Buenos días, mis estimados amigos. Como veo que el tema ha generado cierta polémica y hay opiniones encontradas, intentaré dar mi punto de vista de una manera general. Soy un enamorado del Arte en general y del románico y el gótico en particular, de los que cada día estoy más convencido de que eran algo más que templos y piedras dispuestas de una manera más o menos aceptables. Eran una auténtica psicología aplicada a las masas. Más, quizás, en el románico que en el gótico, los elementos ornamentales, bajo mi punto de vista, formaban, comparativamente hablando, 'una melodía encadenada'; es decir, en su conjunto y en su situación, contenían un mensaje que todavía en la época, la gente 'entendía', más allá de los típicos postulados de alusiones a las virtudes y los pecados o la eterna lucha entre el bien y el mal. Si ya de por sí, estudiar esto conlleva tener que navegar en esas aguas profundas donde se esconde esa llave que hemos perdido (me refiero al símbolo) imaginar qué frustración ver, además, cómo se desvirtúa todavía más con manipulaciones que no vienen a cuento. Sí, es artístico y está muy bien diseñado (Lauram), incluso al detalle y haciendo de los zarcillos originales el tubo del oxígeno o la cuerda de seguridad del astronauta, pero creo que todo tiene o debería tener su espacio sin necesidad de invadir otros espacios que llevan ahí, enseñando su mensaje original, desde hace casi un milenio. Sinceramente, Guille, no me he preocupado de documentarme sobre el por qué; tan sólo me preocupa el cómo y entiendo tu punto de vista. Pero imagina que una partitura de mozart se la das a los Iron Maiden: ya no es Mozart, sino un engendro lo que podría salir de ahí; o lo que es lo mismo, la música no sonaría como esa maravillosa música de las esferas que es la voz del universo, sino más bien, como música de las esferas del infierno. Por otra parte, Iaberius, me parece interesante lo que comentas sobre esa supuesta tradición entre los restauradores. No había oído nada al respecto y he tenido tratos con ellos. Lo que sí te puedo decir, es la dificultad para acometer cualquier tipo de acción, obra, restauración, etc en un edificio o una obra declarada como monumento histórico-artístico, de manera que supongo que caso de existir esa tradición, deberán tener mucho cuidado con lo que hacen. Pero el astronauta, no es el único caso, sino que al menos hay otro, que mostraré más adelante, en el mismo lugar y en la misma portada. Cuando lo cuelgue, veremos a ver qué opináis. De cualquier forma, me ha parecido muy interesante y os agradezco mucho a todos el haber dado vuestra opinión. Muchas gracias, de verdad, y un fuerte abrazo.