¿Sabemos lo que es la libertad de expresión?

in #spanish6 years ago

«Libertad de expresión». Son palabras que tienen fuerza, suenan poderosas. Es un concepto que se ha llegado a tomar como la norma; lo moralmente correcto, lo que "debería ser". Ser un "defensor de la libertad de expresión" lo hace a uno parecer buena persona de manera inmediata. Y si te declaras en contra eres señalado como un peligro para la sociedad. Pocas son las personas que en la actualidad realmente se definen abiertamente como detractores de la libertad de expresión. No tan pocos son aquellos que se creen defensores, cuando la verdad es que no creen en las ideas que divulgan.

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Fuente.

Al hablar de libertad de expresión, lo primero que se nos viene a la cabeza, y lo único que concierne a el común de la población, son las prácticas totalitarias en contra de esta. En un país como Venezuela, mi país natal, son comunes las acciones de censura contra discursos opositores, aquellos que no convienen al gobierno de turno. Y si lo llevamos más al extremo, prácticas de opresión en contra de manifestaciones y protestas son el pan nuestro de cada día. Y eso está mal, es una clara destrucción de la libertad de expresión y no debería estar permitido. Todos estamos de acuerdo en este tema.

Pero si todos estamos de acuerdo, caso resuelto. No crea dilemas morales y, por tanto, no da lugar a discusión; es aburrido. Podría pasar párrafos y párrafos hablando del tema y estaría reproduciendo palabras vacías que han escuchado infinidad de veces y de las que no sacarán nada nuevo. Así que no me centraré en ese tipo de opresión estatal en mi publicación de hoy.

Lo bueno es que la libertad de expresión es un tema muy amplio, e infinidad de discusiones han derivado de este. La que me parece más interesante, especialmente en esta época de corrección política, es la de las "ofensas". Ya deben saber como funciona, alguien dice públicamente algo "ofensivo", como decirle "él" a alguien que se identifica con un "ella", y muchas personas se ofenden.

En sí mismo, el acto de ofenderse no está mal. Me puede parecer absurdo, me puede parecer que se ha llevado a un extremo tan ridículo que ya la palabra "ofensa" perdió su significado, y me puede parecer que es sólo un intento por llamar la atención. Pero que me lo parezca no lo hace un hecho; no es objetivamente verdadero. Aquellos a los que les gusta sentirse ofendidos por cualquier cosa tienen todo el derecho de hacerlo. Están ejerciendo su libertad de expresión al hacerlo.

Pero la libertad de expresión no es exclusiva para un grupo, y lo que está mal, objetivamente mal, es que estos grupos de "ofendidos" quieran cuartar los derechos de los "ofensores". Y este tipo de acciones son las que hacen de estos grupos, políticamente correctos y "pro derechos humanos", opresores que no comprenden realmente el concepto de libertad.


Todo este tema de la libertad de expresión me ha rondando la cabeza últimamente por el caso de censura contra Count Dankula. Para quien no lo conozca, él es un youtuber británico que un día se le ocurrió la (brillante) idea de hacer un video en el que convertía a su perro en un Nazi. La premisa del chiste era que su novia encontraba al perro —un pug— demasiado tierno, así que él lo convertiría en lo más horrible que se le ocurría: un Nazi. Si me preguntan, es una idea muy graciosa, y el sólo hecho de ver a un pug hacer un saludo Nazi me mata de la risa —afortunadamente aún pueden ver el video en Youtube. Pero no te tiene que parecer gracioso; estás en todo tu derecho de pensar que es una idea desagradable y terrible. Lo que no está bien es que este pobre hombre pasara dos años de su vida de juicio en juicio y casi fuera a la cárcel por un chiste. Eso, lo veas como lo veas, va contra la libertad de expresión. Al final sólo le dieron las buenas tardes y una rica multa de £800.

Y han habido muchas quejas de que no recibió el castigo que se merecía, evidentemente de personas que no entienden lo que significa «libertad de expresión». Porque no se trata de defender las opiniones con las que estás de acuerdo; la libertad de expresión es sobre defender aquellas ideas que encuentras horriblemente ofensivas. Defenderlas de la censura y la opresión, porque no sabes cuándo tus ideas y opiniones serán las que vayan en contra de la opinión popular. Y en ese momento querrás que se defienda tu derecho de pensar algo diferente.

Ahora, Count Dankula es un señor del Reino Unido, lo cual puede sonar un poco lejano para nosotros. Pero no debemos creernos moralmente superiores. Ya me veo leyendo cosas como «Nosotros los venezolanos, luego de tantos años bajo censura y opresión, sí sabemos apreciar el concepto de libertad». No señor. Venezuela no es un país que esté especialmente preparado para la libertad. La sociedad venezolana también ha tenido sus momentos de estupidez colectivas, en que se cometen actos de opresión apoyados por un gran grupo de personas que creen estar haciendo lo "políticamente correcto".

