Hablemos de # 6/El libro es un mundo

Imagina que tienes un libro entre tus manos, es uno entre muchos de los que puedes haber escogido en ese espacio donde reposan. Algo llevó tu atención hacia él: la portada, el título, la tipografía, la editorial, el autor, cualquier elemento te llevó a ese libro en particular. Con avidez lo volteas, buscando ese detalle que confirme que ese es el indicado, lees las 10 líneas de la contraportada y allí, en esas breves palabras, encuentras la clave que te atrapa, la que con certeza te muestra para donde quieres ir, sabes que en esas páginas hay un mundo por descubrir.

El libro, un mundo. Es eso. Es saber que dentro de cada obra, independientemente del género, tema, presentación, intuimos que entre sus páginas, en agitación perenne, se atesoran conocimientos, interrogantes, respuestas, emociones, sentimientos, pasados, presentes y futuros, fantasías y realidades…Un mundo de sabidurías.

La imaginación no tiene límites y la literatura ha llevado al hombre de la mano para explorar ese universo interior y exterior que le rodea.

Una novela, un cuento, un poema abre en cada lector el abanico de sus emociones. Una pasión que enloquece y que te resulta inconcebible, una injusticia en la que te revelas a ti mismo como juez; una historia triste que conmueve o un amor real con sus altos y bajos que terminas diciéndote: ─ Todo el mundo converge en las mismas emociones, somos iguales, somos humanos. Nos podemos identificar en los mismos sentimientos.

Pero no todo es amor, también encontramos el terror en las páginas de un libro. Allí los grandes escritores son capaces de llevarnos donde quieren, conocen los caminos para llegar a tu mente, a tu ser y con destreza van despertando los miedos que te habitan, quien sabe desde hace cuánto tiempo.

Puede ocurrir también que algunos géneros de lecturas te llenen de expectativas, ansiedades; te introduzcan en un mundo de aventuras donde los sobresaltos aceleran el corazón.

Las fantasías, son la expansión del universo literario, que tanto niños como adultos disfrutan por igual. Un lugar donde los seres más extraños cobran vida y remueven la imaginación, donde es posible lo imposible y que nos permite reconocer la brillantez y creatividad humana.

Qué decir de la ciencia ficción, que nos ha mostrado mundos que, sin conocerlos los añoramos por presentarlos como más organizados que el actual, como un logro al que llegar. O por el contrario, nos presenta con crudeza el horror de lo apocalíptico, que es capaz de deprimir a cualquiera, dejando al final el sabor amargo de la pregunta ─ ¿Qué le estamos haciendo a nuestro planeta?

Y por este camino de “lo no posible” surge la exploración de los universos paralelos que te sacude y entras en el juego del escrito. De pronto escuchas tus pensamientos interrogándote: ¿Donde estará mi otro yo?, ¿Qué hará?, ¿Su vida se parece a la mía o será cualitativamente distinta? ¡Ah los escritores! ¡Cómo juegan con nuestros pensamientos!

Dentro de cada libro hay un espacio físico que visitar, a veces el escritor amable nos muestra con detalles un país, una ciudad, un pueblo y viajas cabalgando sobre letras. Hay viajes tan amenos y divertidos que los disfrutas enormemente. Hace unos años leí un libro sobre Nueva York, era como ir caminando por la calles de esta ciudad de la mano la escritora. Visitamos cafés, librerías, parque y otros lugares.

El viaje al pasado es fascinante, sobre todo en la novela histórica. Siempre estará lleno de sabiduría, es probable que los personajes no sean reales, que los hechos no hayan sucedido como los narra el escritor, pero…a fin de cuentas, ni lo que pasa hoy en día en el mundo, con todo el poder de los medios de información, puede ser contado como una realidad que incluya todos los aspectos de la “verdad”.

Sin embargo, esta expresión literaria siempre parte de un hecho o personaje real y cada novela histórica deja ese grato sabor de poder conocer la vivencia de muchos y la cultura de los pueblos, en un momento determinado de la historia.

Hacer la “Ruta de la Seda”, conocer la historia colonial del Brasil a través del “Imperio Soy Yo”, o darte una vuelta por los procesos históricos socialistas-comunistas leyendo a Padura, a Jorge Partidas o Milán Kundera, o la mirada al pasado reciente que hace Volpi, definitivamente, ayudan a comprender el mundo actual.

No puedo dejar por fuera en este recorrido la literatura infantil. Suena trillado pero uno de los regalos más valiosos que le podemos dar a un niño es la pasión por la lectura.

Es regalar una manera distinta de ver el mundo, es tener la posibilidad del disfrute en la intimidad del yo con el autor, es reconocer y valorar que más allá del entorno existe un mundo distinto.

Lo cierto es que cada libro es un mundo y en cada uno hay algo por develar. Disfrutemos la lectura.

Fuente de imágenes: Título, 2, 3

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