Barado en la Carretera con una desconocida

in #spanish5 years ago

   Actualmente mi Universidad, la Universidad Simón Bolívar (USB) atraviesa una terrible crisis por falta de recursos, como lo son; agua, luz, gas, comedor y transporte, este último en particular resulta totalmente trágico para un considerable porcentaje de estudiantes, profesores y trabajadores que hacen vida en la universidad, la USB, queda ubicada en un espacio bastante retirado de la ciudad, por lo cual se hace realmente complicado llegar al recinto si no se posee un vehículo propio, dado que el transporte público que puede utilizarse para llegar allí es muy escaso y resulta muy costoso para ser utilizado todos los días.

PALABRA DESTACADA

  A finales del trimestre que se cursaba para ese momento, la deuda de la universidad con la empresa contratada para el transporte llega a números exageradamente altos, imposibles de pagar en las circunstancias actuales, por lo cual el rector decide cancelar el contrato para no seguir aumentando la deuda, la cual solo significa una cosa, la USB se quedaría sin transporte hasta nuevo aviso. Nunca se había vivido una crisis de este estilo en la universidad, suspender las evaluaciones hasta encontrar una solución era una opción, pero, ¿realmente valdría la pena? La universidad no cuenta con recursos para costear el servicio de transporte y el gobierno usurpador que se encuentra actualmente en Venezuela no designa los más mínimos fondos para la universidad, ante esta situación, el rector de la casa de estudios decide tomar una decisión, muy polémica, muy cuestionada y criticada por unos, aceptada aplaudida por otros, ya que a la larga sería la única para brindar un cierre viable para el periodo académico en curso, continuar las clases sin servicio de transporte.

  No quiero hondar en demasiados detalles sobre las causas del problema ni pretendo al menos en este post establecer un debate sobre las posibles soluciones, quiero enfocarme en el hecho de que dentro de todo este caos los estudiantes no se rinden e intentan establecer soluciones, una de las principales fue la utilización del “Pide cola” (Pedir un aventón en mi país), los estudiantes se organizan según la zona donde viven y le preguntan a los otros estudiantes con vehículo propio que van saliendo de la universidad para saber a dónde se dirigen y si van a un sitio relativamente cerca les ayudan y les dan un aventón.

   Un día donde ya había terminado con mi jornada del día un poco más temprano de lo habitual, me dispuse a dirigirme hasta el “Pide cola” ya que ese día debía llegar rápido hasta mi casa porque tenía un compromiso pendiente, al llegar había pocos estudiantes esperando a alguien que los pudiera transportar, trascurridos unos 20 minutos paso una agradable chica en un carro que se dispuso a llevarnos a cuatro de los que estábamos esperando, la muchacha se dirigía hasta un sitio un poco lejano, pero iba a pasar por una estación de “El Metro de Caracas” lo cual funcionaba para mí, así que decidí aceptar. Durante el inicio del trayecto entablamos alguna conversación de paso para evitar algún silencio incomodo entre los cuatro desconocidos, un rato agradable para la situación de la que se trataba, sin embargo, cuando la muchacha iba bajando por una autopista un tanto traicionera debido a lo rápida y peligrosa que puede ser, noté que el carro empezó a bajar la velocidad de golpe, como si se hubiese quedado sin energía repentinamente, este hecho ocurrió un par de veces, por lo cual la chica decidió orillarse. Al bajarnos a revisar el carro, simplemente no supimos determinar la falla.

  La muchacha se notaba un tanto preocupada, pero no tanto como los tres acompañantes que iban con nosotros, los cuales eran, una muchacha a pocos días de su acto de grado, lo cual la tenía estresada ya que estaba en la universidad realizando tramites y debía llegar pronto al centro para continuar en ello, junto a ella su mama y otro chico de primer año en la universidad, este era al que se le veía más nervioso dada la situación, yo trababa de mantener la calma debido a que si bien es sabido que es un tanto peligroso estar como estábamos nosotros en ese momento, de nada iba a servir volverse loco.

  La chica se encontraba realizando llamadas para poder localizar a la grúa de emergencias que cubría el seguro de su vehículo, mientras ella llamaba no se hacían esperar las grúas que iban de paso ofreciendo su servicio, sin embargo, estas eran rechazadas por la conductora ya que presentaban precios muy elevados. Una hora después de quedarnos allí varados los cinco, aparecieron dos familiares de la muchacha en un carro, los cuales acudieron para ayudarla.

