Anteriormente he publicado acerca de mi paso por otras cumbres de alta montaña, sin embargo, no había hecho una reseña de lo que fue mi primer ascenso en esta categoría del montañismo, la cual demanda mucho entrenamiento físico y mental.

Según lo define el blog Derecho y Montaña, se considera como alta montaña a los terrenos montañosos mayormente rocosos, de altitud no especificada pero relativamente elevados. Presentan condiciones geográficas muy particulares como lo son: alta radiación UV, presencia de nieve, hielo, bajas temperaturas, vientos fuertes, así como fauna y vegetación que son escasas pero características de dichos lugares, falta de oxígeno, etc.; condiciones en las cuales si el hombre se expone, existirán riegos para su salud como presentar el mal de altura, por ejemplo.

En Venezuela, especìficamente en el Estado Mérida, tenemos los Parques Nacionales Sierra Nevada, cuyas cadenas montañosas vienen desde el sur de Argentina y finalizan en este punto; y La Sierra de La Culata. Ambos poseen miles de extensiones montañosas y paisajes que son el atractivo de muchos turistas, en especial de los que practican montañismo. En esta ocasión, elegí junto a mi grupo, el alcanzar la Cumbre del Pico Los Nevados como nuestro primer ascenso en la caterogoría de alta montaña.

El Pico Los Nevados o Los Caracoles, es la montaña número 8 en altitud de Venezuela con 4700 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra en el Parque Nacional Sierra de La Culata en el sector Piedras Blancas. Cercanos a esta montaña, se hallan los picos El Buitre, Mucumamó y Piedras Blancas. Si se tiene tiempo, suficientes provisiones y las condiciones climáticas lo permiten, se pueden alcanzar todas estas cumbres en una misma semana.

Luego de trasladarnos desde la ciudad de Caracas hasta el Estado Mérida, en un trayecto de 9 horas que incluye un vuelo y dos buses, llegamos al caserío de Mifafí a 3650 m.s.n.m., allí se encuentra la Estación Experimental del Centro de Repoblación y Conservación de Cóndores de la Cordillera, específicamente en donde tienen en cautiverio por conservación de la especie al cóndor apodado "Combatiente".

Debido a que en pocas horas adquirimos un desnivel de más de 3500 metros, nuestros cuerpos requerían adaptarse a las condiciones del ambiente, es por ello que los guardaparques nos indicaron pasar la noche en el valle más cercano a fin de aclimatarnos, descansar y evitar el mal de altura. Por lo tanto, armamos campamento muy cerca y así pasar la noche.

Al día siguiente muy temprano, recogimos campamento, desayunamos y contratamos unos caballos para nos llevaran los pesados morrales, los cuales estaban cargados con implementos de montaña como sacos de dormir, carpas, aislantes, ropa y mucho abrigo, material de cocina y comida. De este modo podíamos rendir más en nuestra caminata por toda la ruta y ahorrar energías; ya que el camino a recorrer ese día era largo.

El camino no tiene pérdida alguna, se trata de una amplia carretera de tierra que sigue el curso de todo el valle, bordeando al río Mifafí.

El sendero al principio presenta poca pendiente hasta el cruce del río, punto desde el cual aumenta el grado de inclinación. Luego de caminar por unos minutos más, se nos presenta imponentemente "El Domo", el cual es una formación rocosa de gran tamaño.

Descendimos al valle que se puede apreciar en la siguiente fotografia, bordeamos El Domo por la izquierda e inmediatamente iniciamos un ascenso constante por una pendiente moderada hasta llegar al Alto de Mifafí a 4300 m.s.n.m., lugar donde armamos el campamento definitivo a los pies de los picos Los Nevados y el Buitre. El recorrido de la caminata se realizó en unas 5 a 6 horas desde el puesto de guardaparques de Mifafí.

Nos dispusimos a descansar esa tarde y a preparar todo para el día siguiente. A nuestro alrededor, la vegetación era típica de los páramos andinos, con plantas como el frailejón y algunos arbustos de coloraditos. Un riachuelo cercano nos proveyó de agua y de vez en cuando pasaban cerca de nosotros algunas vacas, caballos y perros salvajes, los cuales asumimos cazaban liebres. Hacía muchísimo frío, entre 0 y 5 grados Celsius.

Al día siguiente nos despertamos bien temprano, preparamos un desayuno, tomamos chocolate caliente, nos pusimos vestimenta de montaña acorde al reto y nos abrigamos bien. Con morral pequeño de ataque provisto de agua y golosinas, iniciamos nuestro recorrido en dirección al Pico Los Nevados, el cual apreciábamos del lado derecho de nuestro campamento.

No existe un camino definido para llegar a la cumbre, por lo que se debe observar el objetivo y hacer uso del instinto de montañista para lograrlo. Comenzamos pasando entre frailejones y cruzando un pequeño riachuelo hasta toparnos de frente con una pendiente de arenales, la cual subimos en zig-zag para más comodidad.

Cualquier paso en alta montaña se hace de manera lenta para no demandar mucho oxígeno por parte del cuerpo, pero este trayecto en particular se hace aun más lento, gracias al hundimiento constante de nuestras botas en la arena. En este tramo comencé a sentir mareos y falta de apetito por la altura.

Posteriormente, llegamos a una zona de rocas inmensas, las sorteamos con cuidado hasta llegar al propio macizo del pico. En este momento todavía me sentía un poco mal, pero fue cuestión de detenerme, descansar, respirar, hidratarme y comer una golosina para aminorar el malestar. Continué mi ascenso con precaución.

A partir de este punto el ascenso es por un terreno muy inclinado, siendo una pared de rocas la cual hay que afrontar en escalada libre, además de algunos tramos de arena resbalosos. Un resbalón en esta parte puede hace que alguien caiga varios metros con una lesión asegurada, si corre con suerte. Por razones obvias, de este trayecto en particular no tengo fotografías propias, sin embargo me tomé el atrevimiento de compartir esta cortesía de nuestro colega de montaña David Rivas, en la imagen se señala prácticamente la misma línea que seguimos nosotros en escalada en el último trayecto hasta la cumbre:

Y finalmente, luego de pasar alrededor de una hora en el último tramo, entre la escalada y la adrenalina, llegamos a nuestra deseada ¡CUMBREEEEEE! y la alcanzamos luego de 4 horas. En ese momento se me quitó todo el malestar que traía por el camino. ;)

La ruta desde el campamento definitivo hasta la cumbre se puede apreciar en este esquema fotográfico cortesía de David Rivas:

Agradezco a mis compañeros de montaña Alejandro Terrasi (@terralupo), Sandra Hernández y Yolanda Serres por acompañarme en esta aventura, y por supuesto gracias a Dios y a la montaña por protegernos y llevarnos con bien.

Relato Original de @oscardice. Los videos y las fotografías son de mi propiedad, tomadas con la cámara de un celular marca Samsung, modelo Galaxy Note 8.0 MP; a excepción de las fotos y mapas con su correspondiente autor referenciado. Semana Santa, año 2017.