Una tarde en el que las ganas sobraban y brotaban de mi, solo decidí comenzar caminar hasta su casa a pesar de que sabia que el no me quería ver ni hablar, tuve que hacerlo obligado pero solo por negocios.

Luego, lo ignore y me fui a un grupo en común en el que yo se quien es quien y con que acto y ganas me ven de pies a cabeza. Brindándome toda la atención que a veces se siente sofocante, pero eso si, tiene su parte muy satisfactoria porque al ver su mirada quiere y desea ser el, el que esta allí a mi lado prestándome toda la atención del mundo.
Después de tanto conversar y tomar varios licores, entre trago y trago, me arme de valor y fui hasta el, tomados pero en exceso, nos miramos sin dirigirnos una pequeña palabra, solo nos acostamos juntos en la misma cama sin decir una palabra, y ninguno se armo de valor de decir o hacer algo.

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Al día siguiente me pregunta:

Se sincera y dime la verdad, que es lo que quieres realmente.

Rápidamente respondí que nada y me fui...

Díganme, ¿le debí decir algo?