“No vale yo no creo” decía por allá hace muchos años el gran Orlando Urdaneta un pensador cuerdo, así lo he decidido llamar. Los hechos actuales que ya todos conocemos y que por motivos contrarios a la monotonía no especificare tan a fondo son los que me han llevado a redactar estas cortas palabras para así tratar de relatar el dolor que ha dejado a su paso una ambiciosa y caprichosa idea, el “sutil comunismo del boina roja”.

Es fácil dormirse en un Bus, un taxi, en el banco, inclusive de pie en subterráneo gracias a esa idea que con eterismo no has ido consumiendo, niños, jóvenes y mayores todos desde una perspectiva y/o noción distinta, los niños desde su inocente ingenuidad pensando que todo es normal, que la vida es así, esa vida que les tocó vivir no siendo su culpa, los jóvenes con ideas de superación frustradas y los mayores resignados a esperar la silenciosa eterna mientras esa idea continua en plusvalía devorando todos esos sueños, esas ideas de superación que naturalmente tiene el ser humano. Los niños solo viviendo sueños inalcanzables para muchos, tan simples como degustar un heladito en casa viendo dibujos animados por las tardes, los jóvenes con su deseo de viajar por el mundo o quizás solo usar su regalo de oro para su tierra disfrutar y los mayores “ja, quizás simplemente resignados por el simple hecho de que gracias a muchos de ellos vivimos esta pseudo democracia ” generaciones que venden generaciones por una migaja de pan, quienes dominan hoy en día tienen el poder en sus manos de destruir o crear, ellos han decidido destruir, destruir sueños, futuros, presentes, cualquier momento de la línea del tiempo y del espacio está en peligro de ser devastado por esa idea tan perversa.