Debemos observarnos como familia, tenemos una dieta ante que todo según nuestra clase social y la composición del hogar, entre muchos otros factores como lo son las conductas repetitivas o lo que llamamos conductas aprendidas.

La influencia de la alimentación de los padres en la de los propios hijos, es desarrollada según lo que los padres creen o lo que es lo mismo como lo hicieron con ellos sus padres, abuelos y así todo el linaje de su familia. Estos “modelos” están basados en la disponibilidad de alimentos en el hogar, las tradiciones familiares, la educación y la interacción con los niños durante la comida.

La exposición repetida de estos modelos familiares genera un estímulo condicionado que asocia determinados alimentos, actuando con influencia en su comportamiento alimentario.

Los hijos aprenden de lo que ven en casa; los padres se convierten en los principales modelos a seguir y deben comer bien para que los niños los imiten. Vivimos nuestro día a día, convencidos de que el comer a deshoras, carbohidratos y dulces no nos afecta, porque eso fue lo aprendido.

Fuente de imagen: https://tuconsejeroendiabetes.wordpress.com/2014/05/22/diabetes-infantil-todo-un-reto/

Pero que sucede con nuestros hijos tenemos niños obesos, y hasta que no seamos los encargados de romper ese patrón de conducta aprendido, donde las familias comen altas cantidades d harinas, azucares y carbohidratos sin tener ningún tipo de control sobre eso los niños, seguirán aprendiendo eso.

Pequeños cambios, son definitivos para estar sanos y mejorar nuestra calidad de vida. Tú tienes el poder de cambiar este patrón, al incluir vegetales en su dieta, salir a realizar actividades recreativas, alimentar con consejos y palabras de amor su autoestima.

Tenemos la salud de nuestros hijos en nuestras manos, ellos comerán lo que comemos y harán lo que nosotros hacemos

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