1er Concurso para Escritores del Proyecto Milkbox - Búsqueda y Rescate

Búsqueda y rescate

<sub>"Caracas de noche" captada con Cámara Sony tomada por Tony Hernández

Pico Goering, Parque nacional Waraira Repano

@ricard993</sub>

Sonaron las alarmas y tuve que despertarme, podía oír las voces gritar al pasar por mi litera, sin embargo, fui lo más perezoso posible en ponerme la vestimenta. Estaba preparado para ese momento, era mi momento de deslumbrar a los demás.

-¡Persona con un ataque hipotérmico en la montaña muchachos!- señalaba el Sargento en jefe de la estación, gritaba para que todos nos despertáramos.

Seguí sonriendo cuando agarré mi casco y salí del dormitorio. Apenas era de noche al momento de mirar mi reloj, y atisbé las 2 a.m. eso le daba más emoción. Me paré junto a la unidad que iba a salir y me puse a sonarme los huesos de las manos, además de la del cuello, siempre esperando a mis colegas.

¡Definitivamente tenían que llevarme!

Mis compañeros trajeron un bolso con diferentes implementos de rescate que desconocía. Me inquieté un poco, ya que solo tenía unas botas y unos rangers para ir a la montaña.

-¡Corrección muchachos! Son tres, los dos acompañantes de la víctima están teniendo un ataque de pánico en estos momentos. Según nuestros datos ese señor es el guía y ya está pasado de la edad para andar de guía- dijo el conductor mientras se montaba en la unidad.

Daniel, Gutiérrez, El Gato e Ignacio también se auparon en la unidad, me hicieron señas para que me subiera. Así lo hice, solo faltaba el Sargento en jefe, que al subirse hizo con las manos la seña de movilizarse.

El auto volaba por la autopista a una velocidad similar a la que palpitaba mi corazón.

-Esos estúpidos, les ordené que nos esperaran en el Pico Oriental y están movilizándose- indicó el Sargento en jefe que revisaba su celular.

-¿Qué debemos hacer entonces?- preguntó El Gato tomándose un termo de café lo mejor que podía en el vaivén de la unidad.

-Dividir el equipo- anunció y empezó a teclear en su celular.

Seguramente usaba la aplicación Milkbox, una reconocida empresa de rescate, tanto de personas desaparecidas o en peligro, así como delincuentes altamente dañinos.

Las cosas eran más fáciles pensé relajado, solo era trazar un plan para llegar a esas personas.

-Daniel e Ignacio se irán por Sabas Nieves, Gutiérrez y Carlos por el Humboldt y El Gato se queda conmigo por cualquier imprevisto- puntualizó el Sargento sin dejar de teclear el teléfono.

Asentí cuando pronunció mi nombre y me puse a meditar en la unidad.

<sub>"La fila maestra" captada con Huawei W1 tomada por Isaac Vivas

Fila maestra, Parque nacional Waraira Repano

@ricard993</sub>

…

-¿Tienen todo el equipo?- preguntó El Gato cuando nos disponíamos a marchar en busca de las víctimas.

-Camilla, equipo de primeros auxilios y nuestros celulares equipados con la mejor tecnología de Milkbox- expuso Gutiérrez enseñando los dispositivos.

La camilla era una especie de instrumento que se comprimía hasta lo mínimo, debido que estaba hecho de nanotubos podía tomar la forma más cómoda para ser trasladada. Los equipos de primeros auxilios también eran alta tecnología, casi todas eran jeringas que contenían nanobots diseñados para suturar heridas o intentar reparar lo más que podían una fracturan, otras contenían para objetivos especiales, como para bacterias o enfermedades. Pero lo más importante eran sus celulares cargados con la tecnología que los iba a guiar hasta los perdidos.

Esta contaba con la tecnología blockchain, todos los datos estaban registrados allí y no podía ser modificado por ninguna mano humana. Contaban también con que todos los humanos llevaban un chip que posicionaban sus ubicaciones, además de monitorear sus signos vitales y dar avisos en caso de una emergencia o en cuyo caso se levanté un documento en el sistema de búsqueda. La red de nodos de Milkbox se dedicaban a encontrarlos, donde sea que estuviesen.

-No te quedes atrás muchacho- dijo Gutiérrez en cuanto empezamos el camino de montaña.

Y estaba claro que eso no iba pasar. Desde que se inició la búsqueda mi corazón palpitaba al cien por ciento. Aunque era de noche mi cuerpo se movía como un animal, plenamente sincronizado con el ambiente. Llego un momento que el distinguido Gutiérrez quedo relegado atrás, sorprendido por mis habilidades.

No podía explicarlo, en las montañas sea de noche o de día, el ambiente era demasiado fabuloso. Podía visualizar con plena eficacia el terreno que me enfrentaba y todo mi cuerpo se adaptaba al esfuerzo que mis piernas llevaban. Por eso me había vuelto rescatista, con el propósito de soportar cosas así de intensas.

<sub>"En los platos" captada con cámara Sony tomada por Tony Hernández

Los platos del diablo, Parque nacional Waraira Repano

@ricard993</sub>

Me di cuenta que ya no andábamos caminando, sino corríamos por el bosque. No tropezábamos y si lo hacíamos no caíamos, ni siquiera el frío invernal de diciembre nos afectaba. Los dos estábamos los suficientes llenos de adrenalina para no percibir siquiera la brisa invernal. De vez en cuando revisamos los celulares, intentando localizar a los objetivos. No importaba si me quedaba sin señal, el equipo tenía un sistema inteligente que tenía las características psicológicas del usuario y si te quedabas sin señal podía optar por usar el servicio simulador, que podía decirte que ruta o decisión podía tomar la persona, según su carácter. El porcentaje de falla seguía existiendo, pero su fiabilidad también era alta para descartar las sugerencias.

Evité unas charcas con rapidez y le avisé a mi compañero.

-¡Estamos cerca!- comentó Gutiérrez que parecía haberse quedado sin voz por el cansancio.

Yo estaba completamente sudado, pero no tenía ni una pizca de dolor en las partes esenciales de mi cuerpo. Saltaba sin esfuerzo entre las rocas, verificando las coordenadas de las personas. Mi compañero tenía razón y aceleré el paso.

Las rocas se deslizaban a mi paso, pero seguía en lucha y apartaba las ramas a mi alrededor con una pasión excitante.

-¡Chico realmente eres bueno en esto!- me dijo Gutiérrez alcanzándome, en su rostro detonaba sorpresa y admiración. -En los próximos rescates fijo vas- señaló sonriendo.

Eso es exactamente lo que yo quería escuchar, me encantaba ser un héroe. Sin embargo, al llegar al lugar de encuentro con los pacientes, entendí que ser un héroe apenas era el comienzo. Todavía faltaba bastante trecho para que la avanzada terminará.