  Una tía y un tío de la chica bajaron del carro los cuales nos hicieron compañía cerca de una hora, hasta las 2pm aproximadamente, dado que aún no aparecía la compañía del seguro, el tío de la joven propuso llevar a tres de nosotros dejando a su esposa con su sobrina y otro de nuestro grupo (el carro solo tenía disponibilidad para el conductor y tres personas más) , sin preguntar la joven y su madre se subieron al carro dejando una sola vacante en el carro la cual sería disputada por mí y el muchacho de primer año, el chico callaba, tranquilamente pude haber dicho que sería yo quien ocuparía el último puesto y estaba seguro de que el no diría nada, pero en sus ojos vi que no quería permanecer ahí, así que ofrecí quedarme para que le pudiera abordar el carro, y así fue, dejándonos a la conductora su tía y a mí en el mismo sitio a la espera de la compañía de seguros. No fue hasta las 3 de la tarde que se comunicaron los operadores de la compañía afirmando que en 20 minutos llegaría una grúa al sitio donde estábamos.

  Al poco tiempo nos dimos cuenta de que aún no conseguían ninguna grúa, pues dieron las 4 de la tarde y seguíamos ahí a nuestra suerte, aun sin obtener respuestas de una grúa, poco tiempo después finalmente sonó el teléfono y era el conductor de una grúa afirmando que estaba en un sitio cercano a donde estábamos y que no tardaría en llegar, en ese momento nos relajamos y veíamos más cerca el final de nuestro día. El cansancio y el calor se hacían presentes, dada la situación me senté en el asiento del copiloto, al lado de mi compañera, fue en ese momento cuando entre risas me dice que le da pena que después de estar todo el día juntos aún no se sabía mi nombre, ante ello no pude contener la risa e intercambiamos nombres, Johana se llama, fue ahí cuando sostuvimos una conversación un poco más prolongada mientras llegaba el hombre de la grúa, mientras hablábamos notamos que por la carretera venia bajando un camión trasportador de alimentos a toda velocidad y por el otro carril pasaba una grúa, iban exageradamente rápido, entre risas nos miramos y bromamos sobre el hecho de que esa podía ser nuestra grúa, lo cual, era poco probable pues iba demasiado rápido, sin embargo, como si estuviera planeado, cinco minutos después nos llamó el conductor de la grúa afirmando que había recorrido toda la bajada de Tazón y no nos había visto, efectivamente era la grúa que habíamos visto solo minutos antes.

  Con mucha molestia le dijimos que había pasado justo a nuestro lado y debía regresar, así que nuevamente nos tocaba esperar, dentro de toda la molestia y el cansancio el episodio de la grúa que pasó justo a nuestro lado nos produjo risa y una serie de bromas refrentes al tema, trascurridos unos quince minutos me volvió a llamar el conductor de la grúa afirmado que no sabia donde se encontraba ni como llegar a donde estábamos, algo que realmente no entendí nunca. Tras una serie de instrucciones y discusiones con el conductor, me confirmó haber entendido, o al menos eso decía él, y bueno, no me quedó más que confiar en su palabra y finalmente apareció aproximadamente diez minutos después.

  Aunque la odisea no terminaba ahí, estábamos mucho más cerca de llegar al final, el señor de la grúa nos remolcó hasta un taller donde el carro sería atendido, una vez allí unos familiares de Johana la fueron a buscar, fue en ese momento cuando realmente me sentí cerca de casa. Aun rondaban en mi cabeza pensamientos sobre el compromiso al que evidentemente no iba a llegar, Johana no dejaba de disculparse ya que estaba muy apenada por lo sucedido, sin embargo, me lo tomaba con calma pues no fue su culpa, tras compartir el recorrido entre risas hablando sobre lo sucedido al fin llegamos a mi casa a donde decidieron llevarme dado todos los inconvenientes. Lo que se supone sería un viaje de rutina rápido, terminaron siendo cerca de seis horas de espera y tensión en una carretera peligrosa y con una desconocida que finalmente se volvió mi amiga y donde obviamente no pude realizar ninguno de los compromisos que tenía pendientes, de vez en cuando nos vemos en la universidad y nunca falta una broma referente a aquel día.

Sort:  

Tristemente esta es la situacion en que se encuentran todas las Universidades del pais, nunca pensamos que nos tocaria vivir esta dificil crisis, que dios nos de paciencia y fortaleza para seguir afrontando esta dura situacion.

Así es, una lamentable situación la que se vive a nivel educativo en todo el país

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