Samán
Me senté bajo las copas del samán, en la cima de la montaña podía visionar de donde venia, las faldas de la montaña y los primeros pasos que di para recorrerla, la cueva donde encontré a la voz, el claro donde huí de la tormenta y encontré una noche estrellada.
Bajo el samán había logrado percibir cuanto había caminado, cuando había luchado. Aun así el cansancio me vencía y hacia mis piernas flaquear cuando les ordenaba ponerse de pie, mis manos temblaban incapaces de llevar cualquier acción. Incapaz de de soportar mi propio mi peso decidí no luchar contra esto y solo quedarme bajo el samán.
Trataba de encontrar motivación para seguir mi camino hacia mi destino, seguir el plan original y encontrarme con aquel futuro que al iniciar esta empresa tanto me llamaba. Pero aun asi no encontraba motivos.
¿Acaso había cambiado algo? Había cambiado yo?
LLegado hasta este samán soy muy diferente al que estuvo en la cueva o al que empezó a caminar esta montaña. Pero no sabia como me había cambiado, en mi interior me sentía mas fragil y debil que cuando empecé.
Un manojo de carne y huesos, un saco vacío que se pregunta que se tiene que hacer para llenarlo, y más importante aún de que se ve a llenar. si me viera a un espejo no pudiera ser capaz de reconocerme, ni identificar que parte de mi es la que esta hablando, porque estoy en un conflicto de las identidades que viven en mi y no se a cual darle el control.
Como si se tratase de Mr Hyde tratando de salir del Dr Jekyll cuando este está inconsciente. Una parte de mi es capaz de perdonar, y seguir el camino sin chistar, sin volver hablar del tema pese a las señales inconfundibles, mientras otra parte de mi no puede permanecer en silencio y quiere gritar preguntas, quiere certeza de lo que se insinúa y ya sabe.
Quiere escucharlo para ser libre y sabe que no podría vivir con eso en su corazón . Que el costo de aquello será muy alto.
Una parte de mi es propensa a la repugnancia, al odio y a la maldad, la otra el diametralmente opuesta y ambas conviven en el mismo lugar, en la misma cabeza y en el mismo cuerpo. No puedo ser una y dejar de ser otra, la coherencia entre ellas y su constante relación me hacen ser yo.
Pero cuando inicie este viaje lo hice solo siendo una. Porque tuve que secuestrar a la otra para permitirme seguir existiendo en la fantasía. Para poder seguir soñando con imposibles.
En los alrededores del saman el verde es mas intenso que en cualquier otro lugar de la montaña , algunas de sus raíces sobresalen de la tierra como si lentamente quisieran extenderse por todo el terreno. Su tronco no es tan alto, pero es grueso y ancho, de el nacen infinidades de ramas que buscan el sol, sus ramas llenas de hojas en dirección al sol, extendiéndose al azar formando una copa con un diámetro de sombra donde la temperatura es perfecta y deja pasar la suficiente brisa.
Alli segui esperando reconciliar mis dos yo en uno solo.
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Excelente reflexión a partir de un formidable árbol como el samán, en especial el de la foto, te confieso que he visto muchos, pero ninguno como ése. Reconciliar mis dos yo en uno solo...muchos andamos en éso mismo, pero no es fácil. Me encantó, gracias
Gracias! Exacto, no es una tarea fácil pero el conflicto hace ruido y el concilio paz.
Gracias a ti!
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