¿Se acuerdan de Nacho Redondo? Si no, permítanme refrescarles la memoria. Él fue el comediante que hizo un chiste sobre las personas discapacitadas, y que dedicó la mitad de su rutina a reírse de Maickel Melamed. Y fue también, por un tiempo muy corto, la persona más odiada del país luego del presidente. La cosa escaló a un punto donde el mismo Diosdado Cabello llegó a "ofrecerle coñazos". Y todo por gente que se ofendió por su tipo de comedia. Personalmente encuentro su rutina jocosa cuanto menos, una cosa divertida con la que entretenerme un rato. ¿Soy una mala persona por reírme con su humor? Quizá, aunque Ricky Gervais, en su especial de Netflix «Humanity», dice «Algo que siempre le he querido enseñar a la gente es que se pueden reír de cosas malas sin ser malas personas». A mí me parece una forma muy sana de hablar de temas sensibles y superar los momentos difíciles. Es como ir a un velorio; por lo menos en todos los que yo he estado siempre hay gente riéndose, cuando en teoría no deberían.

Afortunadamente, el problema de Nacho Redondo no llegó a gran escala, y se llevó de forma más o menos sana, como se haría en un país libre: a un grupo no le gustó la rutina, y ese grupo de quejó de la rutina. No hubo mucho que lamentar y trajo a la mesa un debate interesante —y necesario— sobre la comedia y de qué temas nos podemos reír o no.

Pero también se me viene a la mente un acontecimiento mucho más lamentable: la salida del aire de Calma Pueblo. De nuevo, si no saben de qué estoy hablando, aquí hay un bonito link en el que pueden hacer clic para entender. Fue a causa de un chiste "delicado" que el gobierno sacó a Calma Pueblo del aire. Y esto podría pasar desapercibido como sólo uno más de tantos casos de opresión y censura, pero lo que me parece especialmente triste es que tantísima gente lo apoyara. Creyéndose defensores de la libertad, muchas personas estuvieron de acuerdo con esta medida que va en contra de la libertad de expresión. Y aquí no es cosa de discutir si su chiste fue correcto o si de verdad se le fue la lengua; acá estamos hablando de un gobierno que censuró un medio de comunicación y aplastó la libertad de expresión de individuos, y mucha gente apoyó la medida.

Se pueden camuflar acciones de opresión, haciéndose pasar por "políticamente correctas", dejando a muchas personas sin trabajo de la noche a la mañana y desapareciendo lo poquito que nos queda de medios de comunicación no controlados por el Estado. Y lo peor, que si no comprendemos lo que realmente significa «libertad de expresión», podríamos incluso estar de acuerdo con la censura más descarada. Así que si de repente estás de acuerdo con un gobierno opresor en cuanto a lo "moralmente correcto" de algo, quizá quieras reflexionar un poco sobre tus ideales.


Lo bueno es que aún hay quien entiende tan importante concepto, y comprende que es algo que no podemos permitir que se diluya sin oponer resistencia. Count Dankula decidió apelar la decisión del juicio que lo encontró culpable por "discurso de odio", y se opone a pagar £800 por algo que ni siquiera es un delito en primer lugar; ese no debería ser el precio de la libertad. Para asegurarse que lograría salir victorioso en la apelación, puso en marcha un GoFundMe en el que pedía £100.000 para poder pagar a los abogados. Logró recaudarlos en menos de un día. Así que parece que en nuestra sociedad aún hay un rayo de esperanza que brilla a través de esta generación repleta de fascistas de lo políticamente correcto.

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La verdad es que con el asunto de la doble moral que ha desencadenado esta situación, la libertad de expresión indiscutiblemente está comprometida en todos los niveles, es decir, hasta en el más simple donde sólo compartimos nuestras ideas con los seres más cercanos de nuestro entorno.

Mira, el ejemplo de Calma Pueblo es fácilmente comparable con esa misma doble moral de los que aclamaban que "ojalá haya de todo en los anaqueles caro, pero que haya" y ahora en medio de la asfixia de no tener poder adquisitivo para nada, insisten en que "acaso no hay nadie que vaya y regule esos precios, esos comerciantes son unos ladrones" totalmente recriminable esa conducta, pero la libertad de expresión está tan torcida como la realidad en donde se está dando. Así mismito, los que se quejaban de las medidas drásticas contra la libertad en los medios, los que aún lloran por RCTV y los que ya no ven el notciero porque saben que no encontrarán nada, se solidarizaron con la decisión de sacar del aire un programa de radio por un chiste de mal gusto.

Mal gusto porque de yo ser la madre de ese niño, le parto la cara a esa mujer, no porque le dijera gay, sino por tratar de hacer de un niño un motivo de burla en plena transmisión de radio, pero hasta ahí, con el escarnio público y esa mancha en su reputación era la medida justa de karma para pagar, pero los que vemos mas allá, sabemos que por la procedencia de esos locutores, sólo necesitaban una mínima excusa y que incluyera el apoyo de unos interlocutores "desmoralizados" para que pasara desapercibido y no como otra acción deplorable más del montón que llevan.

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Muy buen texto, Wilmar. La libertad de expresión ha de defenderse siempre, es un deber de todas las personas que deseen alzar su voz, un derecho universal. Pero la libertad tiene un precio, y es eso lo que la sociedad debe comprender. Si deseas un mundo de respeto por las opiniones, es a todas las opiniones.

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