Existen esos momentos
donde en la vida hay tiempo,
para tomarse el momento de disfrutar la belleza,
un tiempo para jugar y divertirse,
para ser un niño,
para ser espontáneo,
sumergiéndote en lo que te gusta hacer.

Existe un tiempo para la aventura,
para sentirte vivo,
para sentirte fuerte,
para celebrar,
donde puedas reír y cantar.

Existe el ocasión para equivocarse,
donde se pueda volver a comenzar,
que también uno pueda enojarse,
pero que de igual forma se acepte las cosas,
que exista la esperanza,
para así continuar adelante.

Me gusta el tiempo en donde voy despacio,
para poder descansar y relajarme,
tomar mi tiempo y disfrutar mi lugar favorito,
para poder escuchar mi canción favorita.

Existe un tiempo para mi,
donde soy yo mismo,
es este lugar mágico,
de donde me despido,
donde no me importa lo que otros piensen,
ahí donde alcanzo a escuchar mi corazón,
y logro sacar todo lo que tengo en mi.

Quiero aprovechar este tiempo para abrazar,
para poder pedir perdón,
donde también pueda perdonar,
cuidar lo que tengo,
aprender a ser humano,
y poder respirar este hermoso paisaje.

Me baño con el sol de la tarde,
con reflejos dorados en otoño,
llueven sus hojas amarillas,
y nuestro mudo corazón palpita,
un anhelo de palabras sencillas,
que logren cubrir toda mi alma.

Que oscuro manto es ese silencio,
duro, feo y angustioso,
de una larga despedida,
que llenan a mis pupilas,
de un lluvioso llanto,
rompiendo como un cristal sonoro,
a mi frágil y dulce vida.