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Las razones de Eva

Cuando fue creada la primera Eva

toda ella se humedecía por dentro.
El punzante dolor postergaba su sueño.
Era un animal empapado
atravesado en un gemido
que convulsionaba entre sábanas solas.
Rugía blasfemias haciendo trabajar su mano
y las venas engordaban a su tacto.
Un rocío en la frente,
los ojos cerrados,
la hondura
menguada.

El hambre enterrada
ya mordía adentro.

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Y el hombre cayó ante los ojos de la mujer llorando

Pidió taima para no perder el juego.
Dijo que sería castigado,
expulsado,
humillado,
y en la mujer crujió algo por dentro.
Era una piedra inmensa que rodaría por siempre en el mundo.

No vio al hombre como a un héroe
sino como a un niño que ha perdido su cometa
y que está arrepentido de haber jugado.
Entonces dijo la mujer al oído del hombre:
Solo hemos sido tú y yo
y la sombra de este árbol.
Así que diles a todos
que fui yo la que te ofreció la fruta.

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El hombre habitaba esta tierra

y era dueño de todos los tesoros.
Fueron los anillos de la mujer
perfectos a sus dedos
Los intersticios de ella, pradera para su cabalgadura
Sin tregua
batallas nocturnas
los dejaban exhaustos.
Pero llegó la lucidez
y el hombre lácteo dejó de alimentar a la hembra.
Y ella, al verse en ayuno, destetó al hombre.
Ahora hablan de la luna y de Cortázar.
Son sordos a los consejos de la serpiente.

HASTA UNA PRÓXIMA LECTURA, AMIGOS