A propósito de “Hacia un teatro pobre”, de Jerzy Grotowski. (acercamiento a la teoría teatral)

En este libro se nos presentan una serie de cuestiones que a priori parecen bastante sencillas de resolver y que toda persona de teatro debería tener presente o plantearse en algún momento de su formación teatral. Éstas son en relación con el concepto de teatro, lo que realmente es esencial en él y, en consecuencia, el trabajo del actor y las relaciones que deben existir en derredor de él.

Hablemos entonces del método de Grotowski. ¿Qué es el teatro? ¿Por qué es único? ¿Qué puede hacer que la televisión y el cine no pueden? El autor plantea una serie de respuestas a esto, que ciertamente no están muy alejadas de lo que yo creo que todo actor o director debe resolver a la hora de afrontar un trabajo teatral.

Según Grotowski el teatro es básicamente un arte irreemplazable y único. Con influencia de Artaud (rechazó el teatro que se contentaba con ilustrar los textos dramáticos; buscaba un teatro que fuese un arte creativo en sí mismo, que no duplicara simplemente lo que la literatura estaba haciendo), el método de Grotowski es en cierto modo la evolución del de Stanislavsky pero, de alguna manera, perfeccionado o adaptado a un tiempo más contemporáneo y abierto a un uso más amplio en cuanto a estilos teatrales se refiere. Además, podemos encontrar en el libro la documentación de una serie de ejercicios que podríamos utilizar en un momento dado para poner en práctica su método.

Pienso que todos o la mayoría de los métodos sobre los que podemos leer poseen alguna premisa aprovechable. Luego, somos nosotros mismos quienes, con la práctica y la propia experiencia vamos enriqueciendo nuestras posibilidades actorales y nuestra forma de trabajar. Hay entonces varios aspectos que me gustaría comentar de este método:

  · Uno de ellos es la relación con el espectador. El autor sitúa esto en la cota más alta del arte teatral, pues es el propio espectador el que realmente da sentido a este arte. Pienso que la cercanía y la inmediatez que supone el teatro son verdaderamente gratificantes para un actor o actriz de cualquier clase.

   · La importancia del director en el proceso creador es otro de los aspectos a los que me refiero. Sería perfecto que tanto director como actor llegaran a acoplarse siempre, en cualquier momento, en cualquier lugar. Un ambiente de trabajo adecuado, la completa disponibilidad ayudante y permanente en un trabajo conjunto…

   ·  También me parece interesante una manera de trabajo que propone en la que el progreso en el proceso viene marcado por la superación de dificultades.

Para terminar, me gustaría expresar una contraposición. Si tomamos lo que Grotowski explica como “el acto total”, yo diría que más que algo espiritual, santero o mágico (lo cual puede que nos transporte a campos de lo incontrolable), actuar debe estar basado más bien en el continuo trabajo, el continuo afán de superación y, de alguna manera inevitable, el talento. Además de orientar el entrenamiento a una finalidad que siempre debemos tener clara. Y es que a veces es extraña la falta de actitud hacia el trabajo que se puede encontrar por ahí… ¿verdad?