró al charco marrón de nuevo. ¿Chocolate? ¿Podría ser?
Wietse miró al otro lado de la mesa. En medio del charco de chocolate derramado a la izquierda, había una sección con forma de ojo donde la mesa estaba misteriosamente limpia. No había chocolate en ese punto, solamente el gris claro de la superficie de la mesa.
¿Podría ser?
Martins al ver a Wietse mirando ambos charcos de uno al otro, agitó su cabeza.
— Le había dicho a los demás que probablemente te habías vuelto loco, ahora estoy completivamente seguro.
— Por favor, Martins, sólo dame esas toallas de papel.
Wietse tomó cuatro toallas, las extendió como un abanico chino y rápidamente limpió el más grande de los charcos. Al ver que Martins le miraba, decidió tomar una quinta toalla y limpió el charco más pequeño que estaba directamente bajo la esfera.
— Oh, dios —pensó Wietse— Debo deshacerme de esto, pero necesito saber. Hmm, podría ser muy peligroso, ¿Me arriesgo?
Wietse miró la mancha marrón en la última toalla que usó, cerró los ojos y rápidamente inhaló para comprobar siolía como chocolate caliente. Si no lo era, podría haber sido cualquier cosa y el olerlo le podría haber matado, pero necesitaba saberlo y tomó un pequeño respiro. Al sus fosas llenarse con el olor del chocolate, pensó: “¡Es chocolate!
— Bueno, obviamente —dijó Martins— ¿Qué otra cosa esperabas?
— Por favor, dame mi Chocolate caliente, Martins, necesito pensar.

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Capítulo 6

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