Si te consideras tímido, has de saber que perteneces a un sector de la humanidad más amplio de lo que parece, y al que también pertenecen personas que probablemente ni sospechas.

Algunos niños se ponen nerviosos ante lo desconocido. Y es que estar ante un grupo nuevo, hablar en público o hacer nuevos amigos, no es una tarea fácil.

La timidez suele aparecer durante la infancia, entre los cinco y siete años, aunque sólo representa el miedo a sí mismo que siente el niño; posteriormente se hace más consciente y sistemática, pues se presenta en todas las situaciones de la vida cotidiana.

No se tiene claro si la timidez forma parte de la personalidad del individuo de manera innata o si, por el contrario, se pueden establecer causas de tipo ambiental. Las siguientes situaciones hacen que, en cierto grado, una persona se convierta tímida.

El ser comparados con otros, ya sea hermanos o amigos, aunque esta comparación no siempre se haga por avergonzar o hacer que el niño o la niña en cuestión se sienta mal, sino de forma inconsciente, incluso con la intención de ayudar a que mejore.

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La sobreprotección, que se manifiesta al hacer que los menores no afronten situaciones que ellos mismos podrían resolver.

El ser incapaz de adaptarse e integrarse a los grupos que se forman.

Para combatir la timidez debemos, ante todo, demostrar a los niños y niñas que manifiesten las cosas positivas que realizan.

Es importante que los felicitemos por sus buenas acciones, al principio, en privado, pero, a medida que vayan adquiriendo confianza en sí mismos, ante las demás personas.

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Le podemos sugerir también que hablen con personas de confianza como sus padres, hermanos, amigos, maestros, etc. Estos les pueden dar buenos consejos o explicarles sus experiencias.

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Por último, debemos hacerles ver que es indispensable que confíen en ellos mismos y en los demás. Que no deben olvidar que valen mucho y que es una pena que los demás se lo pierdan.

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